( Texto basado en la obra original Cincuenta sombras de Grey )
Estamos esperando en el aeropuerto de Londres nuestra conexión con el avión que nos llevará de regreso a Seattle. Christian pasea ante la tienda de revistas y periódicos. Yo en la de chucherías. Compró unos bombones más por aburrimiento que por deseo de chocolate. Se acerca hasta mí y sonriendo me roba una de las chocolatinas
- ¿ Te gusta el chocolate ? - me pregunta
- Me encanta. No creo que haya mujer en el mundo que no le guste
- Dicen que es afrodisíaco ¿ lo sabes ?- me dice con toda intención
- Christian, no seas malo
- Soy muy malo, ya lo sabes. Pero a ti parece no importarte. Estoy deseando llegar a casa
- Yo también. Es un viaje muy largo. Aunque vayamos en primera, son muchas horas de avión
- Sin duda, cielo ¿ Qué tal lo has pasado?- me pregunta acariciando mi mejilla
- ¡ Oh Christian ! ha sido perfecto. La mejor luna de miel de todo el mundo. Me va a costar mucho reintegrarme a la realidad, porque me has tenido en una nube
- ¿ De veras? cielo
- Si Christian, de veras.
Mientras aguardamos la hora del embarque, no pierde contacto con Seattle. Sigue preocupado y creo que hasta no llegar a casa, no se relajará, hasta que conozca la realidad de cómo están las cosas, sobre el terreno. No quiero mencionarle nada para no tensionar más su impaciencia, pero yo también estoy preocupada. ¿ Quién querrá perturbar nuestra calma, nuestra, ya de por si, azarosa vida ?
Al final de su comunicación estaba crispado. Ignoro quién era su interlocutor, pero no se ha quedado tranquilo
- ¿ Ocurre algo? -le pregunto
- No cariño. Lo que ocurres es que estoy deseando de que cojan a ese pirómano para seguir con nuestra vida. Porque aún estamos de luna de miel, aunque volvamos al trabajo ¿ no te parece ?
- Yo lo deseo también, Christian. Más que nada para que te tranquilices de una vez.
- Welch tiene que despabilarse. No voy a permitir que se descuide de nuevo. Si vuelve a ocurrir le dejaré como a un eunuco
- ¿ Quieres decir que le...? Eso mismo, le cortaré las pelotas
- ¡ Señor Grey ! tiene usted la lengua muy sucia- le digo riendo y arranco una risa también en él
Trato de que esté relajado, pero la verdad es que cuando me lo comenta, un escalofrío me corre por la espalda. ¿ Qué habrá ocurrido que yo no sé ? Cojo la máquina fotográfica, y le saco una foto con todo su enfado, es lo único que se me ocurre para calmarle algo. Aún con el gesto hosco, está guapísimo. ¡ Este hombre me vuelve loca !
Christian me despierta. ¡ Por fin hemos llegado!
- Vamos nena, ya estamos en casa
- Humm, Christian, estaba soñando que estábamos merendando en el prado de la casa nueva. ¡ Oh, no ! quiero seguir durmiendo
- Vamos, Ana, tengo que llevarte en brazos. Es la primera vez que entramos en casa como marido y mujer
-¿ Y vas a subirme en brazos los treinta pisos ?- le digo burlona
- Oh no. Ha engordado señora Grey. Utilizaremos el ascensor
- ¿ Qué he engordado?
- Si cielo de lo cuál me alegro. Has debido recuperar lo que perdiste con nuestra separación
- ¡ Christian ! ¿ de verdad estoy gorda ?
- Si Anastasia, muy, muy gorda- y rie igual que un chiquillo
Taylor nos da la bienvenida. Ya estamos en nuestro hogar, y dentro de nada comenzaremos la rutina. Ya estoy añorando mi luna de miel, en que le tenía para mi solita las veinticuatro horas del día.
- De verdad ¿ he engordado mucho?- le digo preocupada
- No cielo, sólo un poco
- Ya... pero sabes que fue beneficioso para ambos. De lo contrario no estaríamos donde estamos
- Si, pero te tenía segura. Te controlaría y no me desafiarías
- ¿ Te desafío mucho?
- Un poquito, pero me gusta , en el fondo me gusta. haces que me sienta vivo, que me sienta feliz
- ¿ Aunque haya engordado, te sigo gustando?
- ¡ Nena ! estoy loco por ti. De cualquier manera me gustas. Me enamoré de ti cuando te ayudé a levantarte del suelo en mi despacho. Cuando te tomé de la mano, sentí algo especial, hasta ese momento para mi desconocido. Cuando pasamos la primera noche juntos en el Healthman, estuve durante horas viendo como dormías. Creo que ahí empecé a amarte. ¿ Cómo no me vas a gustar ahora que eres mi esposa ?
Le tomo su cara entre mis manos y le beso. Me deja sin palabras. ¡Cómo puede ser tan brusco algunas veces y tan romántico otras, tan sensible bajo esa capa de dureza que se empeña en aparentar ! " No tengo corazón" me dijo en una ocasión. Y no es cierto, tiene un corazón enorme dispuesto a dar amor, pero que rechaza cuando se lo damos, porque no se cree merecedor de ello.
Me deja en el suelo al entrar en el ascensor y nuevamente me abraza y me besa. Cuando llegamos al piso, vuelve a tomarme en brazos y ahora si entramos en nuestra casa
- Bienvenida a casa señora Grey
- Lo mismo digo señor Grey
Me deja sentada en un taburete del mostrador de la cocina, mientras él se dirige al frigorífico del que saca una botella de champán, del preferido por nosotros. La descorcha y sirve dos copas Me da una de ellas . Levanta la suya y brinda
- Por nosotros señora Grey
- Por nosotros señor Grey
Bebemos un sorbo y se me queda mirando, con esa mirada tan especial, en el que te transmite su deseo más sensual
- Cielo, se que estás cansada, que el viaje ha sido largo, pero... ya estamos en nuestra casa. Tengo ganas de ir a la cama... pero no para dormir- me dice pasándome el dedo pulgar por la mejilla y con una sonrisa lasciva
¡ Cómo decirle que estoy agotada por el viaje, por la incertidumbre, por el jag lag, por todas las sensaciones vividas en los últimos días ! Me abalanzo sobre él y le beso. El me aprieta contra su cuerpo. No necesitamos más .
Christian duerme a mi lado, tranquilo, sosegado. Yo sin embargo estoy totalmente desvelada. me giro para ponerme cara a él y contemplarle mientras duerme. El lo hace conmigo, pero yo no tengo esa oportunidad, así que ahora disfruto al contemplar su rostro. Siento unos deseos enormes de besarle. De recorrer con mis dedos las líneas perfectas de su rostro, de sus labios bien definidos, de acariciar el pecho que me ha sido vedado hasta hace poco. Pero también sé que necesita dormir y descansar.
Sólo tenemos un día para adaptarnos de nuevo a la rutina diaria. ¡ Oh, no ! Me da pereza volver al trabajo. Christian me ha repetido hasta la saciedad que no necesito trabajar si no quiero. Pero yo, si quiero. Lo que me da pereza es no pasar el día entero con él, aunque se enfade, aunque me regañe, aunque quiera controlarme, no me importa... pero estaría con él.
Como si tuviera algún resorte conectado a mi, enseguida abre los ojos
- ¿ Qué te ocurre, nena?
- No puedo dormir. Aún tengo el horario de Londres, parece ser. Vuelve a dormirte-le digo mientras tomo su mano y se la aprieto
Se ha pasado toda la mañana metido en su estudio. Sin duda poniéndose al corriente de todo lo ocurrido. Cuando por fin sale para ir a casa de sus padres,. le noto contento y más relajado. Se ve que le han dado buenas noticias.
Nos dirigimos a casa de los padres de Christian. Nos han preparado una comida de bienvenida a nuestra nueva vida de casados. Hace un día precioso y comemos en el jardín. Estamos todos incluidos Kate y Ethan. La conversación gira entorno a nuestra maravillosa luna de miel. Grace comenta que ellos estuvieron d en Saint Paul, y quedaron encantados No sé porqué, pero mi humor no es bueno. Creo que es debido al cansancio.
- Eso es un buen presagio- le digo a Christian que tiene mi mano cogida
- ¿ Por qué lo dices?
- No hay más que ver a tus padres... Se quieren con locura a pesar del tiempo que hace de su boda. Por eso lo digo, Christian, por nosotros.
El encargado de la barbacoa es Carrick, que está feliz al contemplar la gran mesa, en la que están sentados todos los miembros de su familia. Está especialmente cariñoso conmigo, sin duda arrepentido de los acuerdos prematrimoniales. El resquemor entre padre e hijo, pertenece al pasado.
Estamos terminando el postre, cuando comienza a llover. Todos recogemos la mesa y entramos al salón comentando que hemos tenido suerte y pudimos terminar nuestra comida en el jardín. Unos se sientan en el sofá, como Kate y Elliot haciendo manitas. Unos pasos más allá Mia y Ethan, charlan animadamente. Yo ayudo a Grace a poner los platos sucios en el lavavajillas, y Carrick charla con Christian de no se sabe qué, porque hablan en voz muy queda.
Cuando salimos de la cocina, observo que Christian está sentado al piano y comienza una bella melodía. Su mirada va en mi dirección, y yo le mando un beso al aire. De repente todos callan y yo miro a ver qué es lo que sucede. Grace está a mi lado y exclama
- ¡ Dios mio está cantando !- yo la miro sorprendida y la digo
- ¿ No le habéis oído cantar nunca?
- No, es la primera vez, y tengo que agradecértelo a ti. Gracias, gracias, gracias.
- ¿ Por qué Grace, por qué me das las gracias... de qué ?- la digo extrañada. Yo le he oído varias veces. Suele cantar en la ducha, y tiene una voz preciosa
Grace, me coge las manos y se da la vuelta. Los ojos se le han llenado de lágrimas y sale del salón para que no la veamos llorar. Christian me hace una seña, para que me siente a su lado, y mientras sigue cantando, y los demás, aunque con asombro, siguen sus conversaciones.
Decidimos regresar a casa. Al día siguiente es nuestro primer día de trabajo, y deseamos acostarnos no muy tarde, aunque luego tardemos en dormir, por nuestros últimos juegos del día.
- ¿ Me dejarás algún día conducir tu coche? le pregunto
-Claro, pero si le haces una rozadura te las verás conmigo en el cuarto rojo
- Lo estás diciendo en broma ¿ verdad ?
- Humm, no sé.
- O sea, que quieres más al coche que a mi
- Me lo tendría que pensar, porque el coche no calienta mi cama
- Pues tiene un fácil arreglo. Ve a dormir al coche
- ¿ Me estás echando de tu lado ? No hace ni un día que hemos llegado de nuestra luna de miel, ¡ y me estás echando!- me acaricia y me entrega las llaves del coche. Está contento y de muy buen humor.
Nos metemos en el coche riendo. Arranco y me quedo maravillada de la suavidad del vehículo. Enseguida coge velocidad con apenas pisar el acelerador
- Tranquila, nena. Quiero llegar a casa- me dice poniendo una mano en mi rodilla
- ¡ Es fantástico, cari !
-¿ Cari ?
- Si cielo. Es el diminutivo de cariño
- Me lo imagino, pero es que nunca me habían dicho eso- y se pone a reír feliz
- Cuando sea mi cumpleaños quiero que me regales un coche de esta marca. No tan grande, claro, pero de color blanco. ¡ Me encanta !
- ¿ Quieres que te regale un coche blanco ?
- Si, ya lo sabes
- Ana, nunca dejas de sorprenderme- se pasa la mano por el pelo y sigue riendo feliz
- Era broma Christian. Yo tengo mi Saab
- ¿ Vas a decirme lo que te pasa hoy? Has estado bastante inquieta en casa de mis padres, y ahora estás no sé...
- No me pasa nada
-Eres desconcertante, Ana. Me pides claridad y luego tú... No sé qué te ocurre, pero sé que te pasa algo. ¿ Es porque no te he contado lo de la arquitecta para la casa nueva? Me lo acaba de decir Elliot
- Nunca me dices nada, Christian. Siempre me tengo de enterar por los demás
Todo el buen humor del que gozábamos hasta este momento, se ha vuelto tenso y ya no hablamos. Hasta que el manos libres de Sawyer conecta con nosotros. Taylor no está porque ha ido a visitar a su hija, que no anda muy bien de salud. El cuenta con la plena confianza de Christian , y yo le tengo mucho aprecio.
- Señor Grey, tiene un coche detrás que les va siguiendo
Yo me quedo sin sangre en las venas. Christian cambia inmediatamente el gesto y mira hacia atrás. Efectivamente, un coche Dodge oscuro con los cristales tintados viene a toda velocidad para alcanzarnos.
- Sawyer ¿ Habéis visto la matrícula y quién va en él?
-Señor Grey, las matrículas son falsas y tenemos dos coches delante nuestra. Vamos a tratar de pasarle
- Dentro de cinco minutos más o menos tenemos que tomar el desvío del puente. Situaros detrás de nosotros en esa dirección. Así comprobaremos si nos sigue o es una casualidad
- ¿ Conduce la señora Grey ?
- Si Sawyer, y lo está haciendo muy bien- Ana mantén la calma y en cuanto pasemos el desvío aprieta el acelerador.
Estoy nerviosa, pero no quiero decir nada. No puedo pararme y dejar que él conduzca. No, teniendo a ese coche tratando de ponerse detrás de nosotros. Sin pensármelo dos veces, piso el acelerador e inmediatamente me alejo a toda velocidad. Adelanto a coches y camiones. Me paso de un carril a otro ante el toque de bocinas de los demás conductores. Deseo llegar cuanto antes al puente, pero el coche no nos pierde de vista.
Ya diviso el desvío y vuelvo a pisar a fondo. Conseguimos pasarlo. Hemos perdido de vista a Sawyer, pero no al coche que nos sigue.
-Sawyer ¿ por dónde vais? Nosotros ya hemos pasado el puente, pero le tenemos unos coches más atrás y trata de adelantar. Vamos a pasar de largo de la dirección que teníamos que tomar para ir a casa. Daremos un rodeo, y daros prisa, joder. Nos viene pisando los talones
- Bien señor Grey. Que la señora vaya con calma, pero que no levante el pie del acelerador.
No aparto ni un momento la vista de la carretera y por el retrovisor compruebo si el Dodge no nos persigue. Christian sigue dándome órdenes
- No te metas para ir a casa, pasa de largo. Hay un aparcamiento cerca, métete en él y aparca en cuanto veas un hueco libre- me dice
-Sawyer, estamos cerca de casa, pero no vamos para allá. Le tenemos muy cerca. Nos metemos en el aparcamiento que hay al lado. Seguid vosotros a ese coche
- De acuerdo señor Grey, estamos en el semáforo casi detrás de él. Le mantendremos informado
-Acelera Ana. Ahí está el aparcamiento. Aparca en cuanto puedas
Yo sigo sus instrucciones al pie de la letra. Estoy muy asustada y nerviosa, pero mis manos están firmes al volante. Aparco y Christian me coge una mano y acaricia mis nudillos
-Lo has hecho muy bien, nena. Te has hecho merecedora de conducir MI coche.
Lo dice en tono de broma, pero yo sé que está inquieto y preocupado, porque yo estoy con él, en el coche.
- Señor Grey, estamos frente al aparcamiento y le seguimos. Le han despistado y ha pasado de largo. Permanezcan un rato escondidos hasta que averigüemos algo más.
- Entendido Sawyer, aquí esperamos noticias.
Yo no puedo contenerme más y rompo a llorar sin poder evitarlo. Christian me hace saltar por encima del freno de mano y me sienta en su regazo.
- Calma, nena. Ya ha pasado todo
-¿ Quién quiere hacernos daño, Christian ¿ quién ?
-No te sé responder, cielo. Algún empleado descontento, no sé. Cuando uno es conocido siempre tienes a alguien que te envidia, o simplemente quiere hacerte daño. Pero voy averiguarlo, no te preocupes.
Continúo llorando y entierro mi cara en su cuello
- Sal de ese asiento, cielo. Conduciré yo hasta casa.
- No puedo moverme Christian. Tengo las piernas que no me sostienen, como agarrotadas ó como si no tuviera piernas
- Está bien. Esa es la adrenalina, y yo tengo el remedio. No te preocupes cielo.
Empieza a acariciarme la espalda lentamente y mi nuca. Estoy totalmente contraída, pero poco a poco me voy destensando y mis piernas y brazos, van volviendo a su estado normal. Yo lo comento en broma, pero Christian se lo toma al pie de la letra
- Es muy erótico estar aquí acariciándonos...- y lo dejo en el aire
-Señora Grey, es usted una atrevida
- ¿ De verdad, señor Grey?
- ¿ Quieres que hagamos el amor en el coche, en el aparcamiento?-me pregunta riendo
- Humm- le contesto con ese sonido
- Estoy para complacerla, señora Grey.
Con un rápido movimiento me coloca en posición y al cabo de un minuto me hace el amor. Toda mi tensión desaparece. Una vez recuperada, le digo riendo
-¡ Hemos hecho el amor en público en un aparcamiento !
- No me tientes Ana, porque puedo hacértelo en el capó - me dice riendo
- Señor Grey, via libre. Ha dado tres vueltas y al no , localizarles, se ha ido, pero no es un hombre, es una mujer
¡ Dios mio ! digo mirando alarmada a Christian
- Christian ¿ la señora Robinson ?
- No, nena. Ella puede estar enfadada por lo que pasó en mi cumpleaños, pero no es su forma de proceder
- ¿ Leila ?
- Tampoco, estás con su familia
- ¿ Has hablado con ella ?
- No, ha hablado Flynn. Está en la otra parte del país
- ¿ Y alguna otra sumisa?
- No cielo. Ellas no. Recuerda las fotos. Aunque las haya destruido, ellas no lo saben. Cielo, no tengo ni idea. También puede ser un hombre disfrazado. En fin... a ver qué averiguamos. Ahora vámonos a casa.
Estamos esperando en el aeropuerto de Londres nuestra conexión con el avión que nos llevará de regreso a Seattle. Christian pasea ante la tienda de revistas y periódicos. Yo en la de chucherías. Compró unos bombones más por aburrimiento que por deseo de chocolate. Se acerca hasta mí y sonriendo me roba una de las chocolatinas
- ¿ Te gusta el chocolate ? - me pregunta
- Me encanta. No creo que haya mujer en el mundo que no le guste
- Dicen que es afrodisíaco ¿ lo sabes ?- me dice con toda intención
- Christian, no seas malo
- Soy muy malo, ya lo sabes. Pero a ti parece no importarte. Estoy deseando llegar a casa
- Yo también. Es un viaje muy largo. Aunque vayamos en primera, son muchas horas de avión
- Sin duda, cielo ¿ Qué tal lo has pasado?- me pregunta acariciando mi mejilla
- ¡ Oh Christian ! ha sido perfecto. La mejor luna de miel de todo el mundo. Me va a costar mucho reintegrarme a la realidad, porque me has tenido en una nube
- ¿ De veras? cielo
- Si Christian, de veras.
Mientras aguardamos la hora del embarque, no pierde contacto con Seattle. Sigue preocupado y creo que hasta no llegar a casa, no se relajará, hasta que conozca la realidad de cómo están las cosas, sobre el terreno. No quiero mencionarle nada para no tensionar más su impaciencia, pero yo también estoy preocupada. ¿ Quién querrá perturbar nuestra calma, nuestra, ya de por si, azarosa vida ?
Al final de su comunicación estaba crispado. Ignoro quién era su interlocutor, pero no se ha quedado tranquilo
- ¿ Ocurre algo? -le pregunto
- No cariño. Lo que ocurres es que estoy deseando de que cojan a ese pirómano para seguir con nuestra vida. Porque aún estamos de luna de miel, aunque volvamos al trabajo ¿ no te parece ?
- Yo lo deseo también, Christian. Más que nada para que te tranquilices de una vez.
- Welch tiene que despabilarse. No voy a permitir que se descuide de nuevo. Si vuelve a ocurrir le dejaré como a un eunuco
- ¿ Quieres decir que le...? Eso mismo, le cortaré las pelotas
- ¡ Señor Grey ! tiene usted la lengua muy sucia- le digo riendo y arranco una risa también en él
Trato de que esté relajado, pero la verdad es que cuando me lo comenta, un escalofrío me corre por la espalda. ¿ Qué habrá ocurrido que yo no sé ? Cojo la máquina fotográfica, y le saco una foto con todo su enfado, es lo único que se me ocurre para calmarle algo. Aún con el gesto hosco, está guapísimo. ¡ Este hombre me vuelve loca !
- Vamos nena, ya estamos en casa
- Humm, Christian, estaba soñando que estábamos merendando en el prado de la casa nueva. ¡ Oh, no ! quiero seguir durmiendo
- Vamos, Ana, tengo que llevarte en brazos. Es la primera vez que entramos en casa como marido y mujer
-¿ Y vas a subirme en brazos los treinta pisos ?- le digo burlona
- Oh no. Ha engordado señora Grey. Utilizaremos el ascensor
- ¿ Qué he engordado?
- Si cielo de lo cuál me alegro. Has debido recuperar lo que perdiste con nuestra separación
- ¡ Christian ! ¿ de verdad estoy gorda ?
- Si Anastasia, muy, muy gorda- y rie igual que un chiquillo
Taylor nos da la bienvenida. Ya estamos en nuestro hogar, y dentro de nada comenzaremos la rutina. Ya estoy añorando mi luna de miel, en que le tenía para mi solita las veinticuatro horas del día.
- De verdad ¿ he engordado mucho?- le digo preocupada
- No cielo, sólo un poco
- Ya... pero sabes que fue beneficioso para ambos. De lo contrario no estaríamos donde estamos
- Si, pero te tenía segura. Te controlaría y no me desafiarías
- ¿ Te desafío mucho?
- Un poquito, pero me gusta , en el fondo me gusta. haces que me sienta vivo, que me sienta feliz
- ¿ Aunque haya engordado, te sigo gustando?
- ¡ Nena ! estoy loco por ti. De cualquier manera me gustas. Me enamoré de ti cuando te ayudé a levantarte del suelo en mi despacho. Cuando te tomé de la mano, sentí algo especial, hasta ese momento para mi desconocido. Cuando pasamos la primera noche juntos en el Healthman, estuve durante horas viendo como dormías. Creo que ahí empecé a amarte. ¿ Cómo no me vas a gustar ahora que eres mi esposa ?
Le tomo su cara entre mis manos y le beso. Me deja sin palabras. ¡Cómo puede ser tan brusco algunas veces y tan romántico otras, tan sensible bajo esa capa de dureza que se empeña en aparentar ! " No tengo corazón" me dijo en una ocasión. Y no es cierto, tiene un corazón enorme dispuesto a dar amor, pero que rechaza cuando se lo damos, porque no se cree merecedor de ello.
Me deja en el suelo al entrar en el ascensor y nuevamente me abraza y me besa. Cuando llegamos al piso, vuelve a tomarme en brazos y ahora si entramos en nuestra casa
- Bienvenida a casa señora Grey
- Lo mismo digo señor Grey
Me deja sentada en un taburete del mostrador de la cocina, mientras él se dirige al frigorífico del que saca una botella de champán, del preferido por nosotros. La descorcha y sirve dos copas Me da una de ellas . Levanta la suya y brinda
- Por nosotros señora Grey
- Por nosotros señor Grey
Bebemos un sorbo y se me queda mirando, con esa mirada tan especial, en el que te transmite su deseo más sensual
- Cielo, se que estás cansada, que el viaje ha sido largo, pero... ya estamos en nuestra casa. Tengo ganas de ir a la cama... pero no para dormir- me dice pasándome el dedo pulgar por la mejilla y con una sonrisa lasciva
¡ Cómo decirle que estoy agotada por el viaje, por la incertidumbre, por el jag lag, por todas las sensaciones vividas en los últimos días ! Me abalanzo sobre él y le beso. El me aprieta contra su cuerpo. No necesitamos más .
Christian duerme a mi lado, tranquilo, sosegado. Yo sin embargo estoy totalmente desvelada. me giro para ponerme cara a él y contemplarle mientras duerme. El lo hace conmigo, pero yo no tengo esa oportunidad, así que ahora disfruto al contemplar su rostro. Siento unos deseos enormes de besarle. De recorrer con mis dedos las líneas perfectas de su rostro, de sus labios bien definidos, de acariciar el pecho que me ha sido vedado hasta hace poco. Pero también sé que necesita dormir y descansar.
Sólo tenemos un día para adaptarnos de nuevo a la rutina diaria. ¡ Oh, no ! Me da pereza volver al trabajo. Christian me ha repetido hasta la saciedad que no necesito trabajar si no quiero. Pero yo, si quiero. Lo que me da pereza es no pasar el día entero con él, aunque se enfade, aunque me regañe, aunque quiera controlarme, no me importa... pero estaría con él.
Como si tuviera algún resorte conectado a mi, enseguida abre los ojos
- ¿ Qué te ocurre, nena?
- No puedo dormir. Aún tengo el horario de Londres, parece ser. Vuelve a dormirte-le digo mientras tomo su mano y se la aprieto
Se ha pasado toda la mañana metido en su estudio. Sin duda poniéndose al corriente de todo lo ocurrido. Cuando por fin sale para ir a casa de sus padres,. le noto contento y más relajado. Se ve que le han dado buenas noticias.
Estudio de Christian |
Nos dirigimos a casa de los padres de Christian. Nos han preparado una comida de bienvenida a nuestra nueva vida de casados. Hace un día precioso y comemos en el jardín. Estamos todos incluidos Kate y Ethan. La conversación gira entorno a nuestra maravillosa luna de miel. Grace comenta que ellos estuvieron d en Saint Paul, y quedaron encantados No sé porqué, pero mi humor no es bueno. Creo que es debido al cansancio.
- Eso es un buen presagio- le digo a Christian que tiene mi mano cogida
- ¿ Por qué lo dices?
- No hay más que ver a tus padres... Se quieren con locura a pesar del tiempo que hace de su boda. Por eso lo digo, Christian, por nosotros.
El encargado de la barbacoa es Carrick, que está feliz al contemplar la gran mesa, en la que están sentados todos los miembros de su familia. Está especialmente cariñoso conmigo, sin duda arrepentido de los acuerdos prematrimoniales. El resquemor entre padre e hijo, pertenece al pasado.
Estamos terminando el postre, cuando comienza a llover. Todos recogemos la mesa y entramos al salón comentando que hemos tenido suerte y pudimos terminar nuestra comida en el jardín. Unos se sientan en el sofá, como Kate y Elliot haciendo manitas. Unos pasos más allá Mia y Ethan, charlan animadamente. Yo ayudo a Grace a poner los platos sucios en el lavavajillas, y Carrick charla con Christian de no se sabe qué, porque hablan en voz muy queda.
Cuando salimos de la cocina, observo que Christian está sentado al piano y comienza una bella melodía. Su mirada va en mi dirección, y yo le mando un beso al aire. De repente todos callan y yo miro a ver qué es lo que sucede. Grace está a mi lado y exclama
- ¡ Dios mio está cantando !- yo la miro sorprendida y la digo
- ¿ No le habéis oído cantar nunca?
- No, es la primera vez, y tengo que agradecértelo a ti. Gracias, gracias, gracias.
- ¿ Por qué Grace, por qué me das las gracias... de qué ?- la digo extrañada. Yo le he oído varias veces. Suele cantar en la ducha, y tiene una voz preciosa
Grace, me coge las manos y se da la vuelta. Los ojos se le han llenado de lágrimas y sale del salón para que no la veamos llorar. Christian me hace una seña, para que me siente a su lado, y mientras sigue cantando, y los demás, aunque con asombro, siguen sus conversaciones.
Decidimos regresar a casa. Al día siguiente es nuestro primer día de trabajo, y deseamos acostarnos no muy tarde, aunque luego tardemos en dormir, por nuestros últimos juegos del día.
- ¿ Me dejarás algún día conducir tu coche? le pregunto
-Claro, pero si le haces una rozadura te las verás conmigo en el cuarto rojo
- Lo estás diciendo en broma ¿ verdad ?
- Humm, no sé.
- O sea, que quieres más al coche que a mi
- Me lo tendría que pensar, porque el coche no calienta mi cama
- Pues tiene un fácil arreglo. Ve a dormir al coche
- ¿ Me estás echando de tu lado ? No hace ni un día que hemos llegado de nuestra luna de miel, ¡ y me estás echando!- me acaricia y me entrega las llaves del coche. Está contento y de muy buen humor.
Nos metemos en el coche riendo. Arranco y me quedo maravillada de la suavidad del vehículo. Enseguida coge velocidad con apenas pisar el acelerador
- Tranquila, nena. Quiero llegar a casa- me dice poniendo una mano en mi rodilla
- ¡ Es fantástico, cari !
-¿ Cari ?
- Si cielo. Es el diminutivo de cariño
- Me lo imagino, pero es que nunca me habían dicho eso- y se pone a reír feliz
- Cuando sea mi cumpleaños quiero que me regales un coche de esta marca. No tan grande, claro, pero de color blanco. ¡ Me encanta !
- ¿ Quieres que te regale un coche blanco ?
- Si, ya lo sabes
- Ana, nunca dejas de sorprenderme- se pasa la mano por el pelo y sigue riendo feliz
- Era broma Christian. Yo tengo mi Saab
- ¿ Vas a decirme lo que te pasa hoy? Has estado bastante inquieta en casa de mis padres, y ahora estás no sé...
- No me pasa nada
-Eres desconcertante, Ana. Me pides claridad y luego tú... No sé qué te ocurre, pero sé que te pasa algo. ¿ Es porque no te he contado lo de la arquitecta para la casa nueva? Me lo acaba de decir Elliot
- Nunca me dices nada, Christian. Siempre me tengo de enterar por los demás
Todo el buen humor del que gozábamos hasta este momento, se ha vuelto tenso y ya no hablamos. Hasta que el manos libres de Sawyer conecta con nosotros. Taylor no está porque ha ido a visitar a su hija, que no anda muy bien de salud. El cuenta con la plena confianza de Christian , y yo le tengo mucho aprecio.
- Señor Grey, tiene un coche detrás que les va siguiendo
Yo me quedo sin sangre en las venas. Christian cambia inmediatamente el gesto y mira hacia atrás. Efectivamente, un coche Dodge oscuro con los cristales tintados viene a toda velocidad para alcanzarnos.
- Sawyer ¿ Habéis visto la matrícula y quién va en él?
-Señor Grey, las matrículas son falsas y tenemos dos coches delante nuestra. Vamos a tratar de pasarle
- Dentro de cinco minutos más o menos tenemos que tomar el desvío del puente. Situaros detrás de nosotros en esa dirección. Así comprobaremos si nos sigue o es una casualidad
- ¿ Conduce la señora Grey ?
- Si Sawyer, y lo está haciendo muy bien- Ana mantén la calma y en cuanto pasemos el desvío aprieta el acelerador.
Estoy nerviosa, pero no quiero decir nada. No puedo pararme y dejar que él conduzca. No, teniendo a ese coche tratando de ponerse detrás de nosotros. Sin pensármelo dos veces, piso el acelerador e inmediatamente me alejo a toda velocidad. Adelanto a coches y camiones. Me paso de un carril a otro ante el toque de bocinas de los demás conductores. Deseo llegar cuanto antes al puente, pero el coche no nos pierde de vista.
Ya diviso el desvío y vuelvo a pisar a fondo. Conseguimos pasarlo. Hemos perdido de vista a Sawyer, pero no al coche que nos sigue.
-Sawyer ¿ por dónde vais? Nosotros ya hemos pasado el puente, pero le tenemos unos coches más atrás y trata de adelantar. Vamos a pasar de largo de la dirección que teníamos que tomar para ir a casa. Daremos un rodeo, y daros prisa, joder. Nos viene pisando los talones
- Bien señor Grey. Que la señora vaya con calma, pero que no levante el pie del acelerador.
No aparto ni un momento la vista de la carretera y por el retrovisor compruebo si el Dodge no nos persigue. Christian sigue dándome órdenes
- No te metas para ir a casa, pasa de largo. Hay un aparcamiento cerca, métete en él y aparca en cuanto veas un hueco libre- me dice
-Sawyer, estamos cerca de casa, pero no vamos para allá. Le tenemos muy cerca. Nos metemos en el aparcamiento que hay al lado. Seguid vosotros a ese coche
- De acuerdo señor Grey, estamos en el semáforo casi detrás de él. Le mantendremos informado
-Acelera Ana. Ahí está el aparcamiento. Aparca en cuanto puedas
Yo sigo sus instrucciones al pie de la letra. Estoy muy asustada y nerviosa, pero mis manos están firmes al volante. Aparco y Christian me coge una mano y acaricia mis nudillos
-Lo has hecho muy bien, nena. Te has hecho merecedora de conducir MI coche.
Lo dice en tono de broma, pero yo sé que está inquieto y preocupado, porque yo estoy con él, en el coche.
- Señor Grey, estamos frente al aparcamiento y le seguimos. Le han despistado y ha pasado de largo. Permanezcan un rato escondidos hasta que averigüemos algo más.
- Entendido Sawyer, aquí esperamos noticias.
Yo no puedo contenerme más y rompo a llorar sin poder evitarlo. Christian me hace saltar por encima del freno de mano y me sienta en su regazo.
- Calma, nena. Ya ha pasado todo
-¿ Quién quiere hacernos daño, Christian ¿ quién ?
-No te sé responder, cielo. Algún empleado descontento, no sé. Cuando uno es conocido siempre tienes a alguien que te envidia, o simplemente quiere hacerte daño. Pero voy averiguarlo, no te preocupes.
Continúo llorando y entierro mi cara en su cuello
- Sal de ese asiento, cielo. Conduciré yo hasta casa.
- No puedo moverme Christian. Tengo las piernas que no me sostienen, como agarrotadas ó como si no tuviera piernas
- Está bien. Esa es la adrenalina, y yo tengo el remedio. No te preocupes cielo.
Empieza a acariciarme la espalda lentamente y mi nuca. Estoy totalmente contraída, pero poco a poco me voy destensando y mis piernas y brazos, van volviendo a su estado normal. Yo lo comento en broma, pero Christian se lo toma al pie de la letra
- Es muy erótico estar aquí acariciándonos...- y lo dejo en el aire
-Señora Grey, es usted una atrevida
- ¿ De verdad, señor Grey?
- ¿ Quieres que hagamos el amor en el coche, en el aparcamiento?-me pregunta riendo
- Humm- le contesto con ese sonido
- Estoy para complacerla, señora Grey.
Con un rápido movimiento me coloca en posición y al cabo de un minuto me hace el amor. Toda mi tensión desaparece. Una vez recuperada, le digo riendo
-¡ Hemos hecho el amor en público en un aparcamiento !
- No me tientes Ana, porque puedo hacértelo en el capó - me dice riendo
- Señor Grey, via libre. Ha dado tres vueltas y al no , localizarles, se ha ido, pero no es un hombre, es una mujer
¡ Dios mio ! digo mirando alarmada a Christian
- Christian ¿ la señora Robinson ?
- No, nena. Ella puede estar enfadada por lo que pasó en mi cumpleaños, pero no es su forma de proceder
- ¿ Leila ?
- Tampoco, estás con su familia
- ¿ Has hablado con ella ?
- No, ha hablado Flynn. Está en la otra parte del país
- ¿ Y alguna otra sumisa?
- No cielo. Ellas no. Recuerda las fotos. Aunque las haya destruido, ellas no lo saben. Cielo, no tengo ni idea. También puede ser un hombre disfrazado. En fin... a ver qué averiguamos. Ahora vámonos a casa.
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