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lunes, 22 de julio de 2013

CINCUENTA SOMBRAS DE GREY:Jack, hematoma , palitos de luz, Pajarito (50sombras)




" Jack me agarra fuerte de un brazo y me saca de la cama ..."

Cuando me despierto, estoy en la cama.
No tengo ni idea de cómo llegué hasta aquí y de repente me doy cuenta que Grace no está. Ya la echo de menos.
Jack está de pie justo delante de mi cama y está mirándome fijamente. Parece muy enfadado y tiene una mirada realmente mezquina.
Me voy escurriendo debajo de las sábanas para que deje de mirarme así, no quiero verle.
“¿A dónde te llevó?” – Supongo que Jack debe referirse a Grace, porque no dice ningún nombre. Bajo la sábana para mirarlo, pero solamente un poquito porque Jack me da mucho miedo y no estoy seguro de que quiero que me vea.
“¿Todavía no quieres hablar?” Ahora tengo todavía más miedo porque me parece que se está enfadando al no contestarle. Quiero que se vaya y me deje solo.
Quiero gritar y que así se marche. En lugar de eso, me saca la sábana de un tirón y me agarra del brazo muy fuerte para sacarme de la cama. Me empuja y me golpeo el pecho con el suelo. Me duele mucho y ni siquiera me suelta el brazo.

“Grace cree que eres un chico normal y que te gustan las camas, pero yo sé que no. Tú eres raro, eres diferente. Ella debería quererme a mí y llevarme a mí a la cama” ¿Llevarse a Grace a la cama?
Jack aprieta su mano tan fuerte que me doy cuenta que ya ni siquiera noto el brazo.
En mi garganta empieza a oírse un ruido pero de golpe se oye otra voz más fuerte.
“¡Jack!” Los gritos me asustan todavía más. Me asustan tanto que empiezo a llorar. Jack me suelta dándome otro empujón y me tapo rápidamente la cara, porque sigo llorando y solo quiero escapar.
“¿Qué está pasando aquí?” Se escucha otra voz, pero yo no quiero mirar. Todavía tengo mucho miedo.
Tumbado en el suelo empiezo a oír cómo Jack está gimiendo y aún sin mirarlo sé que ha empezado a llorar él también.


" ¡ Oh, cariño ¿ qué ha  pasado ? ...


“Oh, cariño,” ¡Es Grace! Se arrodilla al lado mío, “¿qué ha pasado?”. Me cuesta moverme porque aún tengo mucho miedo, así que sigo quieto mientras mis lágrimas continúan cayendo sin parar.
Jack le dice a Grace que yo he intentado pegarle. Siento como si alguien me hubiera tapado la boca y no puedo casi ni respirar.
Intento tranquilizarme, me siento y la miro y veo que está muy triste por haber escuchado el comentario de Jack.
“¿Por qué has querido pegarle?”- La miro pero no puedo ni moverme. Yo no quería pegarle… ¿es que acaso él ha pensado que sí?
Jack sigue llorando y le muestra a mamá el lugar dónde dice que le he pegado. No entiendo nada… yo no le he pegado.
Me doy la vuelta, estoy tan furioso que le doy un puñetazo a la cama y siento muchísimo dolor en la mano.
Grace hace un ruido muy raro, coge mi puño y vuelvo a ponerme a llorar mientras intento soltarme.
“Sé que es muy frustrante que no puedas hablar, pero necesito sabér qué ha pasado, Christian. No pegues a las cosas, terminarás haciéndote daño tú”.


 Me parece que ahora ella también está asustada y me habla muy cerca y flojito para que solamente yo pueda oírla. “Está bien, cariño ¿por qué has pegado a Jack?”
Intento de nuevo pegar a la cama, pero ella me sujeta el puño y me lo impide. “¿Le has pegado?” La miro y mi cabeza grita ¡No! y empiezo a llorar otra vez. Solamente quiero que ella me entienda.
Grace parece muy triste, pero muy enfadada a la vez. Mira a Jack y me mira de nuevo a mí. “Voy a llevarte de vuelta a casa esta misma noche. Ya no hay ningún motivo para que sigas quedándote aquí”.
La miro fijamente. No entiendo nada. Ella se levanta y me suelta. “Voy a llamar a alguien, acompáñame afuera”.
Grace se queda quieta hasta que yo me levanto y los dos salimos juntos de la habitación. Jack me mira muy enfadado mientras paso a su lado así que giro la cabeza rápidamente y vuelvo a mirar solo a Grace.
Ella coge una cajita oscura y empieza a pulsar unos botones. Lo miro, me encantaría tocarlo a mí también. “Se llama teléfono móvil, cariño. Lo utiliza la gente para comunicarse con otras personas que tienen otro teléfono”.
Grace comienza a hablar al teléfono y no sé muy bien qué está diciendo. Me duele mucho la mano, pero todavía me duele el brazo por culpa de Jack. Quiero tumbarme y descansar. Me encantaría encontrar a mamá y tumbarme a su lado, y dormirme tranquilamente con ella. Pero sé que ella no me dejaría. Ella siempre dice que no le dejo dormir bien y descansar.

“Él necesita que alguien le cuide, que le ayude, que le quieran y estará bien. Aquí no está recibiendo todas esas cosas, estamos perdiendo el tiempo y creo que incluso dañándolo más”.
Grace habla muy alto, tan alto que me asusta otra vez, así que retrocedo y me encojo, asustado. Ella me ve y rápidamente se arrodilla junto a mí y sonríe dulcemente. “No estoy enfadada contigo, Christian, no te preocupes, todo saldrá bien” – Se levanta, se gira y vuelve a hablar por teléfono.
“Si algún miembro de la familia reaccionara y quisiera poner algún impedimento, yo me encargaré de ello. Pero ahora, por el momento, lo que Christian necesita es estabilidad, una casa y una familia, no solamente un lugar donde poder dormir. El chico está muy asustado, llora mucho, ¿crees que está pasando por una buena situación?” Pienso que –el chico- soy yo.
Al hablar, Grace mueve mucho el brazo que no sostiene el teléfono. Me acerco con cuidado hacia ella y le cojo el dedo para tranquilizarla. Al instante me doy cuenta que su cara ha cambiado, y ahora parece que ella también tiene ganas de llorar.
Después de unos segundos en los que no dice nada y parece que está escuchando buenas noticias vuelve a hablar. “Gracias, muchísimas gracias, Linda. Mañana hablaremos de nuevo, te lo llevaré al mediodía”. El teléfono vuelve a estar en sus pantalones y parece muy feliz: “Vas a venirte a casa conmigo esta noche Chistian”.
Estoy muy feliz y me gustaría poder decírselo, así que sonrío de la misma manera que ella lo está haciendo ahora mismo.
“Vamos a recoger tus cosas y nos marchamos para casa, se está haciendo tarde”. Mi boca se abre de golpe y empieza a salir aire. No puedo cerrarla. Grace empieza a reír, “Exactamente lo que estaba yo pensando me dice, ”pero se supone que debes cubrirte la boca cuando bostezas”.
¿Bostezas? Ella vuelve de nuevo a la habitación de Jack y yo la sigo y escucho cómo le cuenta a su madre lo que ha pasado por teléfono. La mujer parece feliz, debe ser que no le gusto.
“¿Ya se va?” Jack parece triste por la noticia, pero no lo entiendo. Yo pensaba que Jack no me quería.
“¡No quiero que se marche!”. Jack empieza a llorar, corre hacia mí y yo retrocedo a toda prisa. Creo que viene a abrazarme y una voz en mi cabeza no para de gritarle: ¡No!
“Jack, déjalo tranquilo, él no quiere que le toques. Puedes despedirte de él desde donde estás, sin tocarle” –le dice Grace y parece que eso le enfurece mucho. Jack frena en seco y puedo ver en su mirada otra vez su enfado, puedo ver cómo me odia en sus ojos.
“Adiós” y se marcha a la otra habitación. Miro a la mamá de Jack y a Grace, que ha comenzado a recoger mis cosas y ponerlas muy ordenadas en mi bolsa. Por último coge a Car, Sun y Blankie para que los lleve en la mano y se despide de la madre de Jack antes de que salgamos juntos por la puerta.
“Adiós, pajarito”- dice la señora. La miro a la cara y le sonrío, porque no sé ninguna otra manera de poder despedirme.
Me subo al coche y Grace me ayuda a cerrar la puerta. Al sentarme puedo notar otra vez cómo me duele el pecho y me pregunto si será por el golpe que me ha dado Jack y que me ha hecho caerme al suelo.
Algún día tendré que usar palabras, sé que tarde o temprano lo necesitaré. Grace dijo que era frustrante, pero no sé si eso es realmente lo que yo siento. Nadie lo entiende, nadie me entiende del todo a mí. Estiro el brazo para tocar a Grace pero está demasiado lejos y el cinturón no me deja moverme. Hago un ruido para llamar su atención y en seguida para el coche y se da la vuelta para mirarme.
“¿Qué te ocurre, cariño?” Yo continúo callado y tan solo me quedo mirándola, porque no sé qué me pasa. No puedo dejar de estar triste y el pecho me duele muchísimo, cada vez más. Me llevo la mano al pecho y le señalo dónde me duele, esperando que ella pueda entenderme así. Grace se pone triste de nuevo, se gira, apaga el coche y abre la puerta para salir de él y venir a mi lado por la puerta de atrás.
“¿Qué te pasa, mi niño? ¿Te duele el pecho? Déjame ver”. Se acerca para verme mejor pero me asusta porque está muy cerca y yo me aprieto para atrás en el asiento del coche.
“De acuerdo, bien, desabróchate la camisa y muéstrame dónde te duele. No tengas miedo, no voy a tocarte”. La verdad es que es muy difícil, me cuesta mucho desabrocharme yo solo todos los botones, pero por fin me abro la camisa y ella puede verme el pecho descubierto.


Palito de luz

“Ah, ya veo. Tienes un pequeño moretón justo aquí” – me dice señalándome el lugar, pero sin tocarme “ese es el motivo de que sientas dolor. En casa te daré un poco de hielo para que te sientas mejor”.
Grace continúa mirándome y al agachar la cabeza me doy cuenta que ella está mirando las marcas que me han dejado los palitos luminosos, así que me tapo rápidamente con la camisa otra vez. No quiero que me mire más. “Está bien que la gente pueda verse, no pasa nada” – me dice mientras sonríe y cierra la puerta con cuidado al salir del coche para volver a conducir.
El coche se mueve entonces durante mucho rato y los dos estamos callados, hasta que por fin llegamos a un edificio y se para. Me ayuda a salir del coche y una vez fuera puedo ver la casa; es enorme.
De repente, algo hace ruido detrás de la verja, un ruido muy fuerte que nunca antes he escuchado. Me asusto muchísimo y vuelvo corriendo al coche, pero la puerta está cerrada ya. La cosa que ha hecho el ruido aparece de pronto, camina sobre los pies y las manos, es muy peludo y tiene unos dientes gigantes. Cierro los ojos y pienso que se vaya, que no quiero verlo tan cerca de mí.
“Christian, cariño, es solamente un perro. Está ladrando para saludarte, eso es todo, no debes temerlo. A Elliot le encanta el perro de nuestros vecinos, nunca hace daño a nadie”.

"Algo me asusta. Es grande peludo y tiene dientes enormes" ...

 

Abro los ojos lentamente y lo miro. Aún estoy asustado, aunque ha dejado de hacer el ruido de antes. La verdad es que ahora ya no parece malo. Ahora está muy oscuro y ni siquiera puedo verlo realmente bien, pero quizás con luz pueda verlo mejor y saber bien cómo es.
Grace abre el maletero y saca la bolsa que lleva mis cosas. Se dirige hacia la casa y yo la sigo, intentando ver cómo es este lugar.
Es una casa muy grande, con habitaciones grandes y grandes escaleras. La verdad es que todo lo que hay en la casa es grande también. Grace continúa caminando y yo la sigo, procurando no separarme de ella, porque no quiero quedarme solo. Sube unas escaleras y abre la puerta de otra habitación enorme. “Esta es tu habitación, empezamos a prepararla para ti hace algunas semanas, cuando decidimos que te vendrías a vivir a nuestra casa”.
Grace parece muy feliz pero yo no la entiendo. ¿Mi habitación?
“Esta cama es tuya, tiene cohetes en las sábanas. Además hemos puesto ropa para ti en los cajones y la lamparita de la mesa estará encendida toda la noche. Así no tendrás miedo de quedarte a oscuras y podrás ver. Aquí hay también una televisión y si quieres ver algo solo pregúntame y te enseñaré cómo funciona. Puedes poner tus coches en la mesa, si quieres y también puedes dejar la televisión encendida toda la noche. Aquí puedes hacer todo lo que quieras, cariño, es tu habitación”.
Miro alrededor para observar todos los regalos que me ha dejado en el cuarto; hay libros en los que me dice que puedo pintar, hay lápices de colores y muchas cosas más. Ni siquiera sé qué debo hacer con tantas     cosas.
“¿Quieres un snack?” Odio que me digan cosas que no entiendo. ¿Snack?
Quiero decirle que no he entendido lo que me ha dicho y pongo mala cara y creo que ella me entiende, porque en seguida me dice:“Un snack es algo para comer, como por ejemplo antes de irte a la cama. A Elliot le gusta tomarse un vaso de leche con chocolate y una cookie.
Grace no espera mi respuesta, porque no sé qué ni cómo contestarle, así que se marcha de la habitación dejándome solo.
Miro la pared, miro todas las cosas que hay en la habitación y no sé qué hacer. Todo es nuevo y diferente para mí, me entran muchas ganas de llorar otra vez, pero enseguida aparece de nuevo Grace con una taza y una cosa más que no sé qué es.
“Esto es una galleta con trocitos de chocolate y en la taza hay leche con chocolate  deshecho. A Elliot le encanta y estoy segura que a ti también te gustará”.
¿Dónde estarán Elliot y Carrick?
Cojo las cosas que me ha dado Grace y las miro lentamente y decido probar un poco de leche, porque tengo mucha sed.
¡Está muy buena!
La galleta es dulce y tan deliciosa que me la como entera de tres mordiscos. Grace se ríe y del susto se me cae un poco de leche en la camiseta. Levanto los ojos con miedo, pensando que va a enfadarse por haber ensuciado la ropa, pero sin embargo me mira y sonríe cariñosa. “Está bien, todo el mundo derrama algo alguna vez. Cuando te pongas el pijama la lavaré y no habrá ningún problema. ¿Te ha gustado?
En mi interior mi cabeza dice ¡Sí! Y ella recoge las cosas y las deja en la mesa. Se acerca a uno de los cajones que me ha señalado antes y al abrirlos se pone a buscar algo de ropa.
Al cabo de un rato cierra el cajón, se gira hacia mí y me acerca un unos pantalones y una camiseta muy suaves y blanditos. “Ponte el pijama y dame la ropa que llevas para que pueda lavártela”. Grace se queda enfrente mirándome mientras me cambio, así que aunque me esfuerzo creo que no puedo ocultarle las marcas que tengo en la piel.
            
 La ropa nueva es muy calentita y suave y de repente siento todo el cansancio de golpe. Grace recoge la ropa usada. “Ves a probar tu nueva cama, yo enchufaré la televisión”.
La televisión es una caja con un cristal y de pronto se enciende. Aparece un perro como el que he visto en el jardín y está con otros animales. Algunos de ellos los reconozco, porque mami me habló sobre ellos. “Se apagará sola de aquí un rato, tú solamente descansa e intenta dormir”.




Subo de un salto a la cama y me meto rápidamente debajo de las sábanas, que son iguales a las de la casa de Jack, pero de otro color. Grace apaga la luz más fuerte y la pequeñita sigue brillando, justo como me ha dicho que haría.
“Mañana, cuando sea de día, te enseñaré el resto de la casa. El cuarto de baño está justo al salir de la habitación y mi habitación y la de Elliot están solo unas puertas más allá. Dejaré mi puerta abierta y puedes venir a buscarnos tanto a Carrick como a mí, cuando quieras. La puerta de Elliot está siempre cerrada, a él le gusta así. Creo que ahora mismo están ya los dos en la cama, porque es muy tarde”.
Se acerca y me tapo la cara rápidamente con la almohada. “Duerme bien, vale, Christian?” Creo que quería darme un beso, pero no lo hace y se marcha dejando la puerta entreabierta.
Me quedo yo solo en el cuarto y el perro en la televisión.



 

CINCUENTA SOMBRAS DE GREY : Jack, Elliot, el columpio(50sombras)

Grace me dijo que esta es mi casa. Mi casa de acogida.
Por ahora.
En casa vivimos dos niños, dos niñas, una nueva mamá y un papá.
En casa hay un niño que se llama Jack. Me gusta ese nombre. Jack.
Jack es bueno conmigo cuando hay más gente con nosotros pero es malo conmigo cuando nadie puede vernos. Jack y yo dormimos en la misma habitación.
Hace dos días Jack le arrancó un brazo a Car. Él dice que fue un accidente pero yo no sé cómo se le ha podido caer un brazo a Car, así, sin más, por accidente. Es la primera vez que le pasa eso.
Como no me fío de Jack escondí a Sol y a Bob. Escondí a Car y escondí también el brazo izquierdo de Car. Jack está enfadado. Se enfadó un montón. Dice que Grace y Carrick lo quieren más a él que a mí,  pero yo sé que eso no es verdad. Yo creo que es por eso que se ha enfadado.
Jack me llama imbécil por no hablar. El Hombre Malo solía llamarme así. Imbécil.
¿La gente suele utilizar el mismo nombre para referirse a más de una persona?
Yo solo sólo utilizo un nombre con cada persona. Cada persona debería tener un solo nombre y ese nombre debería ser únicamente suyo.


Casa de acogida

Mi nueva mamá suele llamarme Querubín.
Jack dice que un Querubín es una especie de ángel y que me llama así porque los ángeles son imbéciles. Nunca he visto a un Ángel, pero Jack sabe mucho de todas esas cosas.
Jack dice que tiene ocho años. También dice que sabe conducir, pero yo no le creo.
Mi nueva mamá me ha dicho que Jack tiene cuatro años más que yo.
A Jack le gusta ir a la habitación de las chicas. En casa tenemos habitación de chicos y habitación de chicas.
A veces vienen más chicos a casa. Chicos que entran a la habitación de las chicas. Jack se queda mirando cuando un chico y una chica suben juntos a un dormitorio. A veces el chico se sube sobre la chica como el Hombre Malo hacía con mamá. Hacen ruido como ellos hacían.
Jack dice que es divertido. Que es divertido mirar. Mamá me decía que no mirase cuando ella y el Hombre Malo hacían eso.
Jack tiene un libro. Dice que es una revista. En la revista de Jack hay muchas chicas sin ropa. Jack dice que son chicas calientes. He tocado las hojas de la revista de Jack y no están calientes. A veces Jack me engaña, como cuando me dice que sabe conducir. Esas chicas no están calientes. Los palos de luz están calientes. En la casa nueva nadie tiene palos de luz. Ni siquiera Jack.

Jack

Jack tiene una cama gigante. Mi cama está junto a la suya, sin embargo a mí me gusta dormir en el suelo. Jack dice que es porque soy imbécil, pero mi nueva mamá me ha dicho que puedo dormir donde quiera. Donde más me guste.
A Betty y Beca, las dos chicas que viven en casa, les caigo bien. Me ayudan a bañarme y juegan conmigo. No me tocan. Saben que no quiero que nadie me toque.
Saben hacer burbujas de jabón y burbujas en el agua de la bañera. Me gustan. Son buenas conmigo y guapas como lo era mamá. Me gustaría decírselo, pero no sé cómo. Sigo sin poder hablar por mucho que lo intento.
Quiero decirle a Beca que Jack se mete en su habitación cuando su amigo Max viene a verla, pero no sé cómo decírselo. Ella me llama “guapo”. No sé cómo la gente no se cansa de todos esos nombres.
Mi nueva mamá me lleva al hospital todos los días. Allí me hacen un montón de pruebas y cosas para que no me ponga enfermo nunca más. No me dejan comer lo que come todo el mundo. Yo sólo como purés. Puré de patata, puré de calabacín, puré de zanahoria. No importa. Me gusta el puré. El puré siempre está caliente.
Siempre que voy al hospital veo a Grace. Siempre que voy tiene algún regalo para mí.
A veces Grace viene a visitarme a mi nueva casa. A la casa de acogida. Cuando viene me lee cuentos y me enseña fotos de su casa. Dice que será también mi casa. Creo que también quiere ser mi mamá.
Grace tiene un hijo que se llama Eliot. Grace dice Eliot es mayor que yo y que quiere conocerme. Que tiene muchos juguetes que quiere enseñarme.
Algunos días Grace me lleva a comer helado.
A veces quiero abrazarla y decirle que la quiero. Pero no puedo.
Hace tiempo que no sé nada de mamá. De mi mamá de verdad. Me gustaría volver a verla pero nadie parece saber nada de ella.
La recuerdo todos los días. Recuerdo cuando jugábamos en el salón y como a veces reía. A veces cuando la recuerdo lloro y cada vez que me pasa, al llorar me duele mucho el pecho. Me suele ocurrir los días en que Grace y Carrick vienen a verme.
Cuando lloro Jack se vuelve loco y me pega. Me pega y me amenaza con seguir pegándome si se lo digo a alguien. A veces a Jack se le olvida que soy demasiado tonto para saber hablar como el resto de las personas.
No me importa que Jack me pegue. Solo cuando me pega muy fuerte. Jack no es tan grande como el Hombre Malo y cuando me pega no duele tanto así que no me importa.
Cuando Jack me pega no me duele, pero me hace sentir triste. Yo quiero ser su amigo pero Jack solo es mi amigo cuando hay más personas alrededor nuestro.
Un día Grace me dio una foto. Una foto en la que salen ella, su marido Carrick y su hijo Eliot. Me dijo que la guardara, para que recordase como es una familia. Yo no sabía que las familias estuvieran formadas por más de dos personas.
Cuando Jack vio la foto que me había regalado Grace, la tiró al suelo y la rompió. Lloré. Sabía que eso iba a hacer que Grace se pusiera muy triste. Pensé en esconder la foto para que ella no pudiera verla cuando viniese a visitarme.
Un día que vino a casa preguntó por Car. Preguntó por Car, por Sol y por Bob. Bob estaba debajo de la almohada y al sacarlo Grace vio la foto que tenía escondida.
Pude ver en su cara como se le partía el corazón cuando vio la foto que me había regalado hecha añicos.
Grace cree que yo la he roto.
Quiero decirle que yo no he sido, pero antes de poder hacer nada Grace comienza a llorar.


Grace

Coge los trozos del marco que encuadraba la foto y me mira.
No se que hacer ni que decir
Le doy a Car a Sol y Bob para que los abrace y ellos la abracen, para que pueda sentirse mejor.
Parece otra vez contenta. Otra vez contenta y triste al mismo tiempo.
No es justo. Quiero decirle que fue Jack. Quiero decirle que Jack es estúpido. Jack tiene dos nombres, Jack y estúpido.
Quiero decirle a Grace que me gustan sus regalos, pero en lugar de eso no puedo evitar comenzar a llorar.


”Christian, no llores. Probablemente en ese momento estabas enfadado y por eso hiciste esto. Está bien. Tranquilo.”
Intenta tocarme. Estoy demasiado asustado para dejarle hacerlo. Me alejo de ella. Me mira con cara más triste que contenta.
“Puedo traerte otra foto si quieres” – me dice.
Asiento con la cabeza.
Grace parece contenta.
Nunca más dejaré al estúpido de Jack tocar mis cosas.
“¿Christian, te gustaría conocer por fin a Eliot?” – me pregunta.
La miro. No se que contestarle. Al final asiento nuevamente.
“Carrick puede encontrarse con nosotros en el parque. Así, si quieres, también podrás jugar con él”


Elliot

Grace parece más contenta y creo que yo también me siento más contento.
Grace camina a mi lado mientras nos dirigimos hacia el parque. Ella me dijo que no hace falta que le dé la mano para pasear por la calle pero que debo manterme cerca de ella. Lo hago.
Me gusta Grace. No quiero que se vaya.
Aunque ya se esta haciendo de noche pero aún hay un poco de luz.
Doy un salto. ¡A lo lejos veo a Carrick empujando a otro chico en los columpios!
Grace se agacha y me mira. Se ha dado cuenta de que quiero ir a jugar a los columpios.
“¿Qué pasa Christian?” – Ella parece muy contenta de verme así. No puedo mirarla. No se como pedirle permiso para ir a jugar. No se si me dejará. Miro al suelo.
“Christian, mirame” – No parece enfadada. Quizás no lo esté. Levanto la vista un instante y vuelvo a mirar al suelo.
Vuelvo a mirar al niño que juega en los columpios.
Se levanta. Me acaricia el pelo.
Levanto mi mano e intento tocar los dedos de su mano. De repente Grace se da cuenta y se detiene. Doy un salto asustado. Carrick, el niño y Grace me miran.
Quiero irme de allí.
Veo como el niño salta del columpio y corre hacia mí. Doy un paso atrás. Mi corazón late con fuerza. Carrick lo detiene con el brazo y evita que se me acerque demasiado. Le susurra algo al oído.
Se que habla sobre mi.
El niño vuelve a intentar acercarse a mí, pero ahora lo hace muy poco a poco. Miro al suelo.
“Tu eres Christian, me dice” – Dice. Grace debe haberle dicho como me llamo.
“Me llamo Eliot, soy tu hermano.” – Lo miro y miro a Grace. Grace se gira y sonríe.
Eliot está tan cerca de mí que podría tocarme. Levanta su brazo y lo pone sobre mi hombro derecho. Él es más grande que yo. Es más grande y además sabe hablar. Miro a los columpios.
Parece contento.
“Me gustan los columpios, ¿Quieres ir a jugar a los columpios conmigo?”
Durante unos instantes no se que hacer.Carrick con voz pausada a la vez que me ayuda a subir.
Elliot se gira y comienza a correr hacía el mismo columpio en el que estaba hace unos instantes. Sin darme cuenta me veo corriendo hacía el otro columpio.
Me detengo. El columpio es demasiado grande. Eliot es más grande que yo. Yo no puedo saltar tan alto.
Carrick esta junto a mi. Intento subir. Lo intento varias veces pero no lo consigo.
“¿Quieres que te ayude?” – Suspiro con fuerza. No quiero que me ayude. No quiero que me toque. Noto que se acerca a mí. Rompo a llorar. Otra vez.
“No llores pequeño hombrecito” – dice




Ahora soy pequeño hombrecito.  No quiero más nombres. No quiero que nadie me ayude.  Lo único que quiero es subir por mi mismo al maldito columpio