Ya hay paz para Coronado
Después de un año recibiendo una “cascada de premios” por NO HABRÁ PAZ PARA LOS MALVADOS, Jose Coronado pone la guinda al pastel del éxito con un merecido homenaje, “ a toda una vida de talento”, en el festival de cine español de Málaga. Con la humildad del que empieza, el actor recibió emocionado un galardón que “cuando me llamaron para decirme que me lo daban pensé ¡qué mayor soy ya!"
Dió esas gracias (“no hay forma de pagaros lo que haceis por el cine español”), vivió con emoción el momento (agradeciendo el premio a su pareja y compañeros de profesión) y le salieron unas cuantas palabras más (“está en peligro la fábrica de los sueños, ayudad al cine”), ante un auditorio puesto en pie y entregado a un actor al que el reconocimiento le ha llegado en la madurez. “Igual que me ocurrió con el éxito. Yo tenía ya 30 años cuando empecé a ser actor de verdad. Había vivido ya mucho y eso me sirvió como experiencia para centrarme en lo realmente importante”.
Siempre me ha gustado de él la sinceridad y natural crítica con la que acepta las virtudes y, sobre todo, sus defectos como actor. “Y es que, al principio, yo era muy mal actor. Esa es la verdad. Con los años he ido aprendiendo, puliendo mis carencias y he conseguido ser un intérprete solvente, que está viviendo un momento tan gratificante que, algunas veces, me tengo que pellizcar para darme cuenta que no estoy soñando”.
Hace tiempo que renunció a una etiqueta de galán que le impusieron y que él nunca potenció “porque jamás le di importancia. Aprendí a vivir con ese título, pero seguí dedicándome a lo mío que siempre ha sido crecer como actor y seguir preparándome para ello”. Ahora Coronado disfruta de una madurez plena y sin sobresaltos. Con fama de seductor impenitente y mirada pícaramente canalla, su prioridad hoy es ser feliz, trabajar en proyectos que le mejoren como actor y pasar las horas, sin miedo al reloj, en compañía de sus hijos. Ni un proyecto con el mismísimo Spielberg cambiaría en estos momentos su escala de valores.
Al margen del “Premio Málaga”, la presencia del actor en el festival también está justificada por la presentación de uno de sus últimos trabajos EL HIJO DE CAÍN. Varios proyectos esperan encima de su mesa “porque, por suerte, el teléfono no deja de sonar” y disfruta, como padre orgulloso, del incipiente –aunque seguro- éxito de su hijo Nicolás (que también presenta película en el certamen malagueño). “Más que padre e hijo, somos muy amigos. Vivimos juntos desde hace muchos años. Nos lo contamos todo. Ponemos encima de la mesa los errores que cometemos y lo hacemos sin ningún tipo de miedo al efecto que pueda generar en el otro. Somos muy cómplices”. Todo lo contrario de lo que le ocurre con su hijo en la ficción de su última película, pero eso ya lo hablamos otro día..
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