FALTA DE CULTURA Y EDUCACION - Amalia Enriquez )

¿Dónde queda España?

Todavía me acuerdo del día, lugar y situación. Ante mí, uno de los actores más populares de Hollywood. La publicista nos presenta antes de entrevistarle por la película de turno en promoción. Le dice mi nombre y de dónde vengo, que es lo habitual para que ellos tengan los datos básicos de cada uno de nosotros. Y entonces, sin el más mínimo pudor, me pregunta. “¿Dónde queda España?¿Al lado de Chile, verdad?”..

Debo reconocer que, al margen de cambiar por completo el concepto que tenía de él, se evadieron -“ de un plumazo” - todas las ganas que tenía de entrevistarle, pero había cruzado el charco para hacerlo y allí me mantuve “a pie de cámara”. La conversación fue cordial. Años más tarde le entrevisté, de nuevo, en Madrid. Esta vez sabía dónde estaba España, pero la educación se había quedado en LA porque me recibió sentado en un butacón, mascando chicle y con un palillo entre los dientes. A partir de ese día y tras esa imagen, no volví a entrevistarle más.

 

Hoy, gracias a Urdangarín, los recortes, Bárcenas, la corrupción y la última gala de los Goya, por poner ejemplos cercanos, me arriesgo a asegurar que medio mundo sabe dónde estamos. Prefiero, sin embargo, que nos ubiquen por la Selección Española, Nadal, Gasol, Antonio Banderas, Penélope Cruz o Julio Iglesias, que llevó el nombre de nuestro país a los rincones más escondidos del mundo –hace cuarenta años- cuando, de verdad, muchos no sabían ni que existíamos.

En una horas solo hablaremos de los Oscar, de los estilismos, de los estrenos que se avecinan, de cómo la hija de Rocio Carrasco quiere seguir la senda judicial que, hace días, protagonizó la de Fran Rivera y Eugenia Martínez de Irujo. Sé que esos son los temas de cada día, que se unen a los políticos y cotidianos, pero hoy tenía la necesidad de "pasar de puntillas" por ellos y dejarme llevar un poco por lo que me ha venido a la cabeza. Esa es la ventaja del blog, en el que un día hablas de Brad Pitt y, al siguiente, expresas un malestar que te inquieta.

Me siento española al cien por cien y orgullosa de mis raíces gallegas. Abandero ambos sentimientos allí por dónde voy y, de un tiempo a estar parte, me duele que me identifiquen con todo lo negativo que está sucediendo en nuestro país. Soy de las que veo el vaso medio lleno siempre y que confío, no sé si de manera ingenuamente consciente, en la bondad de las personas. Los acontecimientos y experiencias vitales ponen en peligro esa buena disposición pero, por mero instinto de supervivencia, necesito creer que saldremos adelante y que el talento de la gente de nuestra tierra nos posicionará en el lugar que merecemos. No me gustaría tener que volver a explicar dónde queda España