ANTHONY HOPKINS,EL HOMBRE DE LAS MIL CARAS
Hitchcock forever
Tengo una especial debilidad por los actores que se forjan en el teatro. Dicen que, encima de las tablas de un escenario, es donde se ve realmente el talento. Ninguna función es igual a otra. El directo hace posible que, cada interpretación, sea diferente. Cada día son más los actores que se lanzan a esa aventura que tanta adrenalina les activa, pero siento especial predilección por aquellos que lo han hecho cuando era algo exclusivo, elitista y de valientes..
Le he entrevistado varias veces y debo reconocer que es adictivo por su impactante presencia y, sobre todo, por la fuerza de esos ojos azules tan Hannibal Lecter. Es curioso comprobar, en la distancia corta, lo cálidos que pueden llegar a ser y lo inquietantes que fueron en ese personaje que lo acercó al gran público.
La primera vez que le entrevisté fue en Los Angeles. Eran las entrevistas promocionales de LA MÁSCARA DEL ZORRO, lo que en el argot cinematográfico se llama “junket”. Junto con Antonio Banderas y una desconocida (en aquel momento) Catherine Zeta Jones, Hopkins “despachaba con paciencia” las preguntas de los decenas de periodistas de todo el mundo que allí estábamos citados. Recuerdo que yo fui de las últimas en entrevistarle y me avisaron que no estaba de muy buen humor, que era cortante y muy distante.
Entré con cierta cautela en la suite y me encontré con un hombre amable, educado, correcto, sonriente y muy cómplice en la conversación. Nada que ver con las referencias que me habían dado minutos antes. Me quedó grabada su mirada, limpia y directa, y una exquisita modulación en el habla, lo que hizo mucho más fácil el entendimiento. Su experiencia teatral era obvia.
Nos encontramos más veces, por fortuna para mí, en Londres, Roma, Madrid y Sitges, donde acabamos hablando de moda!!. Recuerdo que yo llevaba una chaqueta blanca, ribeteada en negro. Durante la entrevista, él no dejaba de mirarla de arriba abajo y yo no alcanzaba a entender por qué. Al terminar me dijo: “Me gusta tu americana. ¿Es Chanel, verdad?”. Sorprendida le respondí que sí y le pregunté si le gustaba la moda. “Estoy en una etapa de mi vida en la que estoy descubriendo los pequeños placeres cotidianos. Uno de ellos es el de la estética, algo por lo que nunca me había preocupado”.
Iniciado ese momento de confidencias, me reconoció que en su pasado había tenido unas “malas costumbres” que le habían alejado del disfrute de las cosas más básicas de la vida. Su debilidad por la bebida, propiciada por muchas horas de soledad en los hoteles tras los rodajes, le sumió en un estado de absoluta abstracción del mundo real. “Desenganchado” por completo de esa adicción, Hopkins descubrió el placer de los zumos de frutas y el agua mineral, lo único que llena –desde hace años- los “mini bar” de sus habitaciones.
Ahora estrena HITCHCOCK (Hispano Foxfilm), donde encarna con maestría y una caracterización espectacular al mago del cine de suspense. Vi la película en NY y, tal vez por ello, recomendaría disfrutarla en versión original para valorar en su justa medida una magnífica interpretación que roza la perfección al escucharle hablar como lo hacía su personaje en la vida real. Sorprendentemente, Hopkins no figura en las quinielas de los mejores premios de este año. Es Helen Mirren quien podría llevarse el Oscar como “mejor actriz” por su interpretación de Alma, la influyente esposa del director de PSICOSIS.
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