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miércoles, 24 de julio de 2013

CHRISTIAN GREY:: La erótica señora Robinson (1996celta)

Sentados en las escaleras de una vivienda, un grupo de chicos adolescentes fumaban y bebían.  Reían sin parar en una conversación en la que sus palabras se entrecortaban, sin duda incontroladas por el alcohol ingerido.  Comentaban la pelea que acaban de tener, y en la que uno de ellos destacaba sobre los demás .  Sin duda era el líder

- ¡ Eh Christian, vaya derechazo le diste a Philip ! Ja, ja, ja, me revuelco por el suelo todavía cuando me acuerdo
- Así aprenderá el muy perro a no meterse conmigo. Ahora me tengo que ir.  Mi madre me va a matar cuando se entere de que la he liado parda en el Instituto. Adiós muchachos



- Christian, estoy muy enfadada contigo. No paras de peleas, y mira en qué estado vienes- repetía Grace una y otra vez sin saber muy bien cómo actuar con su hijo de quince años-.  Deberás buscarte un trabajo.  Debes hacer algo útil...  No puedes seguir así, dándonos disgustos un día sí y otro también...

Con unos vaqueros y una camiseta gastada, Christian Grey deambulaba por el barrio residencial en donde vivía con sus padres Carrick y Grace,  y sus hermanos Elliot y Mia, la pequeña.. .  Los tres son adoptados, y los tres son adorados por sus padres.    Parado ante la puerta del chalet de los Lincoln observaba como unos obreros retiraban los escombros de la obra que acababan de realizar en la vivienda.  Elena era amiga de su madre, por lo que se atrevió a avanzar hasta la puerta,  para solicitar algún trabajo que le produjera algún beneficio, y de este modo no defraudar a su madre, a la que amaba,  y a la que tenía preocupada por su comportamiento.

¿ Por qué era tan pendenciero, por qué continuamente buscaba pelea, por qué bebía?...  No sabía explicarlo.  Sólo en un remoto lugar de su memoria, unas imágenes borrosas le daban la clave mediante pesadillas que de vez en cuando, alteraban su sueño.  No entendía el por qué se repetía, siempre la misma desde que era pequeño.

-  Sra Lincoln, Elena ¿ Está por ahí?
- Aquí estoy Christian ¿ qué se te ofrece?

Ante los asombrados ojos de Christian, una bella, rubia, y erótica señora Lincoln apareció de improviso, mientras secaba sus manos con un alegre paño de cocina.



- ¡ Chico, qué mayor estás ya ! ¿ Cuántos años tienes ?
- Quince, señora
- ¡ Vaya , ya eres todo un hombrecito ! Tú madre ¿ está bien ?  Hace mucho que no la veo.  La llamaré cualquier día de estos para tomar café y charlar de nuestras cosas. Y ahora dime ¿ qué  deseas?
- Venía a ofrecerme por si quiere que arregle su jardín.  Necesito trabajar en algo...
- Bueno, pues ...  el jardín está recién arreglado- decía mientras miraba a su alrededor buscando algo- Quizá... podrías ayudar a esos obreros.  Se eternizarán sacando escombros. .. ¿ Te atreves con ello?
- Naturalmente que me atrevo.  Soy fuerte
- Pues muy bien.  Cuando quieras puedes empezar

Los servicios continuaron después de que todo quedó limpio de escombros.  Cortaba el césped, limpiaba la piscina, ó simplemente acudía con Elena al supermercado. 

Fué un verano especialmente caluroso.  Christian se despojaba de la camisa para soportar la alta temperatura del jardín mientras pasaba la máquina al césped.  Desde la ventana de la cocina, la señora Lincoln observaba el cuerpo joven y atlético de Christian con una sonrisa que dejaba a las claras la admiración que sentía por aquel muchacho, al que conocía desde que sus padres le llevaron a casa,  tras su adopción.



Una jarra de zumo de limón,  y un vaso,  en una bandeja, depositó, Elena,  en la mesa de jardín para que Christian saciara su sed,  de vez en cuando.  Llevaba un vestido ajustado con gran escote, y las hormonas del adolescente se disparaban con frecuencia.

Una mañana, Elena se le insinuó de tal manera que el chico no pudo evitar abalanzarse sobre ella, besándola y recorriendo su cuerpo con manos ansiosas.  Ella lejos de rechazarle, le condujo hasta su habitación...  hasta su cama ...,  y allí Christian perdió su virginidad.

- Tienes que ser más responsable Christian.,  No puedes estar peleando constantemente con otros chicos.  Debes acudir a clase.  Tienes que estudiar.  Debes crearte un porvenir. Acudir a la universidad, como Elliot, tu hermano....- le reñía Elena.

  Todos esos consejos se los daba después de que hicieran el amor, de una forma brutal...,  dura....  El señor Lincoln estaba de viaje, y no era especialmente cariñoso con su mujer en la intimidad, por lo que ella justificaba su infidelidad con aquel chico guapo , de cabellos cobrizos y ojos de un gris acerado que miraba escrutadoramente analizando tus pensamientos.

- Pero, es que no sé parar.  Siento como ira y tengo que sacarla fuera como sea- replicaba Christian en su defensa
- Yo te enseñaré a canalizarla. Yo te enseñaré...  Seré tu Ama, harás cuanto te ordene y serás Sumiso a mis deseos.  Y cada vez que me desobedezcas, recibirás un castigo por ello...  Pero también una recompensa
- ¿ Qué castigo recibiré ? - preguntaba Christian mientras acariciaba la mejilla de ella-, y ¿ cuál será la recompensa ?
- Mira...- Elena se dirigió hasta un baúl que cerraba con llave que después escondía en un lugar que sólo ella conocía. Extrajo de su interior una especie de fusta y un látigo de piel con pequeñas bolitas de plástico en su extremo-.  Te azotaré hasta que te sometas a mí, ese será el castigo y la recompensa... me harás el amor hasta que yo te diga.

  Encontraba especial placer cuando Elena enarbolando un látigo o la fusta, descargaba golpes sobre su juvenil espalda, que quedaba marcada.

 
 
-Te presentaré algunas chicas, que te harán pasar un buen rato y posiblemente llegues a ser su Amo, como yo lo soy ahora de ti.  Llegarás a tener poder absoluto sobre ellas, que te obedecerán en todo lo que necesites para tu placer y bienestar.

Los ojos de Christian permanecían abiertos, tratando de asimilar todo lo que la señora Lincoln le explicaba detalladamente, mientras jugueteaba con los cabellos del muchacho.    Durante seis años mantuvieron oculta esa relación, hasta que un día, el señor Lincoln lo descubrió.

Toda la comunidad de vecinos  se extrañó cuando una noche sintieron voces alteradas y algunos golpes en casa de los Lincoln, y a la mañana siguiente pudieron ver a Elena con gafas de sol y una pequeña herida en la comisura de la boca.  Al señor Lincoln no le volvieron a ver.  Tiempo más tarde supieron que después de darla una paliza, se divorció de ella.  No era una pareja muy unida, por lo que tampoco les extrañó.  No trascendió el motivo,  ni de la paliza , ni del divorcio.

- Carrick, estoy encantada con Christian. Menudo cambio ha dado desde que está trabajando.  Ha mejorado sus notas y ya a penas se pelea.  Tengo que llamar a Elena para agradecerle le haya facilitado el trabajo.  Ha dado un cambio tremendo- decía Grace a su marido llena de orgullo por su hijo Christian, ignorantes de la relación existente entre él y Elena.

Pasó el tiempo.  Elena era una mujer espléndida y Christian se había convertido en un hombre guapo, brillante e inteligente.  Independizado totalmente de sus padres, había triunfado en los negocios, y en reconocimiento de los servicios prestados por Elena en su adolescencia, se asoció con ella, y juntos montaron una cadena de salones de belleza. 


Después del divorcio de ella, sus relaciones fueron simplemente de socios, pero siempre se consultaban los problemas personales que pudieran tener.  Elena se convirtió en la mejor amiga de Christian y él ...,    en su esporádico amante.

Jenny, Daisy, Susan, Mary...  Leila ....  Hasta quince jóvenes fueron Sumisas de Christian, después de que su relación con Elena finalizara,  pero a ninguna  conservó por mucho tiempo  











Reflexiones basadas en la narración del libro Cincuenta sombras de Grey,  del por qué Christian  se convirtió en Amo.

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