Entra y descubre la historia de 50 Sombras de Grey contada desde la perspectiva de Christian Grey. En la Piel de Grey es un apasionante relato que desvela los pensamientos más profundos y secretos más oscuros de Christian Grey. Conoce al verdadero Grey y el origen de sus sombras.


Mi pijama sigue mojado
No me atrevo a decírselo a nadie. No quiero que nadie lo vea.
Intento bajarme yo solo de la silla cuando nadie mira.
- “Tus sábanas vuelven a estar limpias de nuevo, Christian”.
- ”¿Te has cambiado ya el pijama Christian?”- Dice Grace dirigiéndose a mí.
Ella siempre sabe en qué estoy pensando. Que necesito en cada momento. Siempre.
- “¡Mierda! Es verdad. Se me había olvidado”- dice Carrick
Grace le da un golpecito en el hombro. Creo que no le ha debido pegar muy fuerte porque no se queja. Parece que no le ha dolido.
- “Ven cariño, no te preocupes”- dice Grace acercándose a mí.
- “Voy a prepararte un baño con agua calentita mientras tú y Carrick vais a buscar ropa limpia al armario”.
- “Pondremos a lavar el pijama que llevas puesto.”
Grace no parece enfadada.


Grace

No está enfadada conmigo pese a que estoy seguro de que Carrick le ha contado lo que ha pasado. Sabe lo que ha ocurrido. Es imposible que hubiese visto antes ni la cama ni mis pantalones y lo sabía.
La cierto es que hay muchas cosas que no llego a comprender.
Cómo funcionan. Cómo suceden.
Cosas que son parte del día a día de Grace y Carrick. De su casa. De sus vidas.
Cosas como saber qué es lo que quiero. Que es lo que necesito en todo momento.
Hoy siento...,  me siento feliz.
Me siento bien en esta casa. No tengo miedo. Ya no.
A veces pienso en mamá. En ella y en el Hombre Malo.
En ocasiones también recuerdo los guisantes fríos.
¿Cuánto hace que ya no vivo allí?
¿Tendré que volver alguna vez a aquella habitación?
Aún nadie me ha dicho a dónde se fue mami. Quisiera saber dónde está mami.
¿Qué le pasó al Hombre Malo?¿Porqué no he vuelto a verlos?
Aprieto los dientes.
Tengo muchas preguntas cuyas respuestas desconozco. Sé que solo llegaré a conocerlas preguntándoselo a Grace o a Carrick, pero la única forma de hacerlo es hablando con ellos, usando las palabras.
Pero sé que nunca seré capaz de hablar y que por ello nunca conoceré la respuesta.
Sigo sin saber porque me resulta tan difícil hablar.
Día tras día veo como todos los que me rodean hablan entre ellos.
A veces sueño con que soy capaz decir algo a Grace. Ella se alegra mucho y sonríe.
Quisiera poder decir alguna cosa. Articular alguna palabra, aunque fuera una estupidez. Aunque fuese la más grande e incoherente de las estupideces.
A veces puedo oír como retumban en mi cabeza todas las cosas que quiero decir.
Puedo notar cómo se agolpan en mi boca esperando el momento de poder escapar de ella y ser escuchadas por los demás.
Puedo escucharlas en mi cabeza, pero no sé cómo articularlas.
Vuelvo a mi habitación y abro uno de los cajones del armario.
Grace me ha dicho que aquí debería haber ropa limpia para mí. Ropa seca y limpia que puedo utilizar.
Dentro del cajón hay varios pantalones tejanos.
Son todos iguales. Son pantalones como los que llevan Jack y Elliot.
Entre los pantalones hay una camiseta que me llama la atención una camiseta. Tiene un perro dibujado.
Es el mismo perro que vimos ayer por la televisión.



Me giro  hacía la pantalla de la televisión. El cristal a través del que ayer veíamos al perro de la camiseta hoy es de color negro.
Sé que a veces la pantalla está llena de colores y que a veces es de color negro. Sé que cuando es de color negro está apagada, pero no entiendo cómo funciona.
Creo que si la miras fijamente, a veces, si le gustas, te enseña cosas.
El perro que vimos ayer en la televisión no era como los perros de verdad.
Parecía de mentira.
Era como el de la camiseta. Parecía que alguien lo hubiera dibujado
Un dibujo que podría hablar y moverse.

No comprendo el funcionamiento de la mayoría de las cosas. Cosas que los demás parecen entender con facilidad. Eso hace que a veces me enfade. Que me enfade conmigo y con los demás.
Quiero poder entender y hacer las mismas cosas que hacen los demás niños.
Es porque soy tonto. Imbécil.
El hombre malo lo sabía pese a que mami no le gustara que me llamara así.
Elliot conoce muchos juegos. También sabe cómo prepararse los gofres él solo.
Sabe cómo funciona la televisión.
Yo no.
Creo que Elliot sabe todo eso porque Grace es su mamá.
Saber que Grace no es mi mamá y que nunca lo podrá ser hace que me disgusta.
Quiero ser como Elliot. Quiero que Grace sea mi mamá.
No saber cómo funcionan las cosas hace que me ponga furioso. Saber que Grace nunca podrá ser mi mamá me hace sentir solo. Aislado. Triste.
Me quedo mirando el cajón pensando. ¿Grace podrá llegar a quererme como quiere a Elliot pese a que soy tonto y ella no es mi mamá?.
No quiero que Grace me vea llorar. Hoy no.
Cojo la ropa y cierro el cajón
Camino hacia el baño donde Grace está esperándome.
Dentro del baño hay una bañera muy grande. Grace está sentada en el borde.
- “El agua está caliente pero no quema, no te preocupes.” No sé hacia dónde mirar así que me limito a bajar la cabeza.
- “Sácate la ropa y déjala por aquí y entra en el agua.” Su voz es suave. No creo que esté enfadada, sin embargo, y pese a que no se por qué no puedo evitar sentirme muy asustado.
Empiezo a sacarme la camiseta.
Evito mirar a Grace.
Cuando acabo continuó con los calcetines y los pantalones del pijama
Los mismos pantalones del pijama que mojé y que aún siguen mojados.
Grace no dice nada.
No sé si está mirándome. Me limito a seguir mirando el suelo mientras me quito el resto de la ropa que llevo puesta.
Cuando he terminado intento meterme en la bañera.
Lo intento y lo consigo.
Es algo que aprendí a hacer yo solo hace tiempo.
No quiero que nadie me toque. Ni tan solo para ayudarme. Así  que hace ya mucho tiempo que aprendí a meterme en la bañera yo solo.



El agua está caliente, pero no quema. Al menos no como los palitos de luz del Hombre Malo.
- “No puedes quedarte mucho rato ahí dentro, cariño.”
- “Tenemos que estar listos para tu cita, pero te he comprado esto. Espero que te guste.”
De repente Grace echa algo en el agua.
Doy un salto del susto. El agua me ha salpicado a la cara.
Lo que Grace ha tirado a la bañera tiene ojos.
Tiene ojos y una forma muy rara.
No se hunde. Flota.
Es del mismo color que Car y por un momento me da la sensación de que está mirándome.
Entonces Grace echa dos cosas más al agua.
También tienen ojos y son del mismo color que Sol y Bob.
Parecen buenos, pero no sé si debo tocarlos.
- “Son patos, patitos de goma. A los patos de verdad les gusta flotar en el agua igual que a estos.
- “Si quieres esta tarde podemos ir al lago para que los veas. Estos son de juguete pero saben nadar igual que los de verdad.”- me dice.

Grace

Christian

Elliot

Toco el de color azul, el que es igual que Bob.
Es muy blandito.
Al tocarlo se hunde y desaparece en el agua.
Sonrío. Me gusta.
Espero a que vuelva a la superficie y lo empujo de nuevo.
- “Son buenos amigos. Compañeros de baño.” Añade Grace. Asiento con la cabeza y golpeo el pato de color amarillo.
Grace ha dicho que los tres se llaman patos, pero creo que debería ponerles nombre un nombre distinto a cada uno de ellos.
Llamaré Elliot al rojo, Grace al azul y Christian al amarillo. Así podré recordar fácilmente los nombres.
Ojalá tuviera otro patito más.
Lo llamaría Carrick.
Quizás Grace me traiga otro igual. Quizás. Algún día.
- “Utiliza el jabón. Lávate bien, tenemos un día muy largo.”
Uso el jabón y la esponja igual que lo hacían las chicas de la casa de acogida cuando me ayudaban a bañarme.
Grace mientras lee un libro.
Cuando he acabado vuelvo a coger los patitos y me pongo a jugar con ellos.
Hablan entre sí y yo puedo oír como lo hacen.
Hablan sobre nadar, algo que parece ser que saben hacer muy bien.
Me gustan.
Además ahora tengo tres amigos más. Espero que a Car, a Sun y a Bob también les gusten. Así podremos jugar todos juntos.
El tiempo me pasa volando. No sé cuánto rato ha pasado cuando Grace me avisa de que ya llevo mucho tiempo en la bañera
- “Hora de salir, cariño. Si quieres esta noche puedes volver a bañarte y así jugar un rato más con los patitos de juguete.”
Me levanto.
Grace estira la mano ofreciéndose a ayudarme.
La miro a los ojos.
Poco a poco acerco mi mano a la suya hasta que se tocan.
Salgo de la bañera y ella me envuelve con una toalla grande y caliente.
Miro a los patos que ahora flotan solos en la bañera. Ellos me miran a mí.
“Christian, también puedes jugar con ellos cuando no estés en el agua. Cógelos y trae también tu ropa y vamos a vestirte a tu habitación. Así podrán conocer a tus muñecos.”
Grace sabe que Car, Sol y Bob querrán conocer a los patitos y yo también, así que hago lo que me dice. Me pongo la ropa nueva que me ha dado y coloco a los patos junto a Bob, Car y Sol. Nada más juntarlos sé que ya se han hecho amigos.
Me gusta que todos sean amigos. Me gustan los amigos.
Me hubiera gustado mucho que Jack fuera mi amigo. Él fue el primer niño que conocí.
Jack no quiso ser mi amigo y tampoco quiso ser amigo de Car.
Yo no quiero ser amigo de nadie que no quiera estar con Car.
Car fue mi primer amigo. Car y yo estaremos juntos para siempre.
Dejo a los patos y junto a Car, Bob y Sol.
Dejo que hablen para que puedan conocerse entre ellos.
Les doy un beso de despedida para que no estén tristes y sepan que voy a volver.
Salgo de la habitación en busca de Grace.
Vuelvo a la habitación de los gofres. He visto como Elliot la llama cocina.
No hay gofres. Sin embargo encuentro a Carrick a Grace y a una mujer nueva que no conozco.
- “Christian, ella es la señora Touhey. Cuida de la casa y nos ayuda en cualquier cosa que necesitemos.”
- “Si necesitas algo, cualquier cosa, puedes pedírselo a ella.”
La miro y sonrío.
Por primera vez me resulta agradable e incluso un poco gracioso que Grace me acabe de sugerir que hable.
Que hable con la señora Touhey.
Grace sabe que yo no hablo con nadie.