( Texto basado en la obra original Cincuenta sombras de Grey )
Resulta para mi extraño, ver a Christian moviéndose por el apartamento. Todo lo escudriña, en todo se fija. Mientras yo expectante espero dé su visto bueno a la casa que voy a compartir con Ethan y Kate, a su regreso de Barbados
- ¿ Es de tu gusto? le pregunto enfadada aún por la compra de SIP
- Si, es bonito- me responde- ¿ Y dices que se lo compraron sus padres?
- Si. Han sido muy generosos con ellos- le respondo
No deja de mirarme con esa mirada suya, penetrante, ardorosa en deseo. Noto que poco a poco mi enfado se diluye, y a cambio aparece una sonrisa insinuante de lo que quiero y deseo en ese momento. Baja su rostro hacia el mío y deposita un beso en mi oreja. Yo creo que va a seguir la ruta acostumbrada hasta llegar a los labios, pero no lo hace, se retira y sonriente me mira
- ¿ Quiere algo, señorita Steele?- me dice burlón
- Veo que tienes ganas de juego ¿ eh? Ya sabes lo que quiero
- Yo también lo quiero, pero no será ahora. Hacen falta dos cosas para ello. Una: que me supliques, que me guíes en lo que quieres y por dónde lo quieres. Otra: tenemos que comer. Está muy delgada señorita Steele.En todo este tiempo se ha alimentado muy mal, y no quiero que se vuelva a repetir.
- Tu ya sabes por qué ocurrió- le contesto
- Pero fuiste tu la que me dejaste
- Porque no pude soportarlo
- Porque se te olvidaron las palabras. ¿ Te das cuenta ? no puedo fiarme de ti. Por eso es que tienes que ser tú la que me dirija
No deseo seguir con la controversia que no nos lleva a ninguna parte. Caigo en la cuenta de que en el frigorífico no hay más que un paquete de leche y una botella con agua. Christian lo abre y con gesto de disgusto me dice
- ¿ Desde cuando no vas al supermercado? ¡ No tienes nada ! ¿ qué pensabas cenar esta noche? ¿ Te das cuenta ? No puedo confiar en ti. Nunca me escuchas, ni obedeces. Te he dicho en muchas ocasiones que tienes que comer, si no lo haces caerás enferma. Vamos- dice mientras me toma de la mano y me lleva hacia la puerta de salida
-¿ Dónde vamos ahora ?
- A comprar algo para cenar- me responde
- Christian no tengo hambre
- Me da igual, vas a cenar
-Está bien-le digo- pero que sea algo rapidito. No me apetece ponerme a cocinar. Tengo otras cosas en mente bastante más importantes y deliciosas que hacer
- Ah ¿si?, señorita Steele. ¿ Estamos pensando en lo mismo ?
- Creo que sí, le digo abrazándome a su brazo
- No, si antes no comemos algo-. dice tajante
Rodeo su cintura con un delantal y hago que introduzca su cabeza por el peto del mismo
- ¿ Qué haces, qué es esto?- me dice divertido
- Esto se llama delantal y es para evitar que ensucies tu pulida y maravillosa ropa. ¿Acaso no conoces esta prenda?
- Naturalmente que no. No he cocinado en mi vida y no sabía que existieran estas... cosas. ¿ Tú sabes cocinar?- me pregunta
- Algo sí. Tuve que aprender mientras vivía con mi padre, sino, se hubiera muerto de hambre
- No imaginé que una chica que estudiaba y trabajaba al mismo tiempo, pudiera aprender a cocinar. Cada vez me sorprende más, señorita Steele.
- Todo eso está muy bien, pero date prisa en picar la verdura, o tardaremos siglos en sentarnos a cenar
- ¿ Tiene prisa, señorita Steele?
- Pues bastante, señor Grey. Me lo está haciendo pasar muy mal.
Pongo en práctica mis armas de seducción, y mientras me muevo por la cocina preparando la cena, me rozo con Christian cada vez que paso por su lado. Unas veces rozo su muslo, otras el brazo y otras ligeramente su trasero
- Sé lo que está haciendo, señorita Steele. No le va a servir de nada. Tendrá que suplicarme. Le advierto que me gustan los desafíos, y me está desafiando, Anastasia
Me mira fijamente , al tiempo que me dice perfilando en su boca una sonrisa perversa
- Está bien. Mete en el frigorífico la comida y vamos Más tarde comeremos¿ Dónde está tu habitación ?
- Vale, vale... - replico impaciente. Habré de suplicarte ¿ no es eso lo que quieres?
- ¿ Vas a suplicarme?... No, Anastasia, nada de súplicas
Nos quedamos uno frente al otro, sin más contacto que nuestras miradas. No hacemos nada, no hablamos, pero en el ambiente se puede respirar la atmósfera candente que sentimos. Me toma de la cintura, me atrae hacia él y busca mi boca con decisión mientras aprisiona mi cuerpo al suyo
-¿ Qué quieres, Anastasia? me pregunta sin dejar de mirarme
- Ya lo sabes. Te quiero a ti
- Vas a tener que guiarme, Anastasia. No volveré hacer nada que no sea dictado por ti.
- Por favor, Christian hazme el amor
- ¿Lo quieres vainilla ?
- Si, lo quiero vainilla -. Me rio al recordar que en el congelador del frigorífico guardamos una tarrina de helado con ese sabor
-¿ De que se ríe, señorita Steele ?- me pregunta mientras me acaricia
- Del vainilla. Resulta que tenemos una tarrina de ese sabor en el frigorífico
- Excelente- dice satisfecho- Servirá
Yo no puedo ni imaginar lo que se le habrá ocurrido con mi indicación.
- Ven aquí, túmbate en la cama boca arriba y extiende tus brazos. Voy a atarte
- ¿ Me atas porque no quieres que te toque?
- Exacto, nena. No me fio de ti. Lo permitido es el pelo y las mejillas, nada más.
Toma el cinturón de mi albornoz y sujeta mis muñecas por encima de la cabeza a la cama.
- Deberás estarte muy quieta con las piernas, de lo contrario también te las ataré- Me dice sumamente divertido-. Yo sé algo que tu no sabes- dice riéndose
- Christian ¿ va a dolerme ?
- No nena, ya nada te va a doler, como no sea de puro placer
Sale de la habitación, y a poco viene con la tarrina de helado y una cuchara. Su cara está distendida como pocas veces la he visto. Una sonrisa lo abarca todo. Toma una cucharada de helado y a continuación me da otra a mi, pero apenas he abierto la boca, la retira, a lo que yo protesto y, él se ríe.
Empieza lentamente a distribuir porciones de helado por todas las partes sensibles de mi cuerpo. Yo me siento incapaz de resistir más y le suplico que finalice esa dulce tortura.
- ¿ Ya nena. Lo quieres ya?
- Si por favor-, y dulcemente me hace el amor vainilla. Intenso y amorosamente dulce. Después me abraza fuertemente como para aliviar los días de incertidumbre y dolor que vivimos al separarnos. Con su voz pegada a mi oído, me susurra mientras me besa quedamente
- No me dejes, Ana. No me dejes nunca
- No Christian. Nunca te dejaré.
Christian la abrazó fuertemente. No supo el tiempo que permaneció asi, abrazado al cuerpo de Anastasia, besando dulcemente su rostro, sus sienes, su pelo. Cuando se dio cuenta, ella estaba dormida con una sonrisa en su cara. Estaban, ambos pegajosos por el helado vainilla. Christian sonreía contemplando a Anastasia, y pensaba
- Nena, el vainilla no tiene nada de soso y aburrido. Tu lo haces seductor, interesante y extremadamente sensual. Me encanta verte a mi lado, durmiendo tranquila, sabiéndote protegida por mi,. Porque siempre te cuidaré y te mimaré. No te dejaré marchar, porque eres mía y yo cuido de lo que me pertenece. No lo olvides pequeña. Eres muy importante para mi. Los momentos más horribles los pasé cuando te fuiste. Nunca había sentido algo parecido, tanta desolación, tanto abandono, tanta soledad. No tengas miedo de que te abandone, pequeña. Nunca voy a dejarte. No sabes lo que representas para mi, nunca me cansaré de ti. Nunca me canso de mirarte.
Doy un respingo en la cama. Como si me cayera por dar un tropezón, y me despierto sobresaltada. Christian está a mi lado y a mi brusco movimiento también se despierta. Estoy totalmente aprisionada por sus brazos que rodean mi cuerpo, y tengo una de sus piernas debajo de las mías y la otra encima, como si fuera un bocadillo.
- ¿ Qué ocurre, nena. Qué te pasa, estás soñando ?
- Si... debía ser una pesadilla, pero el caso es que era tan real... Y la chica estaba ahí
- ¿ Qué chica, de quién hablas?
- Esta tarde cuando salía de la oficina, me asaltó la presencia de una chica parecida a mi, algo desaliña y muy descuidada en su aspecto. Me miró de una forma extraña, y me llamó por mi nombre. Sin embargo yo nunca la he visto. Lo que más me impactó fueron las palabras que me dijo ¿ qué tienes tú que yo no tenga?. Y desapareció de mi vista antes de que pudiera reaccionar
- ¡ Oh, señor !- dijo Christian
- ¿ Qué pasa ? ¿ la conoces?- le digo alarmada, comprobando que mi primera idea al verla era que tenía algo que ver con él
- Si, creo que se trata de Leila
- Pero ¿ quién es, y qué tienes tú que ver con ella ?- le digo impaciente
- Necesita ayuda, y es urgente. Se ha fugado de donde estaba internada y anda vagando por ahí
- Pero¿ quién es? No me has contestado
- Anastasia, es una sumisa con la que traté hace más de tres años.
- Ahora comprendo porqué me dijo esas palabras. Tuviste relaciones con ella ¿ no es cierto ?
- Fue hace mucho tiempo. Se casó y abandonó a su marido
- Pero ¿ y las relaciones contigo, estaba casada ? Oh, Christian, por amor de Dios. No se te pone nada por delante
- No nena. Cuando ella se casó ya no había nada entre nosotros
- ¿ Y cómo sabes lo que ha sido ella?
- Porque mientras estaba contigo en Georgia, se presentó en casa y montó un escándalo a la señora Jones. Intentó suicidarse. Aunque el psiquiatra dijo que fue por llamar la atención
- Por llamar la atención¿ de quién, de ti ? Recuerdo que una de las veces que levantó el brazo, vi que llevaba una especie de vendaje, bastante sucio, por cierto... Dime, ella es el "problema "
-. Si... ella es el "problema"
- ¿ Por qué no me dijiste nada ?
- Porque no quiero involucrarte en ello
- ¡Pero es que ya lo estoy! ¿ No lo comprendes ? vino hacia mi directamente. Me conoce, sabe donde trabajo y sabe lo nuestro... Tienes que contarme toda la verdad, tengo derecho a ello.
- Te lo contaré todo, pero ahora déjame que trate de localizarla. Repito, necesita ayuda, necesita medicarse y no lo está haciendo. Quizá te conozca por la foto del Seattle Times
- Te importa mucho ¿ verdad ?
- Tú eres la que me importas. Tú eres quién me preocupa. En ese estado no sé de lo que sería capaz. Como te he dicho abandonó a su marido y a su familia y se fue con otro chico del que se enamoró
- Para no interesarte, lo sabes todo sobre ella
- Anastasia. Te lo explicaré , pero ahora necesito hacer una llamada y volver a mi estudio,. Es muy urgente localizarla
¿ Qué misterio encierra la suerte de esa chica, por qué tanta prisa en saber dónde está?
¿ Se ha fugado de un psiquiátrico? ¿ Qué relación mantenía con Christian, era íntima ?
- ¡ Oh Dios ! este hombre me volverá loca. Necesito que me diga toda la verdad, y lo necesito ahora.
Christian sale del baño . Las primeras luces del día ya apuntan e iluminan la silueta de Seattle. Se va al salón y escucho que está hablando con alguien por el móvil. Al cabo de un rato vuelve a la habitación.
- Olvídate de ella´- me dice resuelto- ¿ Por qué no me lo dijiste ayer?
- Me olvidé, además no sabía nada. Pensé que era. no sé... alguien que me había confundido. Aunque claro me llamó por mi nombre. Con tantas historias, tú, lo tuyo con Jack... me olvidé, sencillamente.
Nuevamente vuelve a acariciarme, nuevamente me busca, y nuevamente me encuentra...,.
Le contemplo a mi lado, relajado, tranquilo después de la tensión sufrida con la aparición de Leila, y sonrío viendo su hermosa cara y contemplando su bien torneado torso al que no puedo acceder. Sin poder evitarlo deslizo mi mano hasta su ombligo y muy ténuamente recorro con la punta de mis demos, muy suave, apenas perceptible, su pecho totalmente prohibido. Él sigue durmiendo, y yo vuelvo de nuevo a repetir mi sensual recorrido
- ¿ Qué hace señorita Steele ? No..., no lo hagas
- ¿ Por qué no puedo acariciarte? tu lo haces conmigo
- He de irme , nena. Vendrá Taylor a recogerme dentro de un rato
- Pero es que ese hombre ¿ no duerme nunca?
- Si Anastasia, pero todos estamos de guardia con este asunto. Hay que solucionarlo y todos viviremos más tranquilos
-¿Acaso es peligrosa?
- No para los demás, pero sí para ella. Necesita la medicación.
Mientras termina de vestirse, mi mente vuelve de nuevo al problema de Lelia.
-. ¿ Qué vas hacer ahora?.- le pregunto
- Iré a mi estudio. tengo que hablar con alguien. Después si todo va según lo previsto vendré a buscarte. Así que ves pensando lo que vamos hacer
- Había pensado ir a la peluquería. Deseo cortarme el pelo. Esta noche tenemos la fiesta en casa de tus padres
- De acuerdo. Quizá yo me retrase, toma por si acaso
Del bolsillo de su pantalón me da un llavero con un par de llaves
- Toma, son de tu Audi. Ves en él a la peluquería si yo no llego a tiempo
-¡ Christian ! me has pagado el Wanda y ahora me das el Audi. De ninguna manera-, le digo enfadada
- Anoche te lo trajo Taylor ¿ por qué te enfadas ahora ?
- Muy bien, pues te compro el Audi. Ayer me diste veinticuatro mil dólares por mi antiguo coche, asi que te los devuelvo
- No ni hablar, este fue mi regalo por tu graduación.
¿ No quieres el cheque?
- No, no lo quiero es de tu otro coche
- De acuerdo- voy hasta donde dejé el bolso y extraigo el sobre que contiene el talón, lo saco y lo rompo en mil pedazos-. Ahora ya estamos en paz
- Anastasia...- me dice con el gesto contrariado- constantemente me estás midiendo el terreno. Me desafias constantemente-, y sale del salón para hablar con su oficina
Oigo que pregunta por Andrea, su secretaria, y le da instrucciones de que inmediatamente haga una transferencia por veinticuatro mil dólares a mi cuenta- ¿Cómo sabe mi número y mi banco? ... ¡ Ay Dios !, este hombre acaba con mi paciencia
- Ya está, Anastasia- me mira y observo que está enfadado- El lunes a primera hora tienes el dinero en tu cuenta. No me desafíes, ¿ oyes ? cuando te regale una cosa, no se te ocurra rechazarla. Me sentiré mal por ello- luego suavizando la voz, me acaricia la mejilla y dice- quiero que los míos disfruten de todo cuanto yo tenga. Trabajo mucho, nena, y me lo gasto en lo que me apetece.
- No te enfades Christian. Yo te comprendo, pero me siento mal porque te gastas mucho dinero en mi
- Pero es que puedo hacerlo, y además eres mía, y solo mía.
- Algún día tendrás que explicarme ese afán tuyo de posesión
-Si no puedo venir a buscarte, te llamo. Adiós preciosa- y me estampa un beso en los labios y sale como una exhalación en busca de Taylor que ya lleva rato esperándole.
Ha pasado escasamente media hora, cuando vuelve a ponerse en contacto conmigo
- Ana, voy a buscarte. Espérame
- ¿ Has solucionado todo?- le pregunto
- No aún no está solucionado. La verdad es que estamos como al principio, pero tengo gente que se ocupa de ello. Yo puedo dedicarte un rato
-Bien, te espero- le digo
Acelero mi higiene personal, puesto que aún estaba desperezándome cuando me llama. Me visto y nada más terminar de arreglarme, aparece de nuevo Christian
- ¿ Has desayunado ?
- No todavía no
- Bien. Desayunaremos y después te llevaré a un sitio para que te arreglen el cabello
- ¿ Es tuyo ?- le digo con ironía
- Si, el cincuenta por ciento- me responde seriamente
- ¡ Oh, Christian ! ¿ podré mover un pie en algún sitio que no sea tuyo?
- Oh nena, difícil, pero si, los hay. Acostúmbrate.
Salimos en dirección a la cafetería en donde desayunamos. Deseo pagar alguna invitación, pero nunca me lo permite. Esta vez he sido más rápida que él y me anticipo con la nota
- Anastasia..., sabes que no me gusta
- Ya lo sé, pero esto me lo puedo permitir. Te recuerdo que tengo en mi cuenta veinticuatro mil dólares- y me rio
- Ana, Ana... no me desafies- me dice sonriendo dulcemente- ¿ Por qué quieres cortarte el pelo? Así lo tienes precioso
- Tenemos la fiesta de tus padres, de etiqueta. Ya que no tengo ningún vestido aparente que ponerme, por lo menos llevar el pelo arreglado
- Toda la ropa que te compré antes de lo nuestro, sigue en el armario. Seguro que encontramos algo aparente
- Seguro que sí. Si los has elegido tú, estoy segura. La fiesta es benéfica ¿ verdad ?
- Si es para una buena causa que fundaron mis padres hace mucho. Bueno, ya sabes, cuando nos adoptaron. Es para ayudar a familias que tengan esa problemática. Hacen subastas, piden donativos, en fin, todo lo que conlleva un tipo de esas obras.
- Mi parece muy loable de su parte. Tuvisteis mucha suerte con ellos
- Si, y siempre les estaré agradecido. No quiero ni pensar si no me adoptan lo que hubiera sido de mi,. Quizá estaría metido en ese mundo de la droga, como la puta adicta al crack- dijo refiriéndose su madre biológica
- No debes hablar así de ella. No sabemos qué hizo que terminara de esa forma tan horrible
- No la disculpes, debió defender a su hijo, evitar que ese bestia le agrediera como lo hizo. Dejemos esto, por favor... Mis padres son Grace y Carrick, a los que adoro. Mis hermanos Elliot y Mia. Ellos son mi familia. ¿ Has terminado ya de desayunar? Si es así vámonos-, y de este modo sé que la conversación ha terminado.
Salimos de la cafetería que está cercana a mi domicilio. Andamos un par de calles y accedemos a la zona más exclusiva. Todo son tiendas de lujo. No había tenido tiempo de explorar los alrededores de nuestro piso, y la verdad es que es buena y muy céntrica,.
Entramos en un instituto de belleza de muy alto nivel, decorado todo en blanco con exquisito gusto. Una señorita se acerca a nosotros y llama a Christian por su nombre, lo que denota que es conocido- "¡ claro si es medio dueño...!"- reflexiono mientras ambos se saludan.
La chica se llama Greta y está impecablemente vestida y maquillada. Se dirige a Christian sobre lo que voy a hacerme
- La señorita Steele, la informará- dice Christian
- Bien, pues dígame . ¿ limpieza de cutis, depilación, peluquería?...-repite Greta
Yo recuerdo las normas:"siempre limpia, arreglada y totalmente depilada"
Me muero de la vergüenza cuando refiere la depilación, mientras sonríe, y miro de reojo a Christian que permanece imperturbable. Hace su entrada una mujer muy atractiva que ronda los cincuenta y que conserva unos rasgos muy bellos. Observo que Christian ha palidecido un poco cuando ve que ella entra en el salón.
- Perdona-me dice y va a su encuentro
. La saluda dándole un beso en la mejilla. Ella le toma de sus brazos y ambos entablan una conversación, y observo que de vez en cuando ella dirige su mirada hacia mi.
-Franco estará libre en cinco minutos- me hace notar Greta
No tengo ni idea de quién es Franco ni a quién se refiere la chica. Ha dejado de interesarme mi arreglo. Una idea se abre paso en mi cabeza ¿ Será esa mujer la señora Robinson ? ¿ Será este el negocio que tienen a medias ? Me siento totalmente humillada y muy enfadada con él. Me considero una sumisa. Me ha traído al lugar en donde las" decoran " para estar presentables para el Amo, para cumplir con las " normas" que él impone... Me entran unas ganas horribles de llorar. Avanzamos un puesto y retrocedemos cinco... ¿ Será siempre así ? ¿ Por qué me ha traído? ¿ Es que no hay otros lugares ?
- Señorita Steele,¿puede acompañarme?- solicita Greta
- Espere un momento, por favor. ¿ Con quién habla el señor Grey?- la digo
- Es Elena. Hoy no tenía que estar aquí, pero tenemos un oficial enfermo y ha venido para ayudarnos. Cuando quiera puede entrar en la cabina- me dice señalándome con el brazo
-No, Greta, muchas gracias. Ya vendré en otra ocasión, tengo mucha prisa. Muchas gracias por su amabilidad- y me dirijo a la salida del establecimiento
Siento unos pasos ligeros que se aproximan y un brazo que hace que me detenga
- Espera, espera...
- ¿ Cómo has sido capaz de hacerme esto? ¿ Por qué me has humillado de esta manera?
¡Y te ha tocado en el brazo!, cosa que a mi ni siquiera me permites...Y aún tienes la cara dura de decirme que lo vuestro ha terminado... Déjame en paz, sigue con tu pedófila. Soy muy capaz de ir a una peluquería SOLA.
Christian sujeta mi brazo fuertemente para que no me vaya
- Ana, no sabía que ella estaba aquí. Te lo juro, de haberlo sabido ¿ crees que te hubiera traido sabiendo el odio que sientes por ella ? Pero al verla he tenido que saludarla.
- ¿ Y de qué habéis hablado de mi, por qué ?
- Ella no te conoce por eso miraba en tu dirección. Y no hablábamos de ti, le explicaba los arreglos que deseabas hacerte. No sé cómo voy a explicarte que no estás acertada en pensar así de ella
- Ah, ¿ No ? El pervertir a un adolescente, resulta que es una obra de caridad.- le digo furiosa tratando de zafarme de sus brazos- Me voy, puedes seguir la conversación con ella todo el tiempo que quieras. Eres libre de hacerlo
- Anastasia, no me retes hacer algo que no quiero. No me desafies
- ¿ Y qué vas hacer, vas a atarme a ti para que no me vaya?
- No me des ideas- me dice al tiempo que se agacha y me coge en brazos sobre su hombro
- Suéltame, suéltame. Todo el mundo nos mira. Bájame por favor. Bájame
Me deja en el suelo. Pero en sus ojos veo reflejado una sombra de inquietud y miedo
- ¿ Te vas ?- me pregunta tomando mi mano
- Sólo quiero ir a un sitio que me arreglen el pelo, en el que no me sienta una sumisa y no tenga enfrente a la señora Robinson inspeccionándome. Quiero estar tranquila ¿ me entiendes? ¿ Es ahí en donde llevabas a las sumisas para que estuvieran guapas para ti? ¿ Me has traido como a una sumisa más, y encima con ella aquí? Qué pasa, ¿no me encuentra lo suficientemente atractiva como para ti?
- No digas más disparates. Tú eres preciosa, más que cualquier otra mujer que haya tratado, pero además tú eres a quién quiero, y me importa un bledo si le gustas o no. Yo estoy loco por ti, y ya deberías saberlo. Estamos dando un espectáculo en mitad de la calle, y tu tienes un ataque de celos impresionante, y como siempre con ninguna base. Lo voy a solucionar ahora mismo. Esta noche brillarás con luz propia, puedo asegurarlo
Saca su móvil, señala un número ya grabado y como respuesta le oigo hablar
- ¿ Greta ?, quiero a Franco en mi casa dentro de una hora ¿ entendido? -, y corta la comunicación
- Ya está solucionado. Tendrás tu corte de pelo por uno de los mejores estilistas del país. No tendrás necesidad de ir a ningún sitio. Y ahora vámonos a casa, por favor
Me quedo sin poder articular palabra. Ha resurgido en empresario mandón y organizador, pero también el temeroso de que vuelva a marcharme de su lado. Me toma del brazo y nos encaminamos hacia el Escala. Franco estará allí en un rato.
Andamos deprisa cogidos de la mano, pero yo estoy dolida. Deseo más información así que suavizo algo el tono y le digo;
-Es... muy atractiva
- Si lo es- me responde lacónico
-¿ Continúa casada ?
-No. Se divorció hace cinco años
- Y ¿ por qué no sigues con ella ?
- Porque acabó. Sólo tenemos una buena amistad
Atiende una llamada a su móvil y reconoce quién lo hace
- Es Welch- me dice, y escucha atentamente . Le está pasando información de Leila
-¿ Cómo no lo vio venir ?- comenta airado
Yo no entiendo nada. Ignoro a quién se refieren,¿ quién no se dio cuenta de lo que pasaba? ¿ qué ocurre, de qué hablan? Le noto alterado y empiezo a ponerme nerviosa
- Te importa ¿ verdad ?- le pregunto
- Si me importa, pero no en el sentido en que lo dices. He tratado con ella hace tiempo, y me preocupa cómo esté. Te lo he dicho ya : necesita un médico y medicación.- Hace una pequeña pausa y prosigue hablando con la persona que le ha llamado
- Está por aquí. Nos está vigilando- dice mientras mira tratando de localizarla
Al cabo de un rato de seguir intercambiando información que sólo ellos entienden, pregunto
-¿ Quién es Welch ?
- Es el jefe de seguridad- le noto alterado y nervioso- Ya te comenté que Leila abandonó al marido y se lió con uno que ha muerto hace poco. El imbécil del psiquiatra debió saber la depresión que tendría y no hizo nada por evitarlo. Pero ahora ya no quiero hablar más de todo esto en la calle. Vayamos a casa
- No quiero ir a tu casa
- Iremos te guste o no. Iremos a la tuya, recogerás tus cosas y vivirás conmigo hasta que todo esto se solucione
- ¿ Corremos peligro?-le pregunto preocupada
- Tiene un brote psicótico y no sé de lo que será capaz de hacer. Lo mismo viene a por ti ó a por mi. En casa puedo protegerte, en la tuya no.
- No iré a tu casa- le replico
- No me obligues, Anastasia. Sabes que soy capaz de...- y se detiene
- ¿ De qué serás capaz, eh?- le digo retadora
- Aunque tenga que arrastrarte o cargarte en brazos como antes... vas a venir a mi casa. Seguiremos la conversación allí si es que quieres seguir con el tema de la señora Robinson. ¡ Ah !, no es mi señora Robinson
Ando deprisa tratando de zafarme de él y salirme con mi empeño en ir a mi casa. Repito mentalmente la cantidad de cosas que ha hecho y me ha dicho. Algo no me encaja. Siempre ha estado muy seguro de sí mismo, y ahora se muestra cauteloso, cuando no temeroso. Me paro frente a él
- ¿ Hay algo más, ¿verdad? Y no me lo dirás, como de costumbre- le digo más calmada
- Ayer mismo obtuvo un permiso de armas. De ahí mi preocupación. En este momento no sé lo que puede hacer. Necesito protegerte y sólo puedo hacerlo en mi casa, con Taylor, con Welch y con otras personas más. No estés preocupada, nena. Yo cuidaré de ti- me dice acariciando mi mejilla
- Pero , a ti ¿ quién te cuida ? Christian
- Tú, Ana. Tú me cuidas.
LAS FRASES DE GREY:
Resulta para mi extraño, ver a Christian moviéndose por el apartamento. Todo lo escudriña, en todo se fija. Mientras yo expectante espero dé su visto bueno a la casa que voy a compartir con Ethan y Kate, a su regreso de Barbados
- ¿ Es de tu gusto? le pregunto enfadada aún por la compra de SIP
- Si, es bonito- me responde- ¿ Y dices que se lo compraron sus padres?
- Si. Han sido muy generosos con ellos- le respondo
No deja de mirarme con esa mirada suya, penetrante, ardorosa en deseo. Noto que poco a poco mi enfado se diluye, y a cambio aparece una sonrisa insinuante de lo que quiero y deseo en ese momento. Baja su rostro hacia el mío y deposita un beso en mi oreja. Yo creo que va a seguir la ruta acostumbrada hasta llegar a los labios, pero no lo hace, se retira y sonriente me mira
- ¿ Quiere algo, señorita Steele?- me dice burlón
- Veo que tienes ganas de juego ¿ eh? Ya sabes lo que quiero
- Yo también lo quiero, pero no será ahora. Hacen falta dos cosas para ello. Una: que me supliques, que me guíes en lo que quieres y por dónde lo quieres. Otra: tenemos que comer. Está muy delgada señorita Steele.En todo este tiempo se ha alimentado muy mal, y no quiero que se vuelva a repetir.
- Tu ya sabes por qué ocurrió- le contesto
- Pero fuiste tu la que me dejaste
- Porque no pude soportarlo
- Porque se te olvidaron las palabras. ¿ Te das cuenta ? no puedo fiarme de ti. Por eso es que tienes que ser tú la que me dirija
No deseo seguir con la controversia que no nos lleva a ninguna parte. Caigo en la cuenta de que en el frigorífico no hay más que un paquete de leche y una botella con agua. Christian lo abre y con gesto de disgusto me dice
- ¿ Desde cuando no vas al supermercado? ¡ No tienes nada ! ¿ qué pensabas cenar esta noche? ¿ Te das cuenta ? No puedo confiar en ti. Nunca me escuchas, ni obedeces. Te he dicho en muchas ocasiones que tienes que comer, si no lo haces caerás enferma. Vamos- dice mientras me toma de la mano y me lleva hacia la puerta de salida
-¿ Dónde vamos ahora ?
- A comprar algo para cenar- me responde
- Christian no tengo hambre
- Me da igual, vas a cenar
-Está bien-le digo- pero que sea algo rapidito. No me apetece ponerme a cocinar. Tengo otras cosas en mente bastante más importantes y deliciosas que hacer
- Ah ¿si?, señorita Steele. ¿ Estamos pensando en lo mismo ?
- Creo que sí, le digo abrazándome a su brazo
- No, si antes no comemos algo-. dice tajante
Rodeo su cintura con un delantal y hago que introduzca su cabeza por el peto del mismo
- ¿ Qué haces, qué es esto?- me dice divertido
- Esto se llama delantal y es para evitar que ensucies tu pulida y maravillosa ropa. ¿Acaso no conoces esta prenda?
- Naturalmente que no. No he cocinado en mi vida y no sabía que existieran estas... cosas. ¿ Tú sabes cocinar?- me pregunta
- Algo sí. Tuve que aprender mientras vivía con mi padre, sino, se hubiera muerto de hambre
- No imaginé que una chica que estudiaba y trabajaba al mismo tiempo, pudiera aprender a cocinar. Cada vez me sorprende más, señorita Steele.
- Todo eso está muy bien, pero date prisa en picar la verdura, o tardaremos siglos en sentarnos a cenar
- ¿ Tiene prisa, señorita Steele?
- Pues bastante, señor Grey. Me lo está haciendo pasar muy mal.
Pongo en práctica mis armas de seducción, y mientras me muevo por la cocina preparando la cena, me rozo con Christian cada vez que paso por su lado. Unas veces rozo su muslo, otras el brazo y otras ligeramente su trasero
- Sé lo que está haciendo, señorita Steele. No le va a servir de nada. Tendrá que suplicarme. Le advierto que me gustan los desafíos, y me está desafiando, Anastasia
Me mira fijamente , al tiempo que me dice perfilando en su boca una sonrisa perversa
- Está bien. Mete en el frigorífico la comida y vamos Más tarde comeremos¿ Dónde está tu habitación ?
- Vale, vale... - replico impaciente. Habré de suplicarte ¿ no es eso lo que quieres?
- ¿ Vas a suplicarme?... No, Anastasia, nada de súplicas
Nos quedamos uno frente al otro, sin más contacto que nuestras miradas. No hacemos nada, no hablamos, pero en el ambiente se puede respirar la atmósfera candente que sentimos. Me toma de la cintura, me atrae hacia él y busca mi boca con decisión mientras aprisiona mi cuerpo al suyo
-¿ Qué quieres, Anastasia? me pregunta sin dejar de mirarme
- Ya lo sabes. Te quiero a ti
- Vas a tener que guiarme, Anastasia. No volveré hacer nada que no sea dictado por ti.
- Por favor, Christian hazme el amor
- ¿Lo quieres vainilla ?
- Si, lo quiero vainilla -. Me rio al recordar que en el congelador del frigorífico guardamos una tarrina de helado con ese sabor
-¿ De que se ríe, señorita Steele ?- me pregunta mientras me acaricia
- Del vainilla. Resulta que tenemos una tarrina de ese sabor en el frigorífico
- Excelente- dice satisfecho- Servirá
Yo no puedo ni imaginar lo que se le habrá ocurrido con mi indicación.
- Ven aquí, túmbate en la cama boca arriba y extiende tus brazos. Voy a atarte
- ¿ Me atas porque no quieres que te toque?
- Exacto, nena. No me fio de ti. Lo permitido es el pelo y las mejillas, nada más.
Toma el cinturón de mi albornoz y sujeta mis muñecas por encima de la cabeza a la cama.
- Deberás estarte muy quieta con las piernas, de lo contrario también te las ataré- Me dice sumamente divertido-. Yo sé algo que tu no sabes- dice riéndose
- Christian ¿ va a dolerme ?
- No nena, ya nada te va a doler, como no sea de puro placer
Sale de la habitación, y a poco viene con la tarrina de helado y una cuchara. Su cara está distendida como pocas veces la he visto. Una sonrisa lo abarca todo. Toma una cucharada de helado y a continuación me da otra a mi, pero apenas he abierto la boca, la retira, a lo que yo protesto y, él se ríe.
Empieza lentamente a distribuir porciones de helado por todas las partes sensibles de mi cuerpo. Yo me siento incapaz de resistir más y le suplico que finalice esa dulce tortura.
- ¿ Ya nena. Lo quieres ya?
- Si por favor-, y dulcemente me hace el amor vainilla. Intenso y amorosamente dulce. Después me abraza fuertemente como para aliviar los días de incertidumbre y dolor que vivimos al separarnos. Con su voz pegada a mi oído, me susurra mientras me besa quedamente
- No me dejes, Ana. No me dejes nunca
- No Christian. Nunca te dejaré.
Christian la abrazó fuertemente. No supo el tiempo que permaneció asi, abrazado al cuerpo de Anastasia, besando dulcemente su rostro, sus sienes, su pelo. Cuando se dio cuenta, ella estaba dormida con una sonrisa en su cara. Estaban, ambos pegajosos por el helado vainilla. Christian sonreía contemplando a Anastasia, y pensaba
- Nena, el vainilla no tiene nada de soso y aburrido. Tu lo haces seductor, interesante y extremadamente sensual. Me encanta verte a mi lado, durmiendo tranquila, sabiéndote protegida por mi,. Porque siempre te cuidaré y te mimaré. No te dejaré marchar, porque eres mía y yo cuido de lo que me pertenece. No lo olvides pequeña. Eres muy importante para mi. Los momentos más horribles los pasé cuando te fuiste. Nunca había sentido algo parecido, tanta desolación, tanto abandono, tanta soledad. No tengas miedo de que te abandone, pequeña. Nunca voy a dejarte. No sabes lo que representas para mi, nunca me cansaré de ti. Nunca me canso de mirarte.
Doy un respingo en la cama. Como si me cayera por dar un tropezón, y me despierto sobresaltada. Christian está a mi lado y a mi brusco movimiento también se despierta. Estoy totalmente aprisionada por sus brazos que rodean mi cuerpo, y tengo una de sus piernas debajo de las mías y la otra encima, como si fuera un bocadillo.
- ¿ Qué ocurre, nena. Qué te pasa, estás soñando ?
- Si... debía ser una pesadilla, pero el caso es que era tan real... Y la chica estaba ahí
- ¿ Qué chica, de quién hablas?
- Esta tarde cuando salía de la oficina, me asaltó la presencia de una chica parecida a mi, algo desaliña y muy descuidada en su aspecto. Me miró de una forma extraña, y me llamó por mi nombre. Sin embargo yo nunca la he visto. Lo que más me impactó fueron las palabras que me dijo ¿ qué tienes tú que yo no tenga?. Y desapareció de mi vista antes de que pudiera reaccionar
- ¡ Oh, señor !- dijo Christian
- ¿ Qué pasa ? ¿ la conoces?- le digo alarmada, comprobando que mi primera idea al verla era que tenía algo que ver con él
- Si, creo que se trata de Leila
- Pero ¿ quién es, y qué tienes tú que ver con ella ?- le digo impaciente
- Necesita ayuda, y es urgente. Se ha fugado de donde estaba internada y anda vagando por ahí
- Pero¿ quién es? No me has contestado
- Anastasia, es una sumisa con la que traté hace más de tres años.
- Ahora comprendo porqué me dijo esas palabras. Tuviste relaciones con ella ¿ no es cierto ?
- Fue hace mucho tiempo. Se casó y abandonó a su marido
- Pero ¿ y las relaciones contigo, estaba casada ? Oh, Christian, por amor de Dios. No se te pone nada por delante
- No nena. Cuando ella se casó ya no había nada entre nosotros
- ¿ Y cómo sabes lo que ha sido ella?
- Porque mientras estaba contigo en Georgia, se presentó en casa y montó un escándalo a la señora Jones. Intentó suicidarse. Aunque el psiquiatra dijo que fue por llamar la atención
- Por llamar la atención¿ de quién, de ti ? Recuerdo que una de las veces que levantó el brazo, vi que llevaba una especie de vendaje, bastante sucio, por cierto... Dime, ella es el "problema "
-. Si... ella es el "problema"
- ¿ Por qué no me dijiste nada ?
- Porque no quiero involucrarte en ello
- ¡Pero es que ya lo estoy! ¿ No lo comprendes ? vino hacia mi directamente. Me conoce, sabe donde trabajo y sabe lo nuestro... Tienes que contarme toda la verdad, tengo derecho a ello.
- Te lo contaré todo, pero ahora déjame que trate de localizarla. Repito, necesita ayuda, necesita medicarse y no lo está haciendo. Quizá te conozca por la foto del Seattle Times
- Te importa mucho ¿ verdad ?
- Tú eres la que me importas. Tú eres quién me preocupa. En ese estado no sé de lo que sería capaz. Como te he dicho abandonó a su marido y a su familia y se fue con otro chico del que se enamoró
- Para no interesarte, lo sabes todo sobre ella
- Anastasia. Te lo explicaré , pero ahora necesito hacer una llamada y volver a mi estudio,. Es muy urgente localizarla
¿ Qué misterio encierra la suerte de esa chica, por qué tanta prisa en saber dónde está?
¿ Se ha fugado de un psiquiátrico? ¿ Qué relación mantenía con Christian, era íntima ?
- ¡ Oh Dios ! este hombre me volverá loca. Necesito que me diga toda la verdad, y lo necesito ahora.
Christian sale del baño . Las primeras luces del día ya apuntan e iluminan la silueta de Seattle. Se va al salón y escucho que está hablando con alguien por el móvil. Al cabo de un rato vuelve a la habitación.
- Olvídate de ella´- me dice resuelto- ¿ Por qué no me lo dijiste ayer?
- Me olvidé, además no sabía nada. Pensé que era. no sé... alguien que me había confundido. Aunque claro me llamó por mi nombre. Con tantas historias, tú, lo tuyo con Jack... me olvidé, sencillamente.
Nuevamente vuelve a acariciarme, nuevamente me busca, y nuevamente me encuentra...,.
Le contemplo a mi lado, relajado, tranquilo después de la tensión sufrida con la aparición de Leila, y sonrío viendo su hermosa cara y contemplando su bien torneado torso al que no puedo acceder. Sin poder evitarlo deslizo mi mano hasta su ombligo y muy ténuamente recorro con la punta de mis demos, muy suave, apenas perceptible, su pecho totalmente prohibido. Él sigue durmiendo, y yo vuelvo de nuevo a repetir mi sensual recorrido
- ¿ Qué hace señorita Steele ? No..., no lo hagas
- ¿ Por qué no puedo acariciarte? tu lo haces conmigo
- He de irme , nena. Vendrá Taylor a recogerme dentro de un rato
- Pero es que ese hombre ¿ no duerme nunca?
- Si Anastasia, pero todos estamos de guardia con este asunto. Hay que solucionarlo y todos viviremos más tranquilos
-¿Acaso es peligrosa?
- No para los demás, pero sí para ella. Necesita la medicación.
Mientras termina de vestirse, mi mente vuelve de nuevo al problema de Lelia.
-. ¿ Qué vas hacer ahora?.- le pregunto
- Iré a mi estudio. tengo que hablar con alguien. Después si todo va según lo previsto vendré a buscarte. Así que ves pensando lo que vamos hacer
- Había pensado ir a la peluquería. Deseo cortarme el pelo. Esta noche tenemos la fiesta en casa de tus padres
- De acuerdo. Quizá yo me retrase, toma por si acaso
Del bolsillo de su pantalón me da un llavero con un par de llaves
- Toma, son de tu Audi. Ves en él a la peluquería si yo no llego a tiempo
-¡ Christian ! me has pagado el Wanda y ahora me das el Audi. De ninguna manera-, le digo enfadada
- Anoche te lo trajo Taylor ¿ por qué te enfadas ahora ?
- Muy bien, pues te compro el Audi. Ayer me diste veinticuatro mil dólares por mi antiguo coche, asi que te los devuelvo
- No ni hablar, este fue mi regalo por tu graduación.
¿ No quieres el cheque?
- No, no lo quiero es de tu otro coche
- De acuerdo- voy hasta donde dejé el bolso y extraigo el sobre que contiene el talón, lo saco y lo rompo en mil pedazos-. Ahora ya estamos en paz
- Anastasia...- me dice con el gesto contrariado- constantemente me estás midiendo el terreno. Me desafias constantemente-, y sale del salón para hablar con su oficina
El Audi de Anastasia |
Oigo que pregunta por Andrea, su secretaria, y le da instrucciones de que inmediatamente haga una transferencia por veinticuatro mil dólares a mi cuenta- ¿Cómo sabe mi número y mi banco? ... ¡ Ay Dios !, este hombre acaba con mi paciencia
- Ya está, Anastasia- me mira y observo que está enfadado- El lunes a primera hora tienes el dinero en tu cuenta. No me desafíes, ¿ oyes ? cuando te regale una cosa, no se te ocurra rechazarla. Me sentiré mal por ello- luego suavizando la voz, me acaricia la mejilla y dice- quiero que los míos disfruten de todo cuanto yo tenga. Trabajo mucho, nena, y me lo gasto en lo que me apetece.
- No te enfades Christian. Yo te comprendo, pero me siento mal porque te gastas mucho dinero en mi
- Pero es que puedo hacerlo, y además eres mía, y solo mía.
- Algún día tendrás que explicarme ese afán tuyo de posesión
-Si no puedo venir a buscarte, te llamo. Adiós preciosa- y me estampa un beso en los labios y sale como una exhalación en busca de Taylor que ya lleva rato esperándole.
Ha pasado escasamente media hora, cuando vuelve a ponerse en contacto conmigo
- Ana, voy a buscarte. Espérame
- ¿ Has solucionado todo?- le pregunto
- No aún no está solucionado. La verdad es que estamos como al principio, pero tengo gente que se ocupa de ello. Yo puedo dedicarte un rato
-Bien, te espero- le digo
Acelero mi higiene personal, puesto que aún estaba desperezándome cuando me llama. Me visto y nada más terminar de arreglarme, aparece de nuevo Christian
- ¿ Has desayunado ?
- No todavía no
- Bien. Desayunaremos y después te llevaré a un sitio para que te arreglen el cabello
- ¿ Es tuyo ?- le digo con ironía
- Si, el cincuenta por ciento- me responde seriamente
- ¡ Oh, Christian ! ¿ podré mover un pie en algún sitio que no sea tuyo?
- Oh nena, difícil, pero si, los hay. Acostúmbrate.
Salimos en dirección a la cafetería en donde desayunamos. Deseo pagar alguna invitación, pero nunca me lo permite. Esta vez he sido más rápida que él y me anticipo con la nota
- Anastasia..., sabes que no me gusta
- Ya lo sé, pero esto me lo puedo permitir. Te recuerdo que tengo en mi cuenta veinticuatro mil dólares- y me rio
- Ana, Ana... no me desafies- me dice sonriendo dulcemente- ¿ Por qué quieres cortarte el pelo? Así lo tienes precioso
- Tenemos la fiesta de tus padres, de etiqueta. Ya que no tengo ningún vestido aparente que ponerme, por lo menos llevar el pelo arreglado
- Toda la ropa que te compré antes de lo nuestro, sigue en el armario. Seguro que encontramos algo aparente
- Seguro que sí. Si los has elegido tú, estoy segura. La fiesta es benéfica ¿ verdad ?
- Si es para una buena causa que fundaron mis padres hace mucho. Bueno, ya sabes, cuando nos adoptaron. Es para ayudar a familias que tengan esa problemática. Hacen subastas, piden donativos, en fin, todo lo que conlleva un tipo de esas obras.
- Mi parece muy loable de su parte. Tuvisteis mucha suerte con ellos
- Si, y siempre les estaré agradecido. No quiero ni pensar si no me adoptan lo que hubiera sido de mi,. Quizá estaría metido en ese mundo de la droga, como la puta adicta al crack- dijo refiriéndose su madre biológica
- No debes hablar así de ella. No sabemos qué hizo que terminara de esa forma tan horrible
- No la disculpes, debió defender a su hijo, evitar que ese bestia le agrediera como lo hizo. Dejemos esto, por favor... Mis padres son Grace y Carrick, a los que adoro. Mis hermanos Elliot y Mia. Ellos son mi familia. ¿ Has terminado ya de desayunar? Si es así vámonos-, y de este modo sé que la conversación ha terminado.
Salimos de la cafetería que está cercana a mi domicilio. Andamos un par de calles y accedemos a la zona más exclusiva. Todo son tiendas de lujo. No había tenido tiempo de explorar los alrededores de nuestro piso, y la verdad es que es buena y muy céntrica,.
Entramos en un instituto de belleza de muy alto nivel, decorado todo en blanco con exquisito gusto. Una señorita se acerca a nosotros y llama a Christian por su nombre, lo que denota que es conocido- "¡ claro si es medio dueño...!"- reflexiono mientras ambos se saludan.
La chica se llama Greta y está impecablemente vestida y maquillada. Se dirige a Christian sobre lo que voy a hacerme
- La señorita Steele, la informará- dice Christian
- Bien, pues dígame . ¿ limpieza de cutis, depilación, peluquería?...-repite Greta
Yo recuerdo las normas:"siempre limpia, arreglada y totalmente depilada"
Me muero de la vergüenza cuando refiere la depilación, mientras sonríe, y miro de reojo a Christian que permanece imperturbable. Hace su entrada una mujer muy atractiva que ronda los cincuenta y que conserva unos rasgos muy bellos. Observo que Christian ha palidecido un poco cuando ve que ella entra en el salón.
- Perdona-me dice y va a su encuentro
. La saluda dándole un beso en la mejilla. Ella le toma de sus brazos y ambos entablan una conversación, y observo que de vez en cuando ella dirige su mirada hacia mi.
Señora Robinson |
-Franco estará libre en cinco minutos- me hace notar Greta
No tengo ni idea de quién es Franco ni a quién se refiere la chica. Ha dejado de interesarme mi arreglo. Una idea se abre paso en mi cabeza ¿ Será esa mujer la señora Robinson ? ¿ Será este el negocio que tienen a medias ? Me siento totalmente humillada y muy enfadada con él. Me considero una sumisa. Me ha traído al lugar en donde las" decoran " para estar presentables para el Amo, para cumplir con las " normas" que él impone... Me entran unas ganas horribles de llorar. Avanzamos un puesto y retrocedemos cinco... ¿ Será siempre así ? ¿ Por qué me ha traído? ¿ Es que no hay otros lugares ?
- Señorita Steele,¿puede acompañarme?- solicita Greta
- Espere un momento, por favor. ¿ Con quién habla el señor Grey?- la digo
- Es Elena. Hoy no tenía que estar aquí, pero tenemos un oficial enfermo y ha venido para ayudarnos. Cuando quiera puede entrar en la cabina- me dice señalándome con el brazo
-No, Greta, muchas gracias. Ya vendré en otra ocasión, tengo mucha prisa. Muchas gracias por su amabilidad- y me dirijo a la salida del establecimiento
Siento unos pasos ligeros que se aproximan y un brazo que hace que me detenga
- Espera, espera...
- ¿ Cómo has sido capaz de hacerme esto? ¿ Por qué me has humillado de esta manera?
¡Y te ha tocado en el brazo!, cosa que a mi ni siquiera me permites...Y aún tienes la cara dura de decirme que lo vuestro ha terminado... Déjame en paz, sigue con tu pedófila. Soy muy capaz de ir a una peluquería SOLA.
Christian sujeta mi brazo fuertemente para que no me vaya
- Ana, no sabía que ella estaba aquí. Te lo juro, de haberlo sabido ¿ crees que te hubiera traido sabiendo el odio que sientes por ella ? Pero al verla he tenido que saludarla.
- ¿ Y de qué habéis hablado de mi, por qué ?
- Ella no te conoce por eso miraba en tu dirección. Y no hablábamos de ti, le explicaba los arreglos que deseabas hacerte. No sé cómo voy a explicarte que no estás acertada en pensar así de ella
- Ah, ¿ No ? El pervertir a un adolescente, resulta que es una obra de caridad.- le digo furiosa tratando de zafarme de sus brazos- Me voy, puedes seguir la conversación con ella todo el tiempo que quieras. Eres libre de hacerlo
- Anastasia, no me retes hacer algo que no quiero. No me desafies
- ¿ Y qué vas hacer, vas a atarme a ti para que no me vaya?
- No me des ideas- me dice al tiempo que se agacha y me coge en brazos sobre su hombro
- Suéltame, suéltame. Todo el mundo nos mira. Bájame por favor. Bájame
Me deja en el suelo. Pero en sus ojos veo reflejado una sombra de inquietud y miedo
- ¿ Te vas ?- me pregunta tomando mi mano
- Sólo quiero ir a un sitio que me arreglen el pelo, en el que no me sienta una sumisa y no tenga enfrente a la señora Robinson inspeccionándome. Quiero estar tranquila ¿ me entiendes? ¿ Es ahí en donde llevabas a las sumisas para que estuvieran guapas para ti? ¿ Me has traido como a una sumisa más, y encima con ella aquí? Qué pasa, ¿no me encuentra lo suficientemente atractiva como para ti?
- No digas más disparates. Tú eres preciosa, más que cualquier otra mujer que haya tratado, pero además tú eres a quién quiero, y me importa un bledo si le gustas o no. Yo estoy loco por ti, y ya deberías saberlo. Estamos dando un espectáculo en mitad de la calle, y tu tienes un ataque de celos impresionante, y como siempre con ninguna base. Lo voy a solucionar ahora mismo. Esta noche brillarás con luz propia, puedo asegurarlo
Saca su móvil, señala un número ya grabado y como respuesta le oigo hablar
- ¿ Greta ?, quiero a Franco en mi casa dentro de una hora ¿ entendido? -, y corta la comunicación
- Ya está solucionado. Tendrás tu corte de pelo por uno de los mejores estilistas del país. No tendrás necesidad de ir a ningún sitio. Y ahora vámonos a casa, por favor
Me quedo sin poder articular palabra. Ha resurgido en empresario mandón y organizador, pero también el temeroso de que vuelva a marcharme de su lado. Me toma del brazo y nos encaminamos hacia el Escala. Franco estará allí en un rato.
Andamos deprisa cogidos de la mano, pero yo estoy dolida. Deseo más información así que suavizo algo el tono y le digo;
-Es... muy atractiva
- Si lo es- me responde lacónico
-¿ Continúa casada ?
-No. Se divorció hace cinco años
- Y ¿ por qué no sigues con ella ?
- Porque acabó. Sólo tenemos una buena amistad
Atiende una llamada a su móvil y reconoce quién lo hace
- Es Welch- me dice, y escucha atentamente . Le está pasando información de Leila
-¿ Cómo no lo vio venir ?- comenta airado
Yo no entiendo nada. Ignoro a quién se refieren,¿ quién no se dio cuenta de lo que pasaba? ¿ qué ocurre, de qué hablan? Le noto alterado y empiezo a ponerme nerviosa
- Te importa ¿ verdad ?- le pregunto
- Si me importa, pero no en el sentido en que lo dices. He tratado con ella hace tiempo, y me preocupa cómo esté. Te lo he dicho ya : necesita un médico y medicación.- Hace una pequeña pausa y prosigue hablando con la persona que le ha llamado
- Está por aquí. Nos está vigilando- dice mientras mira tratando de localizarla
Al cabo de un rato de seguir intercambiando información que sólo ellos entienden, pregunto
-¿ Quién es Welch ?
- Es el jefe de seguridad- le noto alterado y nervioso- Ya te comenté que Leila abandonó al marido y se lió con uno que ha muerto hace poco. El imbécil del psiquiatra debió saber la depresión que tendría y no hizo nada por evitarlo. Pero ahora ya no quiero hablar más de todo esto en la calle. Vayamos a casa
- No quiero ir a tu casa
- Iremos te guste o no. Iremos a la tuya, recogerás tus cosas y vivirás conmigo hasta que todo esto se solucione
- ¿ Corremos peligro?-le pregunto preocupada
- Tiene un brote psicótico y no sé de lo que será capaz de hacer. Lo mismo viene a por ti ó a por mi. En casa puedo protegerte, en la tuya no.
- No iré a tu casa- le replico
- No me obligues, Anastasia. Sabes que soy capaz de...- y se detiene
- ¿ De qué serás capaz, eh?- le digo retadora
- Aunque tenga que arrastrarte o cargarte en brazos como antes... vas a venir a mi casa. Seguiremos la conversación allí si es que quieres seguir con el tema de la señora Robinson. ¡ Ah !, no es mi señora Robinson
Ando deprisa tratando de zafarme de él y salirme con mi empeño en ir a mi casa. Repito mentalmente la cantidad de cosas que ha hecho y me ha dicho. Algo no me encaja. Siempre ha estado muy seguro de sí mismo, y ahora se muestra cauteloso, cuando no temeroso. Me paro frente a él
- ¿ Hay algo más, ¿verdad? Y no me lo dirás, como de costumbre- le digo más calmada
Leila |
- Ayer mismo obtuvo un permiso de armas. De ahí mi preocupación. En este momento no sé lo que puede hacer. Necesito protegerte y sólo puedo hacerlo en mi casa, con Taylor, con Welch y con otras personas más. No estés preocupada, nena. Yo cuidaré de ti- me dice acariciando mi mejilla
- Pero , a ti ¿ quién te cuida ? Christian
- Tú, Ana. Tú me cuidas.
LAS FRASES DE GREY:
)
LA MUSICA DE GREY: Nocturno nº 1 en B flat ( Chopin ), Vladimir Ashkenazy
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