El Cine

El Cine

sábado, 7 de septiembre de 2013

CHRISTIAN Y ANASTASIA 9 (1996celta) / FIN DE SEMANA EN ASPEN

(  Texto basado en la obra original de Cincuenta sombras de Grey )


 
Parece que nuestros ánimos están más serenos y de repente siento que el estómago me pide algo de comer.  Christian me conduce hasta el mostrador de la cocina y hace que me siente en un taburete. De uno de sus bolsillos traseros del pantalón, saca un pañuelo con el que me tapa los ojos.
 
Le siento manipular en la cocina y huelo a especias y lo que me parece sea cordero. Siento que se me abre el apetito. Está manipulando en el microondas y al sacar un plato , lo suelta rápido en la encimera. Se ha quemado. Se acerca a mi y hace que deposite un beso en su dedo lastimado. Yo me rio
 
- ¿ Se rie de mi señora Grey
- Pareces un crio- le digo- Cura sana, cura sana- y por fin le arranco una sonrisa
- ¿ Quieres vino ?- me dice
-Si por favor.
 
 
 
Siento como lo escancia en una copa y de nuevo está a mi lado
 
- Echa la cabeza para atrás- me dice- y abre la boca
 
Yo espero el contacto de la copa, pero lo que me aproxima son sus labios, que vierten el vino en mi boca.  Me sabe delicioso, fresco y sugerente.  A continuación sigue dándome de comer y alternativamente de beber, con infinita ternura.  Por fin veo saciado mi apetito y ya no quiero más
 
 
 
- ¿ Seguro, ya no quieres más?
- No, no quiero más comida. ¿ Puedes quitarme el pañuelo?
- Todavía no, nena. Falta el postre y eso es para mi. Vamos al cuarto rojo
 
Siento  una excitación y al mismo tiempo miedo, que me recorre el cuerpo. ¿ Qué me irá hacer?  Aparentemente el enfado se ha pasado ya.  Saboreo el placer que me aguarda y la expectación de lo que Christian vaya a prepararme.
 
Entramos y siento el click de las luces al encenderse, y de la conexión del iPad con una dulce música de guitarra. Una cadenciosa voz acompaña al instrumento musical. Yo estoy situada delante de él, y le doy la espalda.  Percibo que da vueltas a mi alrededor como pensando en el juego a realizar. Oigo que se dirige a la cómoda y abre un cajón del que saca algo que deja sobre la cama enorme de los cuatro postes.
 
 
 
- Primero te voy a quitar la ropa- me dice y procede a ello.
A continuación me conduce hasta el aspa y me ata los brazos y las piernas.  Intento moverme, pero me es imposible.
 
- Quieta nena, no te puedes desatar y te puedes hacer daño
 
Se pone muy cerca de mi, tanto que percibo  en el mío,  el calor de su cuerpo, pero en ningún momento me toca, ni me acaricia.  Siento que los nervios me van invadiendo. La expectación sube  por momentos . Tengo unos deseos enormes de recibir sus besos y sus caricias, que no llegan. Comienza un ritual de estimulaciones y yo cada vez me siento más expuesta y más necesitada de su contacto. Percibo que se dirige a la cama y recoge algo, que intuyo es lo que dejó con anterioridad. Oigo un zumbido y siento sobre mi piel algo que me roza suavemente y que me pone más nerviosa por momentos. Lo que quiera que sea es manejado por Christian y baja lentamente por toda mi anatomía.
 
 
 
Siento que no puedo controlarme, que cada vez es más difícil aguantarlo y le ruego que acabe con ese suplicio. Trato nuevamente de soltarme y no consigo nada. El no me habla, ni me toca, pero siento que está cerca aunque ni siquiera me roza. Una angustia me sube por la garganta y me invade lentamente
 
- Por favor, Christian, por favor
-Silencio, nena
- No puedo más, por favor
 
Se lo pido no sé la cantidad de veces, pero él hace caso omiso, me ignora. No aguanto más y rompo en sollozos. Me produce un dolor  en el vientre inaguantable.  Ni siquiera el llanto le detiene, y en ese momento sé que no va a parar. Lo que me está haciendo es vengándose de mi. No lo hace por amor, sino es en castigo por no haberle dicho lo de Kate. Ha pasado todo el día rumiando su venganza, estoy segura de ello, y ese pensamiento me desespera porque no lo entiendo.
 
Ha estado dándome la comida dulcemente, con cariño, y ahora se está vengando cruelmente de mi.  Cada vez mi llanto es más intenso, lo mismo que mis deseos de una liberación, y entonces grito con desesperación
 
- Rojo, rojo, rojo
- No, no, Dios mio no
 
Christian empieza un movimiento frenético y su voz se vuelve ronca de momento. Yo estoy medio desfallecida. Me rodea la cintura mientras que con la otra mano me desata de las ligaduras.  Al verme libre me desplomo en sus brazos, llorando amargamente.
 
- Perdóname, Ana, perdóname, perdóname
 
 
 
Me estrecha contra su pecho fuertemente. Acaricia mi rostro y me seca las lágrimas que salen de mis ojos sin parar.  Entierra su cara entre mi pelo y me besa mientras me pide perdón.  Yo no puedo hablar, estoy desconcertada y abrumada por todo. Me acuna lo mismo que a un niño.  Cuando estoy más calmada,  me toma en sus brazos y me conduce hasta la cama, la enorme cama del cuarto rojo. Tira de la sábana de satén y su frialdad roza mi cuerpo ardiendo, y me desagrada. Se tumba a mi lado, y sin cesar sigue pidiéndome perdón.
 
Una vez calmada, le miro , y sus ojos tienen  una amargura increíble, a punto de llorar
 
- ¿ Por qué has hecho eso?- le pregunto
- No quería hacerte daño, pero me dejé llevar por el momento. Me sentí frustrado al no obedecerme. Tenía que controlarte para protegerte y tú no me dejabas.  hacías lo que querías.  Durante todo el día he pasado un infierno. Por un lado deseaba abrazarte, pero por otro,  sentía unos deseos irrefrenables de castigar tu osadía.
- Christian, me has tratado como a una sumisa, y no lo soy.  Soy tu esposa y lo que me has hecho no está bien, no es justo
- Lo sé, lo sé. Pero no he podido evitarlo y,  tienes razón te he castigado con lo más elemental que se castiga a las sumisas principiantas: la negación del orgasmo. Perdóname. No quería hacerte daño, no quería hacerte daño. ¿ Me odias?
.-No Christian, te lo he dicho muchas veces. Eres lo más importante para mi. Yo confío en ti, pero tú también debes hacer lo mismo conmigo. Sé que los dos tenemos que recorrer un largo camino, porque a pesar del gran trecho recorrido, aún nos queda mucho. No puedes castigarme cada vez que yo haga algo sin tu permiso. Procuraré no ser tan egoísta y tenerte al tanto de los pasos que doy, pero tú también tienes que darme más alas. Tengo derecho a equivocarme, porque sólo así aprenderé. Me tienes que dar aire. No quiero una jaula de oro en la que me tengas prisionera. No puedes hacer otra vez lo que acabas de hacerme. Imagínate que yo te lo hiciera...
 


 
-Nena, ¿ vas a dejarme ?
- No Christian no voy a ir a ningún lado. Te quiero y quiero estar contigo ¿ cómo puedo hacer para que lo comprendas?  Han sido dos días muy impactantes y yo he buscado tu consuelo, te he necesitado durante todo el día. Has estado distante ,frio y ahora... ¡ Oh Dios mio !
 
De nuevo la tristeza y la congoja me hacen que llore de nuevo, pero esta vez él llora conmigo.  está totalmente derrumbado por el dolor que me ha producido. Su arrepentimiento sale hasta sus ojos.  Yo me abrazo a él y le beso. Ese contacto entre los  dos, hace que vuelva mi desazón.  La misma que debe sentir él, pero a mi no me da tregua.  Es desgarrador, fuerte, impulsivo y rápido.  Se tumba a mi lado, acaricia mi rostro y decido que mejor trato de dormir.  Lo consigo al poco rato junto con la tremenda frustración que siento.
 
Me despierto sobresaltada, doy la luz de la mesita de noche y veo la hora que es. Son las tres de la mañana.  Estaba en el primer sueño, y mi mente aún no  reacciona  De repente me doy cuenta que lo que me ha despertado es Christian. Está llorando, tiene una pesadilla.
 
- Despierta, despierta Christian, por favor, despierta
 
Le zarandeo fuerte y beso sus lágrimas que se deslizan por sus mejillas. Lloro sin parar, no puedo verle en ese estado. Se que está sufriendo y no puedo ayudarle. No sé qué es lo que sueña qué le produce tanto espanto.  Por fin abre los ojos totalmente desorbitados sin expresión en ellos. Beso su cara y abrazo su cabeza
 
- Christian, Christian, me estás asustando. Despierta por favor, despierta
 
Pongo la mano en su corazón y va a mil por hora.  No sé qué puedo hacer. Lloro, lloro sin parar abrazada a su cuerpo empapado en sudor.  Por fin va serenándose.  Mira a su alrededor, como buscando algo. Su rostro sigue inexpresivo durante unos segundos. De repente se queda mirándome y alza su mano hasta mi cara
 
- Estás aquí, Ana,  estás aquí
 
 
 
Sus manos recorren mi cara y mis brazos, palpando, como para convencerse de que no es sueño, que realmente estoy aquí
- ¿ Dónde voy a estar?, te he dicho que no me iba a ninguna parte
-¡ Oh Ana! mi Ana- y se abraza a mi angustiosamente
 
Tarda un buen rato en tranquilizarse. Yo estoy reclinada sobre su pecho y tengo una de sus manos apretada contra la mia. Con la mano libre acaricia mi cabeza y me besa de vez en cuando.  Ha pasado el tiempo y ninguno de los dos hemos hablado
 
- Christian, ¿ cuál era tu pesadilla ?
- Nada nena, una pesadilla más. Pero ésta era terrible
- Cuéntamela, por favor, cuéntamela.  Acuérdate de lo que hemos hablado hace un rato. Soy tu esposa, para lo bueno y para lo malo. Quiero, debo y debes contármelo
- ¿ De verdad quieres saberlo?
-Si, quiero saberlo.  No soy ninguna niña. He tenido a una ex tuya apuntándome con una pistola, han querido secuestrarme, he conducido un coche a toda velocidad para huir de sabe Dios qué... ¿ Crees que no puedo soportar una pesadilla?
- Me mira con infinita dulzura, pero en su rostro mantiene una expresión triste. Se pone de lado para estar frente a mi, y me dice
- Está bien, voy a contarte lo que he soñado...- Traga saliva, carraspea y pasa su mano por mi frente. Tiene los ojos brillantes como si tuviera fiebre. Lentamente me dice-
He soñado que estabas muerta. Estabas fría, helada. Yo te zarandeaba y no te movías.  ¡ Dios mio, estaba muerta !- Lanza un sollozo que yo trato de calmar de la única manera que sé: abrazándole y besándole.
 
Mi pobre niño desvalido. Tan fuerte aparentemente y tan dependiente de mi. Y recuerdo a ese niño pequeño, cuidando de su madre muerta.  nadie debiera hacer eso a un niño.  A fuerza de abrazos y besos consigo que se calme, que me sonría, y que me bese.  Seguimos en silencio impactados aún por todo lo que esa noche nos ha deparado.
 
El,  en un momento cambia totalmente, radicalmente. Ya no hay rastro de pesadilla y yo me congratulo por ello. Ha vuelto a ser el Christian bromista, cariñoso y juguetón de siempre. Pasa su mano por mi cara y con una dulce sonrisa, me dice
 
- Señora Grey, creo que usted tiene ciertas necesidades. Estoy aquí para complacerla
 
Y en un minuto hace que toque el cielo con las manos, acompañada por él nuevamente.
 
Vámonos a nuestra cama, cariño.  No me gusta dormir aquí- me dice.
 
Me toma en brazos y bajamos hasta nuestra habitación. Con sumo cuidado me mete en la cama y con una pícara sonrisa me dice
 
- Parece que hoy va a dormir bien, señora Grey
- Hum
- Háblame, Ana
-Hum
- ¡ Vaya parece que no está muy parlanchina
- Hum
 
Suelta una risotada y me estrecha contra su pecho, me besa en la frente y me deja dormir.  Yo agotada por todo , me sumerjo rápidamente en un profundo sueño.
 
Cuando me vuelvo a despertar, le veo dormir tranquilo, relajado como si todo hubiera sido producto de mi imaginación y no lo hubiéramos vivido.  La ternura me invade. No quiero tocarle para que no se despierte. Deseo contemplar su cara ahora relajada, lejos de la aterrorizada de hace unas horas.  Suavemente tomo su mano que descansa sobre mi vientre, abrazándome, reteniéndome.
 
 
Como una llamada instintiva a mi contemplación, Christian abre los ojos y me dedica una de esas sonrisas que hace derretir mi corazón
 
- Buenos días, señora Grey ¿ ha dormido bien?
- Buenos días señor Grey. He dormido muy bien
- Dias complicados ¿ eh ? -, me dice mientras acaricia mi cara
- Bueno, algo si... respondo riendo
-Vamos a ver si tenemos hoy un mejor día. Después de hacer el amor a mi mujer, desayunaremos y nos iremos hasta Aspen
- ¿ A Aspen ?
Si.  Te recuerdo que pagaste veinticuatro mil dólares por pasar un fin de semana allí
- Christian, era tu dinero
- ¿ Te apetece? Creo que nos vendrá bien distanciarnos un poco de todo esto. Además
allí será más fácil la protección.
- Cielo, Aspen está muy lejos y se nos irá el día esperando un avión
- No, nena, recuerda que tenemos un jet a nuestra disposición
- ¿ Otra vez vas a usar los efectivos de la compañía?
- Querida, la compañía es nuestra y podemos disponer de sus activos cada vez que lo deseemos.
 
Me abraza y me besa, y pienso que es una magnífica forma de empezar el día.
 
Taylor nos lleva hasta la terminal del aeropuerto y nos deja  al pie de la escalerilla.  Christian me toma de la mano para ayudarme a subir.  Es como si después de lo sucedido en el cuarto rojo, no quisiera perder mi contacto en ningún momento. "Tengo miedo de que te me vayas entre los dedos", me dijo no hace mucho y mi corazón se inunda de ternura
 
- Te voy a dar una sorpresa- me dice mientras ascendemos al avión
 
 
 
A la entrada nos recibe nuevamente Stephan , Natalie   la azafata,  y el copiloto
 
- Gracias Stephan por haberlo preparado con tan poco tiempo- le dice Christian
- Ha sido un placer, señor Grey. Señora Grey...- nos saluda
 
Entramos y,  doy un grito de alegría, al ver que están Kate y Elliot, Mia y Ethan.  Me vuelvo hacia mi marido y me lanzo a su cuello abrazándole
- ¡ Christian ! ¿cómo has hecho esto?
- Me dijiste que echabas de menos a tus amigos, y pensé que sería una buena ocasión para cumplir tus deseos
- Christian, te quiero -, y le doy un beso en los labios
 
El  responde a mi beso con otro aún más profundo. Me pone las manos en las caderas y me dice risueño
 
- Señora Grey, no siga por ese camino, o tendré que llevarla al dormitorio
- No serás capaz
- Nena, no me retes...
 
Y dicho esto me coge en brazos y me lleva hasta  nuestra cabina, ante mis protestas y las risas de nuestros invitados.  Me entra en la cabina y me abraza
 
 
 
- ¿ Estás contenta? - me dice
- Christian ¡ te quiero tanto ! ¿ Cómo lo has podido organizar?
- Mientras dormias envié correos a Elliot y Ethan.  Ahora tenemos que sentarnos. Vamos a despegar
 
Regresamos de nuevo y recibimos los silbidos de los hombres y las risas de las mujeres. Elliot, siempre ocurrente, hace un comentario que me hace sonrojar
 
- Vosotros si que sois rápidos. Ja, ja, ja,
 
 
Nos reímos mientras abrazo a Mia y a Kate y extiendo la mano a Elliot y Ethan. Christian se sienta a mi lado y me da un ligero apretón en la rodilla. Yo le sonrio feliz. ¿ Por qué no serán las cosas así de sencillas ? Miro su  cara y le veo relajado y contento. Yo no me esperaba una sorpresa semejante. Dice que lo preparó mientras dormia, y yo pienso que se le ocurrió la idea en compensación al castigo que me había dado. Verdaderamente le dolía en lo más profundo infringirme el más mínimo daño.



Oimos la voz de la azafata avisándonos de que vamos a despegar. Aparece para recoger las tazas de café que han tomado mientras nosotros llegábamos al avión. Es una mujer joven, bonita y con el cabello castaño.  me extraño de que Christian la contratara por el color del pelo. " las mujeres con el pelo oscuro, me llaman poderosamente la atención, me resultan muy atractivas", había dicho en una ocasión. Al pasar por nuestro lado, dedica a mi marido una cortés sonrisa, que él la devuelve. Creo que se llama Natalie ( me dice él al oído), y como hace siempre me ha leído el pensamiento.
- Ana, no le des más vueltas. Sabes que sólo me gustas tú-.  me lo dice mientras acerca su nariz a mis mejillas, sonriendo.  Yo le doy un pellizco en el muslo. Lanza un ¡ay! bajito pero se ríe ante mis celos.
 
¿Va a ser siempre así..? No hace nada por encandilar a las mujeres, pero es cierto que cada vez que vamos a algún sitio, inmediatamente llama la atención, y las miradas que le dirigen me encienden de celos. Mentalmente les dedico un "es mio"

Elliot y Kate

Christian me mira y me toma una mano acariciando los nudillos . El avión se desliza por la pista. Conoce mis temores ante los despegues y aterrizajes de los aviones, y trata de calmarme. Me mira con sus impenetrables ojos grises, que ahora están radiantes y brillan de felicidad, porque  ve que estoy contenta. 

Mia
 
Ethan
 
 
La conversación es amena.  Elliot es muy ocurrente y nos hace reir a todos. Una vez hemos tomado altura, la azafata nos obsequia con la bebida que cada uno solicita. 
 
Christian le dice a su hermana
 
-  Espero que hayas metido en la maleta botas de senderismo
-¿ No vamos a esquiar?- le pregunto
-Ana, va a ser un poco difícil. Recuerda cariño, que estamos en Agosto. Pero recorreremos los hermosos paisajes montañosos de la zona. 
 
Hemos tomado altura y ya podemos movernos con más libertad. Los hombres forman tertulia y hay momentos en que acercan sus cabezas y cuchichean algo que no se escucha. Supongo que entre Christian y Elliot, están informando a Ethan.  Kate se sienta a mi lado mientras Mia ha ido al servicio
 
  
- Ana ¡ Qué horrible lo de Hyde !- me dice
-Si Kate, fue un momento espantoso.  Por un lado eche mucho de menos a Christian, pero por otro me alegré de que no estuviera. No sé lo que hubiera ocurrido si llega a estar en casa
 
 
- Debió volverse loco- me responde
 
Yo no quiero hablar del tema, pero ella no hace más que insistir en lo mismo.  Christian una de las veces dirige la mirada hacia mi, y debe  intuir lo que Kate recaba como información, porque abandona su asiento y lo hace con nosotras. A la observación de Kate, él responde
 
- ¿ Quieres saber por qué lo hizo?- dice
- Claro que quiero. Se trata de Ana y para mi es mi hermana pequeña
- Pues bien, lo hizo por venganza, porque le despedi.  Intentó agredir a Ana.
- ¿ Y tu familia?- insiste
- Kate. todo viene por Detroit. Es un tipo muy inteligente, pero también frio y calculador, además de vengativo.  Estamos recopilando toda la información que sacamos de su ordenador, y hay cosas muy oscuras en su vida. ¡ Lástima, porque hubiera llegado lejos ! ¿ Sabes que a pesar de  pertenecer a una familia humilde, sacó una beca para estudiar en Princeton?
-Christian, pero hay algo que no me cuadra...
- Déjalo Kate. Todo se andará- hace un gesto señalándome para no seguir con el tema.
 
Kate me mira en ese instante y observa que tengo la cara reclinada en el asiento y en mi rostro hay un gesto de angustia, e inmediatamente desvía la conversación.  Se da cuenta en ese momento, de que la mitad de las cosas, Chistian no  las cuenta a su mujer.
 
Yo no puedo olvidar el último comentario  y le pregunto
 



Jack Hyde

 
 
- ¿ Cuántos años tiene?
- ¿ Quién Hyde?- me responde
- Si
-Tiene treinta y dos.  Es algo mayor que yo. Olvídalo, Ana, no quiero ni que le menciones. Afortunadamente está encarcelado.
-Pero... quizás tenga a alguien que le ayude, algún cómplice. Alguien que tenga algo contra ti, por ejemplo... Elena
- No la demonices, no es ese su estilo- me responde, y observo que a pesar de todo sigue sintiendo respeto por ella. " Espero que no sea otra cosa", repito para mis adentros.
- Ya basta nena.  No nos va a amargar el día, por favor olvídalo- yo no le hago caso e insisto
- ¿ Has hablado con ella, la has visto?
-No, Ana.  Ni la he visto ni he hablado con ella desde mi cumpleaños. Basta, Ana, déjalo ya por favor. No quiero repetírtelo más.
 
Elliot piensa que estamos haciendo manitas al ver que Christian tiene sus manos enlazadas con las mías y hablamos bajito.  Suelta una de sus gracias que hace enfurecer a Christian
 
- Chicos, deberíais ir a la cabina...- yo me pongo roja y Christian tiene que hacer esfuerzos para no soltarle una palabrota, pero él insiste en sus bromas
- Pero si es verdad, no hay más que veros
- Elliot, ya basta
- Pero si te has casado con la primera novia que has tenido...
- ¡ Cómo no voy hacerlo ! ¿ Te has fijado en ella ? Es preciosa y me cautivó en el mismo momento en que la vi
 
Kate se está empezando a poner de mal humor con las bromas pesadas de Elliot, y le dice enfadada
 
-Elliot, so seas gili...
- Haz caso a tu chica, le dice Christian riendo
 
Yo también sonrío una vez pasada la violencia del momento. Es cierto que he sido su primera novia, y ahora su esposa. Porque las sumisas y la señora Robinson no cuentan.  Kate me mira y me guiña un ojo. Está claro que no le ha comentado nada a Elliot, que  no sabe nada de su vida anterior, y yo con los labios la doy las gracias por guardarme el secreto.
 
 
Kate
 
Aterrizamos suavemente y Christian da las gracias a Stephan y al resto de la tripulación
 
- Muchas gracias por todo.  Ha sido un aterrizaje suave, perfecto
- Gracias señor Grey. Espero disfruten de su fin de semana. Nos vemos mañana
- Hasta mañana Stephan y compañía.
 
Taylor está al pie de la escalerilla y el mono volumen al lado.  Sonríe a Christian de forma tensa, quizá espere alguna reclamación, pero se da cuenta que ha sido todo muy improvisado y le da las gracias, lo que tranquiliza al guardaespaldas. Mete el equipaje, mientras nosotros nos acomodamos en el interior. 
 
- ¿ Has estado aquí alguna vez, Ana?- me dice Ethan
- No nunca. La verdad es que he viajado muy poco
- A Kate y a mi nos traían mis padres muy a menudo.  Hace tiempo que no volvía. Es una zona muy agradable
- Ya lo veo. Parece el recreo de los niños ricos- comento. Me cuesta acostumbrarme a mi nueva posición y me siento culpable por ello
- Te acostumbrarás nena, te acostumbrarás- me dice Christian nuevamente adivinando lo que siento.
- Supongo que me enseñarás a esquiar- le digo
- No sé, nena, eres algo patosa y me da miedo te lastimes
- ¿ Que soy patosa? ¿ Por qué dices eso?
- No sé. Quizá porque te vi tropezar con una alfombra en mi despacho
 
Yo me rio recordando la primera vez que nos vimos. No pude tener una presentación más espectacular.
 
- ¿ Desde cuándo tienes esta casa? - le pregunto
- Aproximadamente hace unos dos años. Luego Gia hizo una remodelación. Espero te guste, y no es "tengo", sino "tenemos"
- ¿ Por qué la compraste en Aspen?
- Mis padres también nos traían aquí de pequeños. Me gusta, me trae recuerdos agradables. Aquí aprendí a esquiar. Espero te guste, porque si no te agrada, la vendemos y listo-. Me mira, me sonríe y me coloca un mechón de pelo detrás de la oreja
 
Taylor aminora la marcha hasta parar delante de un suntuosa casa, típica de la zona. Descendemos del coche y Christian me toma en sus brazos y sube conmigo las escaleras, Todos comienzan a aplaudir y yo me muero de la vergüenza. Entra en la  casa conmigo en brazos. Refriega su nariz en mi mejilla y me dice
 
- Bienvenida a su hogar, señora Grey. Dije que te entraría en brazos cuando llegáramos por primera vez a un hogar de nuestra propiedad, y así ha sido, la primera vez que lo hemos visitado después de casarnos.  Espero que pases un buen fin de semana, mi cielo. Lo deseo ardientemente
- Ya lo sé vida, ya lo sé.
 
Aspen
 
Mansión de Christian y Anastasia en Aspen
 
 
TRAILER:
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario