El Cine

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domingo, 9 de diciembre de 2012

EDUARDO NORIEGA (Amalia Enriquez)

EL ACTOR SANTANDERINO ESTÁ EN UN AUTÉNTICO ESTADO DE GRACIA..

¿A qué huele Eduardo Noriega?

Está en un momento dulce de su carrera, uno de esos en los que es inmejorable la proyección de su talento. Mientras rueda en Berlín su nueva película y protagoniza “Viaje a Ceylán”, la fragancia masculina de Adolfo Domínguez, Eduardo Noriega promociona UNA PISTOLA EN CADA MANO. Con Javier Cámara, Leonardo Sbaraglia, Luis Tosar y Ricardo Darín, el santanderino se enfrenta a la crisis masculina de los 40, edad que él aún no conoce..

  • Eduardo NoriegaEduardo Noriega
  Lo suyo es algo más que una buena dosis de suerte y un físico agradecido. El éxito le llegó pronto y le hizo vivir mucho en poco tiempo. Noriega es de los entrevistados que siempre te da más de lo que te quita..y eso que los periodistas le gustamos “lo justo y necesario”. Le asusta –desde siempre- la pérdida de intimidad, por lo que se casó en silencio “sin vender nada a nadie. Fue una boda íntima y discreta”. Tiene un sentido muy americano del trabajo en el cine y cultiva el misterio con maestría. La promoción es lo único que le hace salir de la madriguera.
Eduardo Noriega y Amalia Enríquez

Es inquieto, trabajador y muy positivo. Aunque lo mejor siempre está por llegar “creo que estoy viviendo uno de los mejores momentos de mi vida, en todos los sentidos. Yo tengo una manera de ser y pensar que me hace ver que siempre estoy viviendo la mejor etapa, aunque no sea así”. Recuerdo haberle leído confesar, en alguna entrevista, que vuelve mucho la vista atrás “porque me ayuda a pensar que aún está todo por venir, que me queda mucho por vivir...sin olvidar, por supuesto, lo que ha hecho de mí lo que soy. Soy todavía joven, con la energía suficiente para movilizarme e irme a otro continente, si es que me lo pide el cuerpo. Eso sólo lo puedo hacer ahora, que no tengo grandes responsabilidades como los hijos, por ejemplo”.
Es difícil que, delante de un micrófono o una cámara, sucumba a la tentación de hacer alguna concesión personal. Hace de la discreción su seña de identidad. “No me importa que la gente no sepa cómo realmente soy. Es más, me da cierta tranquilidad. Nunca he llevado bien eso de tener que dar explicaciones todo el rato. Yo soy un actor, me debo por entero a mi trabajo cuando así se me exige pero, cuando termino de hacerlo, me refugio en mi mundo, que es lo único que tengo fuera de las curiosidad pública. Al terminar de trabajar, necesito recobrar mi estabilidad”.
Y la encuentra en su gente, la familia y los amigos. Ellos son los que le hacen tener “los pies en el suelo”, los que le señalan sus puntos de referencia. Son los que le dicen dónde está su vida después de un rodaje. Con ellos está ese Eduardo al que la opinión pública ya no tiene acceso..
Eduardo Noriega

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