( Texto basado en la obra original Cincuenta sombras de Grey )
Permanecemos tumbados en la enorme cama del cuarto rojo después del catártico sexo. Christian es un verdadero experto en el manejo de los cacharros infernales. Estamos agotados. Yo reclino mi cabeza en su pecho y él acaricia mi cara. Permanecemos hablando durante ¿ horas?, no sé precisarlo. Sólo sé que lo necesitábamos, y ha sido una tremenda liberación. Christian está feliz. Sus ojos brillan y yo me emociono con sólo mirarle. No puedo evitarlo y, los ojos se me llenan de lágrimas
- ¡ Eh, nena ! ¿ por qué lloras?- me pregunta inquieto
- Christian, te quiero tanto, tanto y ... he estado a punto de perderte
-Yo también te quiero. Y he sentido miedo
- ¿ Tan grave fue?
- Si, nena creí no volverte a ver más. Volábamos demasiado bajo y aún no sé cómo pudimos aterrizar
- Entonces ¿ restaste su importancia para no preocupar a tu familia?
-Exacto, pero ahora no hablemos más de eso. ¿ Por qué me dijiste que no te hiciera fotografías?
- Pues... - dudo en contárselo, pero al fin me decido- cuando fui a buscar tu segundo regalo, en tu vestidor, en uno de los cajones, y debajo de los vaqueros, había una caja que abrí y vi fotografías de las sumisas
- ¿ Cómo que viste fotografías de las sumisas? ¡ Pero si las tenía en la caja fuerte!
- No me gustó lo que ví, Christian. ¿ Alguna de ellas era Leila?
- Si, Anastasia. Estaba Leila y otras chicas más. No te preocupes, tienen una póliza de seguro
-¿ Qué quieres decir?
- Pues que no se pueden divulgar
- ¿ Ellas lo sabían?
-¡ Naturalmente que lo sabían! y lo autorizaron. Las romperé ahora mismo
- Son tus fotos Haz con ellas lo que quieras
- No significan nada. Entonces quizá si. Pero ahora no quiero eso, nena
- No entiendo entonces cómo estaba al alcance de cualquiera
- No, nena, yo las puse en la caja fuerte. A penas la uso y la clave la tengo apuntada en un sitio porque es tan larga que se me olvida. Pero ella debió ser quién las sacara, por tanto conoce dónde está la clave
- Cuando dices ella, ¿ te refieres a Leila ?
- Si. Debió sacarlas el día que apareció a los pies de tu cama
- Fue muy especial para ti ¿ verdad? ¿ Estuviste enamorado de ella ?
- Ana ¿ de verdad quieres saber todo esto?
- Si Christian. No soy masoquista, porque estas cosas no me agradan, pero he de saber todo referente a tu anterior forma de vivir. Necesito entender y procesar todo. Deseo saber todo de ti. Me duela o no. Lo quiero saber
- Está bien, nena. No he estado enamorado de ninguna, excepto de Elena. Pero si tuve una relación más especial con Leila que con las otras. No sé si ellas tuvieron otra intención hacia mi, creo que era la que mutuamente necesitábamos y era buscar placer.
Pero empezaba el viernes por la noche y terminaba el domingo por la tarde. Y nada más. No he querido a ninguna en el sentido que me preguntas. Eran sólo instrumentos de placer, igual que lo fuí yo para ellas.
- ¿ Te acostaste con alguna, con Leila ?, por ejemplo
- No, y ya te lo dije al principio. Nunca he dormido con nadie, excepto contigo
- Leila me dijo en el apartamento que no te habías acostado con ella y sin embargo dormías conmigo
- Te lo acabo de explicar, ¿desconfías de mi?
- No. Pero... quizá siento algo de celos
- Nunca, y entiende lo que te digo. Nunca he tenido relaciones con ninguna fuera del cuarto rojo. Para cubrir ciertas necesidades utilizaba el gimnasio o alguna prostituta. Pero eso ya te lo he contado. Todo eso no tiene nada que ver contigo. Contigo es otra relación, y lo fue desde el mismo instante en que te vi. Tu cambiaste mi vida. No podría volver a la anterior. Soy tu amante, Ana, no tu Amo. Ahora aquella vida la veo aburrida carente de valor, pero tú me haces vibrar, me siento vivo a tu lado y no pienso renunciar a ello. Deseo una vida junto a ti. Está decidido, las romperé No lo pienses más. Creí que esta mañana habíamos cerrado esa página definitivamente
-Yo también lo creo, Christian. No te preocupes, pero has de darme tiempo. Son muchas cosas, pero yo confío en ti y en lo nuestro. Vamos a conseguirlo, mi amor.
Le doy un beso y un abrazo. Se lo digo de verdad. Ha sido una confesión mutua lo que hemos realizado en el cuarto rojo. Uno frene al otro, con las manos enlazadas, abriendo nuestros corazones de par en par.
. Pero ahora tengo que ir a trabajar. He de solucionar algunos asuntos para esta tarde.
- Yo te haré un pastel ¿ quieres?
- ¿Vas hacerme un pastel?
- Claro, es tu cumpleaños
-¿Puede ser de chocolate?
- Si, señor. Que sea de chocolate
- ¿ Sabes que la única que me ha hecho un pastel por mi cumpleaños fue mi madre biológica?
- Christian... yo no quiero que te entristezcas en un día especial como el de hoy
- No cielo, al contrario me gusta
- Muy bien, pues mientras tu trabajas yo lo haré
Oigo hablar a Christian por teléfono, pero no escucho lo que dice, hasta que me anuncia:
- Ana, tu padre quiere hablar contigo
-¿ Mi padre, le has llamado?
- ¡ Claro ! tenía que pedirle la mano de su hija
- Christian ¡ cómo se te ocurre ! Eso ya no se lleva
- A mi me gusta, así que lo he hecho
Mi padre se muestra muy emocionado, y me pregunta si estoy verdaderamente segura de lo que voy hacer
- Hace poco que os conocéis. Eres muy joven
- Papá yo le quiero, nos queremos muchísimo y es el amor de mi vida. ¿ Me llevarás al altar?
- Por supuesto Annie. Pero es que me ha pillado tan... de repente.
- Papá iremos un día a verte
- Venid los dos. Hasta luego pequeña
- Adiós papá. Te quiero y quiero que sepas que soy muy feliz
- Me alegro, cielo, me alegro. Anda ponme con Christian para despedirnos
- Bueno pues ya está. Ya tengo el permiso de tu padre para que seas mi esposa. Es un trámite que tenía que hacer. Yo soy muy conservador, nena. Ante todo hay que hacer las cosas como marcan los cánones, y eso era lo suyo. Y ahora sí que me voy
- Y yo voy hablar con mi madre para decírselo y después haré tu pastel
- De acuerdo . Ven aquí y dame un beso inmediatamente- me dice risueño
Me besa de una manera que me deja sin aliento. Cuando está a punto de salir, se gira y me dice
- Si tienes que salir a la calle, no irás con ese vestido ¿ verdad?
- ¿ Qué tiene mi vestido?
- Ana, ¡ es cortísimo ! Ni siquiera me gusta que te lo pongas aquí. Delante del personal...
- ¿Y si estuviéramos en la playa ?
- Pero no lo estamos. No me gusta, Anastasia,- se va malhumorado. Cuando se enfada me llama con mi nombre completo. Me hace gracia
- Y ¿ por qué no lo rechazó cuando trajeron los vestidos que él mismo encargó? Claro que lo mismo no lo vio. Bueno pues no voy a cambiarme.
Llamo a mi madre y le comunico nuestro compromiso. Ella emocionada se pone a llorar
- Ana, eres muy joven. ¿ Lo has pensado bien ? Es un buen partido, pero tienes toda la vida por delante. Nunca has tenido novio
- Mamá es el amor de mi vida. No podré amar a otro hombre más que a él. Por favor alégrate por mi
- Y lo hago, hija, lo hago. Añoro que no esté tu padre para verte... murió tan pronto
- Mamá, por favor es un día muy especial para nosotros. Estamos muy felices y nos queremos. No te pongas nostálgica que vas hacerme llorar, por favor
- No cielo. ¿ Para cuándo es la fecha?
- Todavía no hemos hablado de eso, pero no creo se retrase mucho. En cuanto lo sepa te llamo. Te quiero mamá
- Yo también cielo. Me alegro de que seas tan feliz. Si tu lo eres, yo también. Hasta pronto, hija.
Miro en la cocina si tengo todos los elementos para hacer el pastel. Me falta un buen chocolate y decido acercarme al supermercado. Deseo hacérselo. Ha sido una mañana preciosa la que hemos vivido, y yo me siento feliz y contenta. Deseo transmitírselo a Christian. Cuando bajo, observo que tiene razón : es un vestido demasiado corto. " Ah, es solo subir y bajar. Estaré de vuelta en un momento" Pero algo en mi interior me plantea la duda de si se habrá enfadado, precisamente hoy, que no quiero disgustarle por nada. He de sacar dinero del cajero y me encamino al banco. Deseo sacar cincuenta dólares de mi cuenta. Lo hago y al recoger el comprobante observo que en la cuenta tengo más de cincuenta mil . ¡ Christian ! Y recuerdo que me dijo que cuando nos casáramos tendría que acostumbrarme al dinero, y por lo que veo ha comenzado a cumplir su promesa. ¡ Pero yo no quiero su dinero !. Muevo la cabeza y entro en el establecimiento a comprar la mejor cobertura de chocolate que exista. He de festejar a mis Cincuenta
Tengo casi listo el pastel, y entonces decido acercarme al estudio de Christian. Lleva encerrado en él casi toda la tarde. Está de cara al ventanal hablando sobre el helicóptero. Cuando termina, se gira y me ve en el umbral. No me dice nada y entonces me acerco despacio. Cuando le tengo frente a mi, le digo
- Hola
- Hola-me contesta fríamente
- ¿ Estás enfadado conmigo?
- Si, lo estoy
- Perdóname Christian. Ha sido un error por mi parte, tienes razón. Pero tú no debiste comprármelo
Alarga su brazo y me coge. De un suave tirón, me sienta sobre sus rodillas y me besa.
- No, nena. Vístete como quieras- me dice, y yo no puedo creerme lo que escucho
Tomo su cara entre mis manos y le beso, mientas juego con los rizos de su cabello. El me abraza frenético y me dice
- Me gusta la forma que tienes de pedir perdón- y vuelve a besarme
- Tu pastel está casi listo
- Hasta aquí ha venido un olorcillo muy evocador mientras se estaba cocinando. Muy bien señorita Steele, pues vamos a comer de mi pastel.
He puesto una velita y la prendemos . Yo le canto bajito el Cumpleaños feliz, y él sonriendo la apaga y formula un deseo. Me mira después de ello y yo fijo mis ojos en los de él y me sonrojo.
. Partimos un trozo para cada uno, y él se rechupetea los dedos como un niño pequeño. Quizá evocando, sin querer, los tiempos en que compartía con su madre biológica
- Por eso me enamoré de ti. Haces cosas muy, muy sabrosas- me dice guiñándome un ojo y sonriendo abiertamente. Mi pastel le ha gustado, y yo me siento feliz.
Tenemos que acudir a la cena de cumpleaños en casa de los padres de Christian. Me pongo un vestido que me gusta mucho, color verde y unos zapatos de tacón alto que le gustan a Christian. El va, como siempre, impecablemente vestido. Doy mi última mirada al espejo sin darme cuenta de que me está mirando
- Perfecta ,señorita Steele. Está bellísima. Y ahora vamos a ver al Clan Grey
Mientras nos acercamos a su casa, le digo
- ¿ Vas a decírselo?
-Por supuesto. Quiero ver la cara que ponen- y rompe a reír como un crio
En la puerta está Su padre que nos recibe con los brazos abiertos al rtiempo que da un fuerte abrazo a Christian
- Felicidades hijo mio. ¿ Estás bien ? Hola Ana, cuánto me alegra verte- y también me abraza
- Estamos bien, papá. Muy bien- le responde Christian mientras me mira sonriente
En el vestíbulo nos encontramos a una enfadada Kate, que me coge del brazo y me dice furiosa
- Tenemos que hablar. Ahora
- ¿ Qué te pasa ? la digo yo extrañada
- Quiero que me expliquéis lo que significa esto- Kate enseña el contrato de confidencialidad
- ¿ De dónde lo has sacado?- la pregunta Christian
- De una americana tuya que estaba en el cuarto de Ana. ¿ Qué es lo que le has hecho? Necesito saberlo ahora mismo
Por primera vez, veo a Christian sin respuesta. Me interpongo entre ellos y la contesto
- Kate, esto no es cosa tuya. No te metas
-¿ Cómo que no es cosa mia ? Eres como una hermana para mi, y necesito saber qué diablos significa esto
- Te repito Kate, no es cosa tuya. Eso pertenece al pasado, al principio. Te ruego por favor lo olvides y déjanos disfrutar de este día tan feliz para nosotros. Eso no tiene nada que ver
- Bien Ana, si me dices eso, tendrás tus motivos. Yo deseo que seas feliz, porque si es así yo también lo seré
- Pues créeme Kate, lo soy y mucho.
Christian se acerca a la chimenea y arroja al fuego el famoso papel, al tiempo que dice
- Se acabó Kate. Fue al principio. No sabía cómo iban a derivar las cosas, y me quise curar en salud. Pero como observas, eso ya no va con nosotros. Quédate tranquila. No voy hacerla nada malo. Daría mi vida mil veces por ella, porque es lo más importante que me ha ocurrido y no quiero perderla.
- Está bien chicos. Yo me alegro. Os veo locos el uno por el oro, por eso es que me extrañó tanto cuando lo leí. Ea, Christian es tu fiesta, disfrutémosla.
Camino del lugar en donde todos están reunidos nos encontramos a Grace que sale a nuestro encuentro.
- Hijo mio, felicidades. Muchas felicidades, cariño. ¿ Me das un abrazo?- en su pregunta había un ruego, un pedir permiso, que inmediatamente Christian atendió
- ¡ Claro que te doy un abrazo, mamá, y cientos, miles.!.. Ven aquí
Era enternecedor contemplar la escena que poco tiempo antes habría sido impensable. Luego Grace fue hasta mi, y mientras me abrazaba fuerte me decía algo que solo ella y yo escuchábamos
- Ana, gracias. Tengo a mi hijo, le he recuperado, le he abrazado y no he sentido rechazo a ello. Todo te lo debo a ti, y te estaré agradecida por ello toda mi vida
- No Grace. No me digas esas cosas que vas hacerme llorar. Yo le quiero y comprendo lo que significa para ti, porque hasta hace muy poco tiempo a mi tampoco me lo permitía. Pero todo eso ha quedado atrás, Grace. Ahora es el ser más tierno y cariñoso del mundo.
Christian me dice
- ¿ Qué cuchicheábais?
- Cosas de mujeres, mi amor. ¿ Grace lo sabe?
- Si, cielo, lo sabe, y también Carrick, y Mia y Elliot. En cuanto se enteró mamá no hubo forma de guardarlo en silencio
- ¿ Y ? - le pregunto
-¡ Están encantados, cielo ! Y todo gracias a ti
Me besa en la ffrente y entramos en el salón. Hay infinidad de gente, la mayoría conocidos: Andrea y Rose, las secretarias de Christian, Flynn y su esposa, Algunas amigas de Mia, Kate y Ethan, y algunos conocidos de Christian.
Una estilizada figura femenina vestida de negro, llama poderosamente mi atención
- ¡ Oh no ! ¿ Qué demonios hace esta mujer aquí? ¡ Y se está acercando !...- Efectivamente, la señora Robinson llega hasta Christian, le toma de los brazos y le estampa dos besos en las mejillas. El me sujeta por la cintura y me acerca más a él en un abrazo silencioso, pero firme
- Hola, Elena ¿ Cómo estás ?
- Christian, qué susto me llevé, qué disgusto y que susto pasé. ¿ Por qué no me llamaste?
- ¿ Por qué tenía que llamarte Elena? Además tenía muchas cosas que hacer
- Me hubiera quedado tranquila. Sabes que me preocupo por ti. ¿ No recibiste mis mensajes?
- Tranquilicé a quién tenía que tranquilizar. Ellos eran lo primero para mi. Lo primero de todo- al decir esto me clava ligeramente los dedos en mi cintura.
Yo soy testigo de la escena como si fuera un jarrón chino. Mi deseo es irme y dejarles a solas, pero Christian se aferra a mi y no me deja. Por fín la señora Robinson me saluda
- ¡ Ay, Ana! hola
- Hola- la digo un escueto saludo.
- Bueno Elena, ahora tengo que atender a mis invitados. Disculpa- y Christian sin soltarme, hace que nos separemos de ella
- ¿ La has invitado ?-le pregunto furiosa
- Naturalmente que no. A ti no te gusta, y eso es suficiente
- ¿ Entonces, cómo está aquí?
- Recuerda que es amiga de mi madre- Olvídate de ella, nena. Tenemos cosas más felices e importantes que hacer.
Pasan bandejas con copas de champán y cuando todos tienen la suya, Christian llama la atención de los invitados porque tiene algo que comunicarles
- Pensé que ésta iba a ser una reunión sólo con la familia, pero he de deciros que estoy encantado de que estéis todos aquí, acompañándonos- y gira con la copa en la mano señalando a toda la concurrencia- He de deciros que tengo una gratísima noticia que daros, la señorita Anastasia Rose Steele, ha accedido a ser mi mujer, y en breve contraeremos matrimonio.
Un estallido de aplausos se oyó en la habitación acompañados de bravos y silbidos de los más jóvenes. Una Kate con la boca abierta, Flynn y su esposa sonriendo y aplaudiendo como locos. Elliot exultante aplaude también y una impulsiva Mia se abalanza sobre su hermano y sobre mi para abrazarnos. Grace y Carrick se abrazan a nosotros dos que formamos una piña de cuatro. Grace emocionada no puede reprimir las lágrimas, y yo tampoco. Christian coge mi cara entre sus manos y me da un profundo y sonoro beso en la boca, ante las risas de todos. Yo me ruborizo. Es la primera vez que Christian hace algo así a la vista de todo el mundo, con testigos. Tan sólo una persona había perdido el color debajo de la capa de maquillaje. Sin querer, mi mirada se cruzó con la suya, y sin palabras la transmití un mensaje
" Soy yo la que está aquí junto a él, recogiendo los pedazos que tú destrozaste, pero no has podido arrebatarme su amor. Entérate: es mio. Ya puedes ir olvidándote de él, pedófila infame".
Como mujer de mundo, de mucho mundo, la señora Robinson "aguanta" el tipo y no deja traslucir ningún sentimiento. Cuando todos vuelven a los corrillos, ella se acerca lentamente hasta Christian
- ¿ Puedo hablar contigo un segundo?- le dice
Y yo, antes de que él vuelva a agarrarme, desaparezco de ese escenario y les dejo solos. Desde lejos, mientras hablo con Flynn y su mujer, observo la escena , y a pesar de que no discuten, en la cara de Christian se ve crispación y como colofón entiendo perfectamente su despedida.
- Déjala en Paz, Elena, déjala en paz. No te lo volveré a repetir.
Y dejándola plantada se acerca hasta donde estamos.
- ¡ Vaya Christian! eso si que ha sido un notición. Os doy mi enhorabuena de corazón. Ana y yo sabemos lo trascendental de lo que acabas de anunciar. Merecéis ser felices y por lo que se os ve, vais a serlo y mucho- Flynn le estrecha la mano y le da unas palmadas en los antebrazos.
Yo entablo una charla con su mujer, pero observo que ambos hablan bajo y se giran para que no veamos el movimiento de sus labios. Sé que están hablando de Leila y de cómo funciona su tratamiento.
Grace anuncia que la cena está dispuesta y que debemos pasar hacia el salón. A mi encuentro sale Mia con una copa de un líquido verde, de intenso color. Christian me suelta y me dice, yo me adelanto. Hay que atender a los invitados
- Toma Ana, es un brebaje que combina mi padre. Te adelanto que es muy rico, pero fuerte como él solo, bébelo. Está feliz con su hermano y me abraza efusiva, antes de reunirse con Ethan. Yo voy a seguirla cuando una voz me llama
- Ana, por favor. Quiero hablar contigo- frente a mi está la señora Robinson
- ¿ Qué es lo que quieres Elena?
- ¿ Estás segura de lo que vas hacer?
-Perfectamente. Nunca he estado más segura, pero si no lo estuviera, tú no tienes porqué interesarte en ello
- Christian me importa mucho y no quiero que le hagas daño. Ya te lo he dicho otra vez
- ¿ Y tú me dices que no le haga daño, cuando partiste su vida en dos y le destrozaste?
-No lo entiendes. Yo le salvé. Era un salvaje e hice que canalizara su furia
-Claro, la canalizaste para tu complacencia. Era un adolescente y tu le convertiste en tu esclavo. ¿ Es eso lo que me reprochas?
- Las cosas no son tan sencillas. No se cambia tan fácilmente. El era feliz con lo que hacía y tu no podrás darle esa felicidad. No eres de los nuestros, no podrás hacerle feliz. Pero yo estaré allí para recoger sus pedazos cuando se haya cansado. El amor es para idiotas
No podía seguir escuchando más, alcé la copa que me había dado Mia y se la lancé a la cara, mojando no sólo su maquillado rostro. El líquido dulzón le escurría por el escote.
- Ahora me voy, Elena. Tengo cosas mejores que hacer que escuchar tantas tonterías.
Me giro y veo que Christian están cerca de nosotras escuchando atónito la escena.
- Te lo he avisado cientos de veces. Déjanos en paz. No te metas en mis cosas
-Pero es que tus cosas, también son mías- le decía Elena
- No Elena. Eso fue hace mucho tiempo. Me hiciste creer en una vida que ahora he visto que no quiero vivirla. Nunca jamás recibí un abrazo de tu parte, ni una palabra cariñosa, solo recibí, golpes y solicitudes de sexo frenético para saciar tu apetito sexual. Eso es lo que recibí, y ya no lo quiero. No quiero esa vida vacía, ya no. He conocido otro tipo de vida muy distinto al tuyo. Ella me lo ha enseñado y no tiene nada que ver con lo nuestro de antes
- Pero ella no conoce nuestro mundo. No podrá hacerte feliz, Christian. Vuelve a lo de siempre conmigo
- Te lo repito, lo bueno o lo malo que hagamos será nuestro problema y de nadie más. No te entrometas, déjanos en paz. No voy a volver, Elena. Métetelo en la cabeza. He encontrado una nueva vida y quiero vivirla con la mujer que amo hasta el fin de mis días
Yo permanezco callada, atónita de presenciar esa escena. Quiero irme, pero él no me deja, me sujeta fuertemente contra su cuerpo. Tiene los músculos crispados. Y yo estoy aterrada de comprobar como dos titanes frente a frente tratan de despedazarse. Estoy a punto de echarme a llorar, cuando una voz firme y serena retumba en la habitación
- Sal de mi casa, puta. Sal de mi casa y deja a mi hijo en paz
Todos giramos la cabeza hacia Grace que ha entrado en escena y se próxima hacia Elena. Cuando está a su altura, levanta su mano y descarga en su mejilla un sonoro bofetón, dejándola los dedos marcados.
- Sal inmediatamente, y no vuelvas a acercarte a ningún miembro de mi familia, a ninguno ¿ te enteras?
Se echa a un lado, mientras Elena demudada y con la cabeza baja sale de la habitación y de esa casa.
Traga saliva, coge aire, y cambiando el tono me dice con la voz más serena y más cariñosa.
- Lo siento Ana. ¿ Querrás dejarme a solas un momento con mi hijo?
Digo que si con la cabeza, mientas dos gruesas lágrimas corren por mis mejillas. Las seco con el dorso de la mano y ella me la aprieta con una sonrisa . Después posa su mirada en Christian y le dice, firme y serena
- Hijo mio, vas a tener que explicarme algunas cosas, ya, ahora.
Salgo de la habitación y cierro la puerta tras de mi. Me muestro desorientada y violenta por lo que he presenciado. Imagino que ahora Christian no tendrá más remedio que confesar a su madre la verdad de todo, y me apiado del dolor que sentirá Grace al conocer lo que vivió con esa mujer, y ella no enterarse.
No sé a dónde ir. No me apetece reunirme con los invitados, Estoy conmocionada. Me encuentro a Rose que va buscando un sitio en donde fumarse un cigarrillo. Yo la digo que estoy algo nerviosa por todo lo vivido ayer y la emoción de nuestro compromiso y la dejo con la excusa de ir al lavabo.
Salgo al salón principal y por la escalera subo hasta la segunda planta. El dormitorio d de Christian, será mi refugio. Allí nadie me buscará, podré pensar en lo que acabo de presenciar y lloraré si es que tengo ganas. Necesito calmar mi ansiedad. Recorro la habitación que conocí hace unos días y me detengo en los trofeos de él, en los posters. Pienso que es un dormitorio normal de un chico normal, sin dejar entrever el infierno de sumisión al que esa pedófila le estaba sometiendo. Me dirijo hacia el corcho y me fijo más detenidamente en la foto en blanco y negro. " No es nadie" me dijo cuanto anteriormente le pregunté por la identidad de esa mujer. ¡ Cielo santo ! es morena, con melena, es muy joven y tiene los ojos del mismo color de Christian, es su madre biológica. ¿ Por eso buscaba mujeres que se le parecieran !
Un sollozo me sube hasta la boca desde lo más profundo de mi alma. Todo el comportamiento de Christian, su protección, su culpa, el odiarse a sí mismo está concentrado en esa pequeña fotografía. Deduzco que a pesar del desprecio con el que habla de ella, la recuerda y la quiere. Se culpa por no haberla podido librar de aquel monstruo, y por ello es que está siempre tan pendiente de mi. ¡ Pobre mis Cincuenta! Eres un ser increíble, todo amor y aunque tu digas que no tienes corazón, lo tienes y muy grande y... me lo has entregado todo a mi !
No puedo contener el llanto y paso largo rato, hasta calmarme. Cuando lo consigo decido que he de bajar. Se extrañarán que no estemos ninguno. No tengo ni idea del tiempo que ha transcurrido, y si ni siquiera Grace ha terminado de hablar con él. Paso mis manos por la cara como para serenarme, y salgo de la habitación. En las escaleras me encuentro a Christian que viene con semblante preocupado, pero que al verme sonríe tiernamente
- Estabas aquí ¿ en mi dormitorio?
- Si Christian, en u dormitorio, entre tus cosas. Es en el único lugar que me encontraba a salvo
- A salvo ¿ de qué ?, amor mío. ¿ Qué te ocurre?
- Tú me ocurres. Te quiero tanto y he estado pensando que quizá ella tenga razón. No te merezco, no podré hacerte feliz
- Ana, por favor. No dejes que su mierda nos roce. Esa ya no es mi vida, no la quiero. No quiero follar duro, quiero mi vainilla. Te quiero a ti. No me dejes por favor, no te vayas. Te necesito Ana, y no sabes cuánto.
- Tu madre ¿ lo sabe?
-Si Ana, lo sabe todo. Y ha sido una liberación¡ tan grande !
-¿ Qué te ha dicho? ha tenido que ser impactante para ella, pobrecilla
- Lo ha sido, pero es mi madre. Las madres siente un amor incondicional por sus hijos sean como sean. Después de haberle contado todo, me ha abrazado, me ha besado y se ha puesto a llorar. Yo también he llorado con ella y la estrechaba tan fuerte contra mi pecho, que creo le hacía daño, pero ella no se retiró. ¡ Me quiere Ana !
- ¡ Cómo no iba a quererte, es tu madre !, y además eres el ser mejor, más generoso, altruista y noble que he conocido. Tienes que creerme todos te queremos Christian. No te odies a ti mismo, porque nadie lo hacemos. ¿ No has visto cómo todos se han alegrado de lo nuestro? ¡ Oh amor mío ! Si yo pudiera aliviarte de tanta carga
- Lo has hecho cielo, lo has hecho. Todo esto ha sido por ti. Tú me has enseñado otro camino. Has hecho que vea el futuro con esperanza, que hay esperanza para nosotros. Esa ha sido una labor tuya. ¿ Sabes lo que ha dicho mi madre al final de todo? " "Gracias a Dios que conociste a Ana, esa chiquilla te ama de verdad Christian. Sé merecedor de ese amor"
- Christian, Christian... Daría mi vida por ti- Me abrazo a él, nos abrazamos los dos. A él se le humedecen los ojos, y yo vuelvo a llora r.
- Eh, eh.. Basta de llantos, es nuestro día. Ven- me toma de la mano y apresuradamente bajamos las escaleras.
Su rostro ya no tiene signos de crispación, Sus ojos vuelven a brillar de alegría y se le ve feliz como un niño. Yo le veo contagiada de su felicidad
- Espera, espera que llevo tacones y no puedo andar tan deprisa por la hierba
Hemos salido al jardín y vamos en dirección del embarcadero y después de quitarme los zapatos, Christian me sube sobre sus hombros, Yo rio feliz y él también.
- Vamos a tener reconciliación- me pienso acordándome de la vez anterior.
Entramos en el pabellón y subimos las escaleras. Está impaciente por llegar al piso de arriba. Abre la puerta, y como siempre me deja entrar primero. No puedo avanzar, me quedo clavada en el suelo. Mis ojos están desorbitados y las palabras se niegan a salir de mi garganta.
La habitación está totalmente cubierta de flores de todos los colores, alegres y primaverales, entremezcladas con unas bonitas y menudas bombillitas. Parece Navidad. Cuando consigo avanzar bajo la atenta mirada de Christian, se para delante de mi y con una rodilla en tierra, me dice
-Ana, tu has querido siempre un amor de flores y corazones. Bien, mi corazón es tuyo , ya lo tienes. Y las flores...- y se vuelve señalando con el brazo el entorno. - Te quiero Ana, cásate conmigo
De un bolsillo de su chaqueta saca un fino estuche del que extrae un solitario ovalado, grande, simple, pero hermoso en su sencillez. Me toma el dedo y me lo pone. Me mira a los ojos y con un mirada casi infantil y enamorada me vuelve a repetir
- ¿ Quieres casarte conmigo ?
- Si, si, si,. Si Christian, quiero casarme contigo. Quiero estar contigo hasta el fin de mis días. Quiero que me cuides, me protejas, me regañes, pero sobretodo ámame Christian como sólo tú sabes hacerlo.
Le hago levantarse y nos besamos largamente y él con su mano aprieta mi espalda contra su pecho. Yo deshago en parte mi abrazo, y bajo la mano hasta el lugar del corazón y la pongo en él. El me mira, pero no se tensa. Yo la retiro, no quiero perturbarle, pero él me la coge y la aprieta contra su pecho.
- Tócame, Ana, tócame.
Decidimos unirnos a la fiesta, de la que por las circunstancias narradas, hemos desatendido. Oímos una voz armoniosa, pero algo desafinada y comprobamos que es Grace cantando a pleno pulmón y muy contenta, sin duda por haber bebido más de la cuenta. Christian me mira y sonríe y yo le acompaño Me llevo las manos a la boca en señal de sorpresa y entonces Grace me mira y me lanza un beso al aire. Todos creen interpretar que es para su hijo, pero los tres sabemos para quién y porqué me dirige el beso
- Parece que le has caído bien a mi madre- me dice riendo satisfecho
- Ya lo sé Christian, ya lo sé. Es una gran mujer que está muy orgullosa de ti. Quiérela mucho. se lo merece
- Ya lo sé, nena, ya lo sé.
Grace hace una señal a Christian para que se acerque. El no me suelta de la mano, y aunque muy cortada me acerco con él
- Hijo mío, hace mucho tiempo que no tocamos el piano juntos. Venga siéntate- le ordena Grace
- Te quiero mamá, te quiero mucho. Abrázame por favor. No dejes de hacerlo nunca más
- Y así lo haré cariño. Estaba deseando hacerlo...- se detiene emocionada y se abrazan. Emocionada comprueba que él no retrocede, sino que la aprieta fuerte contra su pecho.
Elliot comienza " Cumpleaños feliz" con voz desafinada pero riendo y todos le acompañamos, incluso Christian. Grace me dice por lo bajo ¡ Pero si está cantando! -¿No le habéis escuchado cantar?- la pregunto
-Nunca ha cantado, nunca. Gracias Ana, gracias. He recuperado a mi hijo. No me canso de decirlo. Hoy el día más feliz de mi vida ¿ Tú si le has escuchado?- me pregunta
-En la ducha un par de veces, pero no hace tanto. Tiene una voz preciosa. Ya no toca el piano tantas veces por la noche, y sus piezas son más alegres. Grace, vamos tirando lastre, seguimos tirando lastre.- Y ambas nos cogemos de la mano mientras vemos a un Christian desgañitándose cantando el Cumpleaños feliz.
LAS FRASES DE GREY:
Permanecemos tumbados en la enorme cama del cuarto rojo después del catártico sexo. Christian es un verdadero experto en el manejo de los cacharros infernales. Estamos agotados. Yo reclino mi cabeza en su pecho y él acaricia mi cara. Permanecemos hablando durante ¿ horas?, no sé precisarlo. Sólo sé que lo necesitábamos, y ha sido una tremenda liberación. Christian está feliz. Sus ojos brillan y yo me emociono con sólo mirarle. No puedo evitarlo y, los ojos se me llenan de lágrimas
- ¡ Eh, nena ! ¿ por qué lloras?- me pregunta inquieto
- Christian, te quiero tanto, tanto y ... he estado a punto de perderte
-Yo también te quiero. Y he sentido miedo
- ¿ Tan grave fue?
- Si, nena creí no volverte a ver más. Volábamos demasiado bajo y aún no sé cómo pudimos aterrizar
- Entonces ¿ restaste su importancia para no preocupar a tu familia?
-Exacto, pero ahora no hablemos más de eso. ¿ Por qué me dijiste que no te hiciera fotografías?
- Pues... - dudo en contárselo, pero al fin me decido- cuando fui a buscar tu segundo regalo, en tu vestidor, en uno de los cajones, y debajo de los vaqueros, había una caja que abrí y vi fotografías de las sumisas
- ¿ Cómo que viste fotografías de las sumisas? ¡ Pero si las tenía en la caja fuerte!
- No me gustó lo que ví, Christian. ¿ Alguna de ellas era Leila?
- Si, Anastasia. Estaba Leila y otras chicas más. No te preocupes, tienen una póliza de seguro
-¿ Qué quieres decir?
- Pues que no se pueden divulgar
- ¿ Ellas lo sabían?
-¡ Naturalmente que lo sabían! y lo autorizaron. Las romperé ahora mismo
- Son tus fotos Haz con ellas lo que quieras
- No significan nada. Entonces quizá si. Pero ahora no quiero eso, nena
- No entiendo entonces cómo estaba al alcance de cualquiera
- No, nena, yo las puse en la caja fuerte. A penas la uso y la clave la tengo apuntada en un sitio porque es tan larga que se me olvida. Pero ella debió ser quién las sacara, por tanto conoce dónde está la clave
- Cuando dices ella, ¿ te refieres a Leila ?
- Si. Debió sacarlas el día que apareció a los pies de tu cama
- Fue muy especial para ti ¿ verdad? ¿ Estuviste enamorado de ella ?
- Ana ¿ de verdad quieres saber todo esto?
- Si Christian. No soy masoquista, porque estas cosas no me agradan, pero he de saber todo referente a tu anterior forma de vivir. Necesito entender y procesar todo. Deseo saber todo de ti. Me duela o no. Lo quiero saber
- Está bien, nena. No he estado enamorado de ninguna, excepto de Elena. Pero si tuve una relación más especial con Leila que con las otras. No sé si ellas tuvieron otra intención hacia mi, creo que era la que mutuamente necesitábamos y era buscar placer.
Pero empezaba el viernes por la noche y terminaba el domingo por la tarde. Y nada más. No he querido a ninguna en el sentido que me preguntas. Eran sólo instrumentos de placer, igual que lo fuí yo para ellas.
- ¿ Te acostaste con alguna, con Leila ?, por ejemplo
- No, y ya te lo dije al principio. Nunca he dormido con nadie, excepto contigo
- Leila me dijo en el apartamento que no te habías acostado con ella y sin embargo dormías conmigo
- Te lo acabo de explicar, ¿desconfías de mi?
- No. Pero... quizá siento algo de celos
- Nunca, y entiende lo que te digo. Nunca he tenido relaciones con ninguna fuera del cuarto rojo. Para cubrir ciertas necesidades utilizaba el gimnasio o alguna prostituta. Pero eso ya te lo he contado. Todo eso no tiene nada que ver contigo. Contigo es otra relación, y lo fue desde el mismo instante en que te vi. Tu cambiaste mi vida. No podría volver a la anterior. Soy tu amante, Ana, no tu Amo. Ahora aquella vida la veo aburrida carente de valor, pero tú me haces vibrar, me siento vivo a tu lado y no pienso renunciar a ello. Deseo una vida junto a ti. Está decidido, las romperé No lo pienses más. Creí que esta mañana habíamos cerrado esa página definitivamente
-Yo también lo creo, Christian. No te preocupes, pero has de darme tiempo. Son muchas cosas, pero yo confío en ti y en lo nuestro. Vamos a conseguirlo, mi amor.
Le doy un beso y un abrazo. Se lo digo de verdad. Ha sido una confesión mutua lo que hemos realizado en el cuarto rojo. Uno frene al otro, con las manos enlazadas, abriendo nuestros corazones de par en par.
. Pero ahora tengo que ir a trabajar. He de solucionar algunos asuntos para esta tarde.
- Yo te haré un pastel ¿ quieres?
- ¿Vas hacerme un pastel?
- Claro, es tu cumpleaños
-¿Puede ser de chocolate?
- Si, señor. Que sea de chocolate
- ¿ Sabes que la única que me ha hecho un pastel por mi cumpleaños fue mi madre biológica?
- Christian... yo no quiero que te entristezcas en un día especial como el de hoy
- No cielo, al contrario me gusta
- Muy bien, pues mientras tu trabajas yo lo haré
Oigo hablar a Christian por teléfono, pero no escucho lo que dice, hasta que me anuncia:
- Ana, tu padre quiere hablar contigo
-¿ Mi padre, le has llamado?
- ¡ Claro ! tenía que pedirle la mano de su hija
- Christian ¡ cómo se te ocurre ! Eso ya no se lleva
- A mi me gusta, así que lo he hecho
Mi padre se muestra muy emocionado, y me pregunta si estoy verdaderamente segura de lo que voy hacer
Ray |
- Hace poco que os conocéis. Eres muy joven
- Papá yo le quiero, nos queremos muchísimo y es el amor de mi vida. ¿ Me llevarás al altar?
- Por supuesto Annie. Pero es que me ha pillado tan... de repente.
- Papá iremos un día a verte
- Venid los dos. Hasta luego pequeña
- Adiós papá. Te quiero y quiero que sepas que soy muy feliz
- Me alegro, cielo, me alegro. Anda ponme con Christian para despedirnos
- Bueno pues ya está. Ya tengo el permiso de tu padre para que seas mi esposa. Es un trámite que tenía que hacer. Yo soy muy conservador, nena. Ante todo hay que hacer las cosas como marcan los cánones, y eso era lo suyo. Y ahora sí que me voy
- Y yo voy hablar con mi madre para decírselo y después haré tu pastel
- De acuerdo . Ven aquí y dame un beso inmediatamente- me dice risueño
Me besa de una manera que me deja sin aliento. Cuando está a punto de salir, se gira y me dice
- Si tienes que salir a la calle, no irás con ese vestido ¿ verdad?
- ¿ Qué tiene mi vestido?
- Ana, ¡ es cortísimo ! Ni siquiera me gusta que te lo pongas aquí. Delante del personal...
- ¿Y si estuviéramos en la playa ?
- Pero no lo estamos. No me gusta, Anastasia,- se va malhumorado. Cuando se enfada me llama con mi nombre completo. Me hace gracia
- Y ¿ por qué no lo rechazó cuando trajeron los vestidos que él mismo encargó? Claro que lo mismo no lo vio. Bueno pues no voy a cambiarme.
Llamo a mi madre y le comunico nuestro compromiso. Ella emocionada se pone a llorar
- Ana, eres muy joven. ¿ Lo has pensado bien ? Es un buen partido, pero tienes toda la vida por delante. Nunca has tenido novio
- Mamá es el amor de mi vida. No podré amar a otro hombre más que a él. Por favor alégrate por mi
- Y lo hago, hija, lo hago. Añoro que no esté tu padre para verte... murió tan pronto
- Mamá, por favor es un día muy especial para nosotros. Estamos muy felices y nos queremos. No te pongas nostálgica que vas hacerme llorar, por favor
- No cielo. ¿ Para cuándo es la fecha?
- Todavía no hemos hablado de eso, pero no creo se retrase mucho. En cuanto lo sepa te llamo. Te quiero mamá
- Yo también cielo. Me alegro de que seas tan feliz. Si tu lo eres, yo también. Hasta pronto, hija.
Carla |
Miro en la cocina si tengo todos los elementos para hacer el pastel. Me falta un buen chocolate y decido acercarme al supermercado. Deseo hacérselo. Ha sido una mañana preciosa la que hemos vivido, y yo me siento feliz y contenta. Deseo transmitírselo a Christian. Cuando bajo, observo que tiene razón : es un vestido demasiado corto. " Ah, es solo subir y bajar. Estaré de vuelta en un momento" Pero algo en mi interior me plantea la duda de si se habrá enfadado, precisamente hoy, que no quiero disgustarle por nada. He de sacar dinero del cajero y me encamino al banco. Deseo sacar cincuenta dólares de mi cuenta. Lo hago y al recoger el comprobante observo que en la cuenta tengo más de cincuenta mil . ¡ Christian ! Y recuerdo que me dijo que cuando nos casáramos tendría que acostumbrarme al dinero, y por lo que veo ha comenzado a cumplir su promesa. ¡ Pero yo no quiero su dinero !. Muevo la cabeza y entro en el establecimiento a comprar la mejor cobertura de chocolate que exista. He de festejar a mis Cincuenta
Tengo casi listo el pastel, y entonces decido acercarme al estudio de Christian. Lleva encerrado en él casi toda la tarde. Está de cara al ventanal hablando sobre el helicóptero. Cuando termina, se gira y me ve en el umbral. No me dice nada y entonces me acerco despacio. Cuando le tengo frente a mi, le digo
- Hola
- Hola-me contesta fríamente
- ¿ Estás enfadado conmigo?
- Si, lo estoy
- Perdóname Christian. Ha sido un error por mi parte, tienes razón. Pero tú no debiste comprármelo
Alarga su brazo y me coge. De un suave tirón, me sienta sobre sus rodillas y me besa.
- No, nena. Vístete como quieras- me dice, y yo no puedo creerme lo que escucho
Tomo su cara entre mis manos y le beso, mientas juego con los rizos de su cabello. El me abraza frenético y me dice
- Me gusta la forma que tienes de pedir perdón- y vuelve a besarme
- Tu pastel está casi listo
- Hasta aquí ha venido un olorcillo muy evocador mientras se estaba cocinando. Muy bien señorita Steele, pues vamos a comer de mi pastel.
He puesto una velita y la prendemos . Yo le canto bajito el Cumpleaños feliz, y él sonriendo la apaga y formula un deseo. Me mira después de ello y yo fijo mis ojos en los de él y me sonrojo.
. Partimos un trozo para cada uno, y él se rechupetea los dedos como un niño pequeño. Quizá evocando, sin querer, los tiempos en que compartía con su madre biológica
- Por eso me enamoré de ti. Haces cosas muy, muy sabrosas- me dice guiñándome un ojo y sonriendo abiertamente. Mi pastel le ha gustado, y yo me siento feliz.
Tenemos que acudir a la cena de cumpleaños en casa de los padres de Christian. Me pongo un vestido que me gusta mucho, color verde y unos zapatos de tacón alto que le gustan a Christian. El va, como siempre, impecablemente vestido. Doy mi última mirada al espejo sin darme cuenta de que me está mirando
- Perfecta ,señorita Steele. Está bellísima. Y ahora vamos a ver al Clan Grey
Mientras nos acercamos a su casa, le digo
- ¿ Vas a decírselo?
-Por supuesto. Quiero ver la cara que ponen- y rompe a reír como un crio
En la puerta está Su padre que nos recibe con los brazos abiertos al rtiempo que da un fuerte abrazo a Christian
- Felicidades hijo mio. ¿ Estás bien ? Hola Ana, cuánto me alegra verte- y también me abraza
- Estamos bien, papá. Muy bien- le responde Christian mientras me mira sonriente
En el vestíbulo nos encontramos a una enfadada Kate, que me coge del brazo y me dice furiosa
- Tenemos que hablar. Ahora
- ¿ Qué te pasa ? la digo yo extrañada
- Quiero que me expliquéis lo que significa esto- Kate enseña el contrato de confidencialidad
- ¿ De dónde lo has sacado?- la pregunta Christian
- De una americana tuya que estaba en el cuarto de Ana. ¿ Qué es lo que le has hecho? Necesito saberlo ahora mismo
Por primera vez, veo a Christian sin respuesta. Me interpongo entre ellos y la contesto
- Kate, esto no es cosa tuya. No te metas
-¿ Cómo que no es cosa mia ? Eres como una hermana para mi, y necesito saber qué diablos significa esto
- Te repito Kate, no es cosa tuya. Eso pertenece al pasado, al principio. Te ruego por favor lo olvides y déjanos disfrutar de este día tan feliz para nosotros. Eso no tiene nada que ver
- Bien Ana, si me dices eso, tendrás tus motivos. Yo deseo que seas feliz, porque si es así yo también lo seré
- Pues créeme Kate, lo soy y mucho.
Christian se acerca a la chimenea y arroja al fuego el famoso papel, al tiempo que dice
- Se acabó Kate. Fue al principio. No sabía cómo iban a derivar las cosas, y me quise curar en salud. Pero como observas, eso ya no va con nosotros. Quédate tranquila. No voy hacerla nada malo. Daría mi vida mil veces por ella, porque es lo más importante que me ha ocurrido y no quiero perderla.
- Está bien chicos. Yo me alegro. Os veo locos el uno por el oro, por eso es que me extrañó tanto cuando lo leí. Ea, Christian es tu fiesta, disfrutémosla.
Kate y Elliot |
Camino del lugar en donde todos están reunidos nos encontramos a Grace que sale a nuestro encuentro.
- Hijo mio, felicidades. Muchas felicidades, cariño. ¿ Me das un abrazo?- en su pregunta había un ruego, un pedir permiso, que inmediatamente Christian atendió
- ¡ Claro que te doy un abrazo, mamá, y cientos, miles.!.. Ven aquí
Era enternecedor contemplar la escena que poco tiempo antes habría sido impensable. Luego Grace fue hasta mi, y mientras me abrazaba fuerte me decía algo que solo ella y yo escuchábamos
- Ana, gracias. Tengo a mi hijo, le he recuperado, le he abrazado y no he sentido rechazo a ello. Todo te lo debo a ti, y te estaré agradecida por ello toda mi vida
- No Grace. No me digas esas cosas que vas hacerme llorar. Yo le quiero y comprendo lo que significa para ti, porque hasta hace muy poco tiempo a mi tampoco me lo permitía. Pero todo eso ha quedado atrás, Grace. Ahora es el ser más tierno y cariñoso del mundo.
Christian me dice
- ¿ Qué cuchicheábais?
- Cosas de mujeres, mi amor. ¿ Grace lo sabe?
- Si, cielo, lo sabe, y también Carrick, y Mia y Elliot. En cuanto se enteró mamá no hubo forma de guardarlo en silencio
- ¿ Y ? - le pregunto
-¡ Están encantados, cielo ! Y todo gracias a ti
Me besa en la ffrente y entramos en el salón. Hay infinidad de gente, la mayoría conocidos: Andrea y Rose, las secretarias de Christian, Flynn y su esposa, Algunas amigas de Mia, Kate y Ethan, y algunos conocidos de Christian.
Una estilizada figura femenina vestida de negro, llama poderosamente mi atención
- ¡ Oh no ! ¿ Qué demonios hace esta mujer aquí? ¡ Y se está acercando !...- Efectivamente, la señora Robinson llega hasta Christian, le toma de los brazos y le estampa dos besos en las mejillas. El me sujeta por la cintura y me acerca más a él en un abrazo silencioso, pero firme
- Hola, Elena ¿ Cómo estás ?
- Christian, qué susto me llevé, qué disgusto y que susto pasé. ¿ Por qué no me llamaste?
- ¿ Por qué tenía que llamarte Elena? Además tenía muchas cosas que hacer
- Me hubiera quedado tranquila. Sabes que me preocupo por ti. ¿ No recibiste mis mensajes?
- Tranquilicé a quién tenía que tranquilizar. Ellos eran lo primero para mi. Lo primero de todo- al decir esto me clava ligeramente los dedos en mi cintura.
Yo soy testigo de la escena como si fuera un jarrón chino. Mi deseo es irme y dejarles a solas, pero Christian se aferra a mi y no me deja. Por fín la señora Robinson me saluda
- ¡ Ay, Ana! hola
- Hola- la digo un escueto saludo.
- Bueno Elena, ahora tengo que atender a mis invitados. Disculpa- y Christian sin soltarme, hace que nos separemos de ella
- ¿ La has invitado ?-le pregunto furiosa
- Naturalmente que no. A ti no te gusta, y eso es suficiente
- ¿ Entonces, cómo está aquí?
- Recuerda que es amiga de mi madre- Olvídate de ella, nena. Tenemos cosas más felices e importantes que hacer.
Pasan bandejas con copas de champán y cuando todos tienen la suya, Christian llama la atención de los invitados porque tiene algo que comunicarles
- Pensé que ésta iba a ser una reunión sólo con la familia, pero he de deciros que estoy encantado de que estéis todos aquí, acompañándonos- y gira con la copa en la mano señalando a toda la concurrencia- He de deciros que tengo una gratísima noticia que daros, la señorita Anastasia Rose Steele, ha accedido a ser mi mujer, y en breve contraeremos matrimonio.
Un estallido de aplausos se oyó en la habitación acompañados de bravos y silbidos de los más jóvenes. Una Kate con la boca abierta, Flynn y su esposa sonriendo y aplaudiendo como locos. Elliot exultante aplaude también y una impulsiva Mia se abalanza sobre su hermano y sobre mi para abrazarnos. Grace y Carrick se abrazan a nosotros dos que formamos una piña de cuatro. Grace emocionada no puede reprimir las lágrimas, y yo tampoco. Christian coge mi cara entre sus manos y me da un profundo y sonoro beso en la boca, ante las risas de todos. Yo me ruborizo. Es la primera vez que Christian hace algo así a la vista de todo el mundo, con testigos. Tan sólo una persona había perdido el color debajo de la capa de maquillaje. Sin querer, mi mirada se cruzó con la suya, y sin palabras la transmití un mensaje
" Soy yo la que está aquí junto a él, recogiendo los pedazos que tú destrozaste, pero no has podido arrebatarme su amor. Entérate: es mio. Ya puedes ir olvidándote de él, pedófila infame".
Como mujer de mundo, de mucho mundo, la señora Robinson "aguanta" el tipo y no deja traslucir ningún sentimiento. Cuando todos vuelven a los corrillos, ella se acerca lentamente hasta Christian
- ¿ Puedo hablar contigo un segundo?- le dice
Y yo, antes de que él vuelva a agarrarme, desaparezco de ese escenario y les dejo solos. Desde lejos, mientras hablo con Flynn y su mujer, observo la escena , y a pesar de que no discuten, en la cara de Christian se ve crispación y como colofón entiendo perfectamente su despedida.
- Déjala en Paz, Elena, déjala en paz. No te lo volveré a repetir.
Y dejándola plantada se acerca hasta donde estamos.
- ¡ Vaya Christian! eso si que ha sido un notición. Os doy mi enhorabuena de corazón. Ana y yo sabemos lo trascendental de lo que acabas de anunciar. Merecéis ser felices y por lo que se os ve, vais a serlo y mucho- Flynn le estrecha la mano y le da unas palmadas en los antebrazos.
Yo entablo una charla con su mujer, pero observo que ambos hablan bajo y se giran para que no veamos el movimiento de sus labios. Sé que están hablando de Leila y de cómo funciona su tratamiento.
Grace anuncia que la cena está dispuesta y que debemos pasar hacia el salón. A mi encuentro sale Mia con una copa de un líquido verde, de intenso color. Christian me suelta y me dice, yo me adelanto. Hay que atender a los invitados
- Toma Ana, es un brebaje que combina mi padre. Te adelanto que es muy rico, pero fuerte como él solo, bébelo. Está feliz con su hermano y me abraza efusiva, antes de reunirse con Ethan. Yo voy a seguirla cuando una voz me llama
- Ana, por favor. Quiero hablar contigo- frente a mi está la señora Robinson
- ¿ Qué es lo que quieres Elena?
- ¿ Estás segura de lo que vas hacer?
-Perfectamente. Nunca he estado más segura, pero si no lo estuviera, tú no tienes porqué interesarte en ello
- Christian me importa mucho y no quiero que le hagas daño. Ya te lo he dicho otra vez
Elena |
- ¿ Y tú me dices que no le haga daño, cuando partiste su vida en dos y le destrozaste?
-No lo entiendes. Yo le salvé. Era un salvaje e hice que canalizara su furia
-Claro, la canalizaste para tu complacencia. Era un adolescente y tu le convertiste en tu esclavo. ¿ Es eso lo que me reprochas?
- Las cosas no son tan sencillas. No se cambia tan fácilmente. El era feliz con lo que hacía y tu no podrás darle esa felicidad. No eres de los nuestros, no podrás hacerle feliz. Pero yo estaré allí para recoger sus pedazos cuando se haya cansado. El amor es para idiotas
No podía seguir escuchando más, alcé la copa que me había dado Mia y se la lancé a la cara, mojando no sólo su maquillado rostro. El líquido dulzón le escurría por el escote.
- Ahora me voy, Elena. Tengo cosas mejores que hacer que escuchar tantas tonterías.
Me giro y veo que Christian están cerca de nosotras escuchando atónito la escena.
- Te lo he avisado cientos de veces. Déjanos en paz. No te metas en mis cosas
-Pero es que tus cosas, también son mías- le decía Elena
- No Elena. Eso fue hace mucho tiempo. Me hiciste creer en una vida que ahora he visto que no quiero vivirla. Nunca jamás recibí un abrazo de tu parte, ni una palabra cariñosa, solo recibí, golpes y solicitudes de sexo frenético para saciar tu apetito sexual. Eso es lo que recibí, y ya no lo quiero. No quiero esa vida vacía, ya no. He conocido otro tipo de vida muy distinto al tuyo. Ella me lo ha enseñado y no tiene nada que ver con lo nuestro de antes
- Pero ella no conoce nuestro mundo. No podrá hacerte feliz, Christian. Vuelve a lo de siempre conmigo
- Te lo repito, lo bueno o lo malo que hagamos será nuestro problema y de nadie más. No te entrometas, déjanos en paz. No voy a volver, Elena. Métetelo en la cabeza. He encontrado una nueva vida y quiero vivirla con la mujer que amo hasta el fin de mis días
Señora Robinson |
Yo permanezco callada, atónita de presenciar esa escena. Quiero irme, pero él no me deja, me sujeta fuertemente contra su cuerpo. Tiene los músculos crispados. Y yo estoy aterrada de comprobar como dos titanes frente a frente tratan de despedazarse. Estoy a punto de echarme a llorar, cuando una voz firme y serena retumba en la habitación
- Sal de mi casa, puta. Sal de mi casa y deja a mi hijo en paz
Todos giramos la cabeza hacia Grace que ha entrado en escena y se próxima hacia Elena. Cuando está a su altura, levanta su mano y descarga en su mejilla un sonoro bofetón, dejándola los dedos marcados.
- Sal inmediatamente, y no vuelvas a acercarte a ningún miembro de mi familia, a ninguno ¿ te enteras?
Se echa a un lado, mientras Elena demudada y con la cabeza baja sale de la habitación y de esa casa.
Traga saliva, coge aire, y cambiando el tono me dice con la voz más serena y más cariñosa.
- Lo siento Ana. ¿ Querrás dejarme a solas un momento con mi hijo?
Digo que si con la cabeza, mientas dos gruesas lágrimas corren por mis mejillas. Las seco con el dorso de la mano y ella me la aprieta con una sonrisa . Después posa su mirada en Christian y le dice, firme y serena
- Hijo mio, vas a tener que explicarme algunas cosas, ya, ahora.
Salgo de la habitación y cierro la puerta tras de mi. Me muestro desorientada y violenta por lo que he presenciado. Imagino que ahora Christian no tendrá más remedio que confesar a su madre la verdad de todo, y me apiado del dolor que sentirá Grace al conocer lo que vivió con esa mujer, y ella no enterarse.
No sé a dónde ir. No me apetece reunirme con los invitados, Estoy conmocionada. Me encuentro a Rose que va buscando un sitio en donde fumarse un cigarrillo. Yo la digo que estoy algo nerviosa por todo lo vivido ayer y la emoción de nuestro compromiso y la dejo con la excusa de ir al lavabo.
Salgo al salón principal y por la escalera subo hasta la segunda planta. El dormitorio d de Christian, será mi refugio. Allí nadie me buscará, podré pensar en lo que acabo de presenciar y lloraré si es que tengo ganas. Necesito calmar mi ansiedad. Recorro la habitación que conocí hace unos días y me detengo en los trofeos de él, en los posters. Pienso que es un dormitorio normal de un chico normal, sin dejar entrever el infierno de sumisión al que esa pedófila le estaba sometiendo. Me dirijo hacia el corcho y me fijo más detenidamente en la foto en blanco y negro. " No es nadie" me dijo cuanto anteriormente le pregunté por la identidad de esa mujer. ¡ Cielo santo ! es morena, con melena, es muy joven y tiene los ojos del mismo color de Christian, es su madre biológica. ¿ Por eso buscaba mujeres que se le parecieran !
Cuarto de Christian |
Un sollozo me sube hasta la boca desde lo más profundo de mi alma. Todo el comportamiento de Christian, su protección, su culpa, el odiarse a sí mismo está concentrado en esa pequeña fotografía. Deduzco que a pesar del desprecio con el que habla de ella, la recuerda y la quiere. Se culpa por no haberla podido librar de aquel monstruo, y por ello es que está siempre tan pendiente de mi. ¡ Pobre mis Cincuenta! Eres un ser increíble, todo amor y aunque tu digas que no tienes corazón, lo tienes y muy grande y... me lo has entregado todo a mi !
No puedo contener el llanto y paso largo rato, hasta calmarme. Cuando lo consigo decido que he de bajar. Se extrañarán que no estemos ninguno. No tengo ni idea del tiempo que ha transcurrido, y si ni siquiera Grace ha terminado de hablar con él. Paso mis manos por la cara como para serenarme, y salgo de la habitación. En las escaleras me encuentro a Christian que viene con semblante preocupado, pero que al verme sonríe tiernamente
- Estabas aquí ¿ en mi dormitorio?
- Si Christian, en u dormitorio, entre tus cosas. Es en el único lugar que me encontraba a salvo
- A salvo ¿ de qué ?, amor mío. ¿ Qué te ocurre?
- Tú me ocurres. Te quiero tanto y he estado pensando que quizá ella tenga razón. No te merezco, no podré hacerte feliz
- Ana, por favor. No dejes que su mierda nos roce. Esa ya no es mi vida, no la quiero. No quiero follar duro, quiero mi vainilla. Te quiero a ti. No me dejes por favor, no te vayas. Te necesito Ana, y no sabes cuánto.
- Tu madre ¿ lo sabe?
-Si Ana, lo sabe todo. Y ha sido una liberación¡ tan grande !
-¿ Qué te ha dicho? ha tenido que ser impactante para ella, pobrecilla
- Lo ha sido, pero es mi madre. Las madres siente un amor incondicional por sus hijos sean como sean. Después de haberle contado todo, me ha abrazado, me ha besado y se ha puesto a llorar. Yo también he llorado con ella y la estrechaba tan fuerte contra mi pecho, que creo le hacía daño, pero ella no se retiró. ¡ Me quiere Ana !
- ¡ Cómo no iba a quererte, es tu madre !, y además eres el ser mejor, más generoso, altruista y noble que he conocido. Tienes que creerme todos te queremos Christian. No te odies a ti mismo, porque nadie lo hacemos. ¿ No has visto cómo todos se han alegrado de lo nuestro? ¡ Oh amor mío ! Si yo pudiera aliviarte de tanta carga
- Lo has hecho cielo, lo has hecho. Todo esto ha sido por ti. Tú me has enseñado otro camino. Has hecho que vea el futuro con esperanza, que hay esperanza para nosotros. Esa ha sido una labor tuya. ¿ Sabes lo que ha dicho mi madre al final de todo? " "Gracias a Dios que conociste a Ana, esa chiquilla te ama de verdad Christian. Sé merecedor de ese amor"
- Christian, Christian... Daría mi vida por ti- Me abrazo a él, nos abrazamos los dos. A él se le humedecen los ojos, y yo vuelvo a llora r.
- Eh, eh.. Basta de llantos, es nuestro día. Ven- me toma de la mano y apresuradamente bajamos las escaleras.
Su rostro ya no tiene signos de crispación, Sus ojos vuelven a brillar de alegría y se le ve feliz como un niño. Yo le veo contagiada de su felicidad
- Espera, espera que llevo tacones y no puedo andar tan deprisa por la hierba
Hemos salido al jardín y vamos en dirección del embarcadero y después de quitarme los zapatos, Christian me sube sobre sus hombros, Yo rio feliz y él también.
- Vamos a tener reconciliación- me pienso acordándome de la vez anterior.
Entramos en el pabellón y subimos las escaleras. Está impaciente por llegar al piso de arriba. Abre la puerta, y como siempre me deja entrar primero. No puedo avanzar, me quedo clavada en el suelo. Mis ojos están desorbitados y las palabras se niegan a salir de mi garganta.
La habitación está totalmente cubierta de flores de todos los colores, alegres y primaverales, entremezcladas con unas bonitas y menudas bombillitas. Parece Navidad. Cuando consigo avanzar bajo la atenta mirada de Christian, se para delante de mi y con una rodilla en tierra, me dice
-Ana, tu has querido siempre un amor de flores y corazones. Bien, mi corazón es tuyo , ya lo tienes. Y las flores...- y se vuelve señalando con el brazo el entorno. - Te quiero Ana, cásate conmigo
De un bolsillo de su chaqueta saca un fino estuche del que extrae un solitario ovalado, grande, simple, pero hermoso en su sencillez. Me toma el dedo y me lo pone. Me mira a los ojos y con un mirada casi infantil y enamorada me vuelve a repetir
- ¿ Quieres casarte conmigo ?
- Si, si, si,. Si Christian, quiero casarme contigo. Quiero estar contigo hasta el fin de mis días. Quiero que me cuides, me protejas, me regañes, pero sobretodo ámame Christian como sólo tú sabes hacerlo.
Le hago levantarse y nos besamos largamente y él con su mano aprieta mi espalda contra su pecho. Yo deshago en parte mi abrazo, y bajo la mano hasta el lugar del corazón y la pongo en él. El me mira, pero no se tensa. Yo la retiro, no quiero perturbarle, pero él me la coge y la aprieta contra su pecho.
- Tócame, Ana, tócame.
Decidimos unirnos a la fiesta, de la que por las circunstancias narradas, hemos desatendido. Oímos una voz armoniosa, pero algo desafinada y comprobamos que es Grace cantando a pleno pulmón y muy contenta, sin duda por haber bebido más de la cuenta. Christian me mira y sonríe y yo le acompaño Me llevo las manos a la boca en señal de sorpresa y entonces Grace me mira y me lanza un beso al aire. Todos creen interpretar que es para su hijo, pero los tres sabemos para quién y porqué me dirige el beso
- Parece que le has caído bien a mi madre- me dice riendo satisfecho
- Ya lo sé Christian, ya lo sé. Es una gran mujer que está muy orgullosa de ti. Quiérela mucho. se lo merece
- Ya lo sé, nena, ya lo sé.
Grace hace una señal a Christian para que se acerque. El no me suelta de la mano, y aunque muy cortada me acerco con él
- Hijo mío, hace mucho tiempo que no tocamos el piano juntos. Venga siéntate- le ordena Grace
- Te quiero mamá, te quiero mucho. Abrázame por favor. No dejes de hacerlo nunca más
- Y así lo haré cariño. Estaba deseando hacerlo...- se detiene emocionada y se abrazan. Emocionada comprueba que él no retrocede, sino que la aprieta fuerte contra su pecho.
Elliot comienza " Cumpleaños feliz" con voz desafinada pero riendo y todos le acompañamos, incluso Christian. Grace me dice por lo bajo ¡ Pero si está cantando! -¿No le habéis escuchado cantar?- la pregunto
-Nunca ha cantado, nunca. Gracias Ana, gracias. He recuperado a mi hijo. No me canso de decirlo. Hoy el día más feliz de mi vida ¿ Tú si le has escuchado?- me pregunta
-En la ducha un par de veces, pero no hace tanto. Tiene una voz preciosa. Ya no toca el piano tantas veces por la noche, y sus piezas son más alegres. Grace, vamos tirando lastre, seguimos tirando lastre.- Y ambas nos cogemos de la mano mientras vemos a un Christian desgañitándose cantando el Cumpleaños feliz.
LAS FRASES DE GREY:
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